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lunes, 19 de mayo de 2014

Los comienzos de un emprendedor siempre son duros... ¿Pero tanto?


Todas las empresas siempre mostramos la parte amable de nuestro trabajo pero hay otra...
EL LADO OSCURO DEL EMPRENDIMIENTO

Cuando supimos que éramos una de las 30 empresas seleccionadas para realizar el itinerario emprendedor del Ayuntamiento de Valencia, nos emocionamos. Supimos que nuestra idea era buena y que merecía una oportunidad. Durante dos meses estuvimos asistiendo a clases para aprender a preparar un Plan de empresa, tan necesario para tener claro cómo será tu negocio. Y nos alegramos mucho cuando supimos que éramos uno de los 10 proyectos ganadores.
Nadie nos dijo todo lo que conllevaba. Igual os ayuda conocer los antecedentes: ¿qué ocurrió antes para llegar a esta situación?
Trabajé durante 4 años en una consultora ambiental. Por cuestiones de salud, en mayo de 2010 pedí una excedencia, que me fue concedida. Pero cuando acabó el plazo de la excedencia, la empresa ya no necesitaba de mis servicios, o eso decía. Así que me quedé en un limbo administrativo, no estaba contratada pero tampoco había sido despedida. Empecé a estudiar oposiciones de profesora de secundaria. En 2011 me presenté en Cataluña y ni siquiera pasé la prueba de idioma, parece ser que en ese momento para los catalanes, el valenciano y el catalán eran diferentes lenguas. En 2012 decidí presentarme en Andalucía, pero el gobierno central pensó que esta comunidad no estaba para tanto gasto y cancelaron las oposiciones poco tiempo antes del examen. Otro fracaso. Ese verano pensé mucho y comencé a forjar una idea: crear una empresa de educación ambiental.
Tenía claro que debía ser original y que el teatro iba a formar parte de las actividades.
En septiembre me concedieron un premio de emprendedores verdes de Bancaja por mi idea. Estaba ilusionada.
Mientras, Alberto había sido despedido de la consultora ambiental y hacía cursos y más cursos. Y yo también. Muchos fueron en el CEMA Ventamina. Le presenté mi idea a Isabel, la directora, y le encantó. Así que en marzo de 2013 empecé mi aventura empresarial. Aunque hasta octubre no existió Calderona Viva como tal. Durante los ocho meses de autónoma las cosas no fueron fáciles, pero en octubre se complicaron mucho más.
Seguro que muchas de las dificultades surgieron de nuestra inexperiencia, pero otras han sido piedras, rocas, que hemos tenido que escalar o esquivar o incluso picar.
Montar la empresa fue una odisea, abrir una cuenta en el banco, algo imposible, tenerlo todo listo para cumplir los plazos exigidos por la beca, complicadísimo.
La beca estaba envenenada. Para cumplir los requisitos tuvimos que darnos de alta de autónomos los dos socios y en enero subieron la cuota. Y ahora, al hacer la declaración de la renta, la beca ha disminuido en casi 800 €. Lo que en un principio pensábamos que nos iba a ayudar a ir más desahogados, nos ha estrangulado más.
Pero seguimos, no íbamos a rendirnos tan fácilmente.
¿Creéis que nuestros únicos problemas han sido administrativos? Suma y sigue.
Parece que realizar rutas en la naturaleza sea algo sencillo. Quedas con la gente, te encuentras con ellos y camináis. Nada más lejos de la realidad burocrática.
Un ejemplo. El Puntal dels Llops no está dentro del Parque Natural, pero al ser un yacimiento arqueológico pertenece conjuntamente al Ayuntamiento de Olocau y al Museo de Prehistoria de Valencia. Pero el camino que sube está dentro de terreno militar. Así que para poder realizar algo tan sencillo como caminar por el monte hasta el Puntal y bajar, necesitamos el permiso de tres instituciones públicas. Con todo lo que eso conlleva, tiempo dedicado, papeleos, disgustos. Parece que lo vamos a conseguir pero nos va a costar suspender una ruta y luchar mucho.
Después de todo esto os estaréis preguntando... ¿Vale la pena?


Si vierais la cara de los niños cuando conocen a Sángana, uno de los personajes de nuestras rutas... Olvidaríais la pregunta y os pondríais a preparar la siguiente.

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