Como valenciano debo comenzar por el gran ilustrado, botánico e incansable viajero... Antonio Cavanilles. Allá por la primavera de 1791, por orden del rey Carlos IV, Cavanilles inició su ciclo de investigación que cerró con la publicación de dos tomos de las Observaciones del Reyno de Valencia en 1795 y 1797. Recomiendo que si alguna vez preparáis una salida o excursión recurráis a lo que él nos describe de cada una de las zonas, ya que viajó por todo "el Reino de Valencia". Aquí os dejo un pequeño fragmento en el que realza el trabajo de la gente en la formación del paisaje y el medio valenciano:
"Si las tierras se consideran solamente con respecto a los frutos que pueden dar mediante el arte y la industria, deben dividirse en huertas y secanos, esto es, en tierras de riego, y en las que solamente le tienen quando llueve. Las huertas presentan jardines perpetuos, que reúnen lo útil y agradable, en donde se suceden las cosechas sin pérdida de tiempo. Para facilitar el tiempo se anivelan las superficies de los campos, haciendo gradas quando es mucha la desigualdad del terreno, y entonces se ven en anfiteatro trigos, cáñamos, maices, y gran número de frutales y moreras..."
En esta primera entrada además de rendir tributo al maestro Cavanilles, queremos reconocer el duro trabajo que durante siglos han desarrollado los agricultores y ganaderos, y mucho más en los tiempos de crisis que corren, ya que siguen siendo los grandes GUARDIANES DE NUESTRO TERRITORIO.
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