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viernes, 29 de noviembre de 2013

ESPACIO PROTEGIDO, UN PLUS PARA EL TERRITORIO

Hasta no hace mucho tiempo, cuando la administración decidía proteger un espacio natural, los habitantes del entorno se llevaban las manos a la cabeza. Para ellos sólo les suponía restricciones o cambios en sus formas de proceder al explotar los recursos naturales del territorio.
Sin embargo, esta visión se va transformando poco a poco. Además del efecto positivo ambiental, que supone la protección, estos lugares aportan beneficios para la salud y constituyen una nueva fuente de empleo. Esto último, está llevando a cambiar la forma de entenderlos, no podemos olvidar que están ligados a medios rurales, donde las posibilidades de empleo son limitadas.
Para que funcionen como buenos elementos dinamizadores del entorno, hay que potenciar todos los sectores que se dan en el medio rural. Es necesario seguir apoyando actividades como la agricultura o la ganadería, para que funcionen de forma compatible con la conservación del medio natural. Pero, al mismo tiempo, se les tiene que ofrecer alternativas compatibles con la conservación, que contrarresten las restricciones y les permitan tener una buena calidad de vida.
Explotación ganadera de una dehesa
La protección del espacio, independientemente de la categoría que se le dé, es algo similar a una marca de calidad que atrae a visitantes, por ello se les considera como un motor del turismo de la zona. El aumento en el volumen de turistas, crea una necesidad que ante no existía, o que se manifestaba de forma leve. En los últimos años, hemos visto cómo han ido aumentando el número de plazas de alojamiento, los locales tradicionales dedicados a la restauración, negocios para la comercialización de productos artesanales o empresas ligadas al turismo activo y de naturaleza.
Costa Dulce de Orellana

El primer paso, ha sido el dar a conocer a los habitantes del entorno el valor de lo que tienen. Así es más fácil implicarlos en su conservación y que se conviertan en parte activa del desarrollo. En segundo lugar, hay que darse a conocer  a los demás, promocionándose en ferias y eventos, tanto a nivel nacional como internacional. Para conseguir este objetivo, han sido decisivas las labores de comunicación y divulgación que se hacen desde la administración relacionada con el propio espacio, u otras que trabajan en el ámbito del desarrollo rural de estos territorios.
El turismo es una actividad con una marcada estacionalidad, que se ha visto reducida con la puesta en marcha de los programas y estrategias de desarrollo específicos, que ha permitido planificar de forma adecuada la oferta a la demanda de la sociedad. En esta labor de divulgación ha sido muy importante el potencial de las nuevas tecnologías (webs oficiales, portales turísticos o redes sociales), que permiten mantener informado, de forma más actual, al visitante.


Ante este panorama de bondades y posibilidades, no podemos olvidar el fin principal de conservación. Si hoy tenemos algo merecedor de protección, es porque antes lo hemos guardado, por tanto, su explotación siempre tiene que ser de forma sostenible, en caso contrario no tardaríamos en destruirlo.

Maria José Moreno  Gutiérrez

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