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lunes, 26 de marzo de 2012

Canis lupus signatus, "la vieja pelea de siempre"

Ya en las fábulas de Esopo, de donde provienen muchos de nuestros cuentos infantiles, el taimado lobo feroz intentaba, por todos los medios habidos y por haber, comerse a la tierna, dulce e ingenua ovejita. Negro futuro se le auguraba a la especie ovina con tanto bicho malo suelto acechando. Pero, mira tú por donde, el animal que llegó al borde de la extinción fue el lobo y no aquel que llena los bolsillos de unos y los buches de otros.

Tras años de muchos esfuerzos y desvelos públicos y privados, sobre todo privados pues no olvidemos que en este país (como por desgracia en muchos otros) si no patalean hasta la extenuación los mal vistos conservacionistas no se mueve un dedo, se han conseguido recuperar al sur del Duero algunas poblaciones de este lobo nuestro que, mal que les pese a algunos, es un emblema de nuestro país igual que la Alhambra de Granada o el acueducto de Segovia. Y ahora, vuelven a la carga ganaderos y ministros (seguro que algún gestor de coto o cazador también se frota ya las manos) con que deberían permitirnos desde la Unión Europea cazar lobos también en la mitad sur de la península...

                                                                                                ...sin comentarios.

Carmen Flordelís

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