Antes del amanecer suena el despertador. No es mucha la
distancia que nos separa de Montejo de la Sierra pero queremos estar pronto
para conseguir dos de las autorizaciones que se van a repartir para poder
visitar el Hayedo de Montejo. Nos han dicho que dan pocos pases (unos dicen que
60, otros que 100) y que la gente hace cola desde buena mañana.
Al llegar a Montejo, poco más de las 8 de la mañana,
ocupamos el número 26 de una fila que quizá comenzó a las 7 con unos 6 ºC de
temperatura. Sabemos que los profesionales de la empresa “Senda Viva UTE” no
abrirán las puertas hasta las 9:30. A esas horas, quizá en la fila fuéramos ya
unas 250 personas, en su mayoría familias madrileñas que han decidido pasar un
día del puente del Pilar en uno de los espacios más emblemáticos de su región.
Otros, como nosotros, han llegado de distintas zonas del país.
Comienza el reparto de autorizaciones y conseguimos uno de
los 50 primeros pases. Nuestra ruta comenzará a las 12:30, hasta ahí todo bien,
aunque nos aguardaba una sorpresa en el interior del centro, una nueva
prohibición (debidamente explicada, pero en el interior, tras el frío y la hora
y media de espera): al hayedo no se puede acceder con animales de compañía. En
nuestro caso eso supone volver al apartamento en Puebla de la Sierra para dejar
a “Nico” solo toda la mañana, porque ni nos planteamos seguir su consejo de
dejar a nuestro perro dentro del coche. Pero lo que más nos disgusta no es
tener que hacer unos cuantos kilómetros, lo triste es que se perderá la principal
visita por la que desde Valencia nos hemos desplazado a la “Sierra del Rincón”
de Madrid. Y nosotros, ya lo sabéis los que nos seguís, somos de viajar en
familia, de patear todos juntos.
A las 12:30 estamos puntuales y sin “Nico” en la caseta de
recepción del hayedo. También puntual comienza la ruta guiada por este entorno
protegido, siguiendo la senda junto al río, aunque hacemos una pequeña
variante. Pese a que es cierto que el guía que nos acompaña hace una buena
interpretación del patrimonio natural, esto es importante remarcarlo, la visita
en sí resulta un tanto decepcionante. Veamos por qué: la visita duró 1 hora y
18 minutos y recorrimos 2 kilómetros en total; el paisaje es encantador, la
diversidad biológica interesante y algunos ejemplares de árboles eran
impresionantes; pero si hacemos balance (40 minutos para llegar + 1 hora y 30
minutos en la cola para recoger la preciada autorización + 80 minutos para
devolver a “Nico” = 3 horas y media), creo que la experiencia queda pobre,
simplona, corta.
Panorámica desde el puerto de Puebla de la Sierra |
Pero queremos analizar algo relevante. En un lugar como “la
sierra pobre de Madrid”, donde han hecho falta los recursos para sobrevivir
como se ha podido, que se haya conservado este reducto, es digno de admiración
y, por supuesto, merece todo tipo de cuidados y esfuerzos para su mantenimiento
y protección. Según nos explica el guía, durante el siglo XV el pueblo compró a
un noble de Sepúlveda la finca llamada “El Chaparral”, terreno de hayas y
robles junto al río Jarama (justo en los lindes con la provincia de
Guadalajara). Con averiguaciones posteriores hemos sabido que, décadas más
tarde, el propio Emperador Carlos V dejaría claro que el bosque era de Montejo
frente a un contencioso con los señores de Buitrago.
Queremos mostrar nuestra gratitud y admiración a los
habitantes de Montejo que, ya 500 años antes de que comenzaran las políticas de
conservación, permitieron que podamos disfrutar en el siglo XXI de un espacio
tan singular y que ahora forma parte de la Reserva de la Biosfera de la Sierra
del Rincón, siendo Sitio Natural de Interés Nacional y Zona de Especial
Conservación, formando parte de la Red Natura 2000 de Europa. Son muchos
títulos, ahora muy necesarios, pero el más importante título de protección se
lo dio el propio pueblo de Montejo al darse cuenta del tesoro que poseían.
No se si lo hicisteis pero desde la M-139 que es la carretera que va al hayedo sale la GU-187 que en 74 espectaculares km os llevaria hasta Riaza pasando por el hayedo de Tejera Negra y el pico del Lobo . Un recorrido para recordar y sin duda Niko hubiese disfrutado .
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