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miércoles, 22 de octubre de 2014

EL DRAGÓN Y LAS CADENAS. La leyenda de Aralar

Como dice un proverbio vasco: “IZENA DUENAK IZANA DU”, es decir, lo que tiene nombre existe, como también existe la leyenda de Teodosio de Goñi, que se sitúa en la parte Navarra del Parque Natural de Aralar, en las faldas de Lekunberri. El protagonista de la leyenda es Teodosio, un caballero navarro que vivió en tiempos del rey Witiza, en el siglo octavo.

Teodosio de Goñi es un personaje a caballo entre la historia y la leyenda. Fue un guerrero vascón, hijo de Miguel de Goñi, señor del Valle de Goñi, hoy de Gesalaz, perteneciente a la merindad de Estella, y propietario de una casa fuerte en lo alto de una colina. Miguel de Goñi era uno de los miembros del Consejo de los Doce que gobernaba el territorio navarro.
Foto: Autor. Bosque de las merindades del Santuario de San Miguel de Aralar

Según la leyenda, volvía Teodosio de Goñi a su casa después de guerrear contra los godos que intentaban dominar Nafarroa, cuando se le apareció un hombre extraño en Erretabidea, camino del valle de Ollo, y le dijo que su mujer, Constanza de Butrón, le traicionaba con un amante. Loco de rabia, Teodosio espoleó su caballo, llegando a su casa ya de noche y subiendo rápidamente al dormitorio. Un rayo de luna entraba por la ventana iluminando la habitación, y el caballero observó que había dos personas en la cama. Creyendo que eran Constanza y su amante, sacó la espada y la clavó en los dos cuerpos de los durmientes, matándolos en el acto.

Foto: Internet. Escena del crimen
Al salir de la habitación, Teodosio se topó con su mujer, que se había despertado al oírle llegar.

—¡Constanza! —exclamó el hombre sorprendido.
—¡Teodosio! ¡Qué alegría! —exclamó Constanza a su vez, abrazándolo.
—Pero..., si tú estás aquí, ¿quiénes son los que duermen en nuestra cama? —inquirió Teodosio sin recuperarse de la sorpresa.
—Tus padres —le informó su mujer—. Han venido a visitarme y les he dado la mejor alcoba de la casa, la nuestra.

Teodosio confesó su horrendo crimen al párroco Juan de Vergara y al obispo de Pamplona, Marcial, quien le ordenó que fuera a Roma como peregrino para solicitar la absolución del Papa Juan VII. Éste le impuso la penitencia de vivir fuera de toda población, llevando una gruesa cadena ceñida al cuello y a la cintura y una cruz de madera a cuestas, hasta el día en que, por el desgaste, la cadena quedara rota.

Vagó Teodosio por los montes de Hayedo, Andía y posteriormente de Aralar durante siete largos años. Un día del año 714, se encontraba en una de las cumbres de esta sierra, próximo, sin saberlo, a la boca de una sima en cuyas profundidades, según los vecinos del lugar, vivía un dragón que mataba personas y ganados fulminándolos con su lengua de fuego. Repentinamente el monstruo surgió de la caverna y Teodosio se encomendó a San Miguel.

Foto: Internet

—¡San Miguel! —gritó al ver avanzar al dragón—. ¡Ayúdame!
Su grito se escuchó en el cielo y Dios dijo al arcángel:
—¡Miguel! Te llaman en la tierra.
—Yo no bajo si no es Contigo —respondió el arcángel.

Foto: Autor.


Bajó, pues, san Miguel con Dios sobre su cabeza y luchó contra el dragón, matándolo. En el mismo instante en que la bestia se desplomaba muerta, se rompió la cadena que ceñía la cintura de Teodosio, y cayó al suelo.

Liberado de su penitencia, Teodosio volvió a Goñi y tras abrazar a su esposa y a su hijo Miguel, regresó posteriormente a la cumbre de Aralar, donde consagró el resto de su vida al culto a San Miguel, construyendo un templo en su honor.

Foto: Autor. Santuario

En agradecimiento por su ayuda, Teodosio de Goñi y su mujer mandaron edificar el santuario de San Miguel in Excelsis, al cual acuden todavía hoy las mujeres estériles que desean tener hijos. En uno de los muros del templo hay un agujero por donde se oyen los ruidos, dicen, del infierno. Es creencia popular que se quitan los dolores de cabeza si se introduce ésta por ese agujero. También existen unas cadenas colgadas en otro de los muros que, siempre según la tradición, son las de Teodosio, y que quitan los males de cabeza y algunas veces hasta los de dientes si se dan tres vueltas a su alrededor.

Foto: Autor. Entrada al Santuario
Foto: Autor. Las cadenas de Teodosio de Goñi
Foto: Autor. Según dicen metiendo la cabeza se van los dolores de cabeza

Históricamente hablando, Los historiadores más antiguos del Reino de Navarra no aluden al suceso de la aparición de San Miguel a Teodosio de Goñi como origen del santuario de Aralar. Este argumento cobra cuerpo en la Edad Moderna. La obra que más enfatiza este origen es la del padre Tomás de Burgui (1774) que aporta detalles minuciosos sobre el suceso. Un siglo más tarde, el novelista Francisco Navarro Villoslada recrea la situación con todo el lujo romántico en su célebre novela “Amaya o los vascos en el siglo octavo”.

En la próxima entrega iremos en busca de minerales, conoceremos la maquinaria que se usaba y disfrutaremos del paisaje en el que sitúa.

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