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miércoles, 9 de marzo de 2016

La lectura mi pasión, "un naturalista y otras bestias"

Tributo a George Beals Shaller

Cuando era pequeño me encantaba leer (y releer) libros sobre lejanas e inhóspitas regiones del mundo. En la biblioteca de mi casa devoraba, entusiasmado, aquéllos que trataban sobre la fauna y hábitats de regiones como África, América, Asia, Oceanía y el Ártico. Soñaba con ser un  explorador, un expedicionario o un aventurero que recorría vastos desiertos, remotos altiplanos, áridas estepas, ignotos valles de montaña o profundas junglas, en busca de nuevas especies de animales nunca vistos.

Me imaginaba a exploradores como Livingstone, Burton, Speke, Scott, Amundsen, y un largo etcétera,  abriéndose paso por países desconocidos, topándose y tratando con tribus muy diferentes, con unas culturas tan distintas a las suyas, como los masai en Kenia o los inuit en el Ártico. Me preguntaba cómo se debieron sentir al observar por primera vez sobrecogedores parajes de gran belleza como el lago Tanganika y las cascadas Victoria, lugares que hasta ese momento ningún europeo había visto.

Creo que todos ellos compartían una pasión enorme por la belleza del mundo, y es que la naturaleza nos brinda una belleza inconmensurable y salvaje. Sólo hace falta alejarnos de nuestras ciudades y adentrarnos en los bosques y montañas (no están tan lejos de casa como pensamos) para poder contemplarla y deleitarnos con ella. Por ello, pienso que la conservación ambiental es de suma importancia. Esa belleza se la tenemos que dejar también a las futuras generaciones. Sería injusto privarles de ello.

Hace poco llegó a mis manos un libro titulado Un naturalista y otras bestias. Este libro volvió a hacerme soñar. Su autor, George B. Schaller, un grandísimo biólogo que ha dedicado su vida a estudiar y proteger los animales, nos cuenta, a modo de antología, diversas historias y periodos de su vida. Una vida admirable, en la cual ha convivido con numerosos animales en sitios como el Parque Nacional del Serengueti en Tanzania, los volcanes Virunga en Ruanda, las altas montañas del  Himalaya y la selva del Amazonas.


George B. Schaller fotografiado por su esposa en el altiplano tibetano de Chang Tang 
Su vida es un ejemplo de dedicación a la naturaleza, a los animales y  a su conservación. George Schaller es considerado el último gran naturalista del siglo XX. Heredero de exploradores, biólogos y expedicionarios que a lo largo de la historia han ido descubriendo poco a poco nuestro planeta, su vida ha estado dedicada a esa gran pasión por observar y proteger a distintos animales, que en su mayoría sufren un grave peligro de extinción, como el gorila de montaña, el leopardo de las nieves, y el oso panda entre muchos otros.

Durante años convivió con ellos estudiando sus comportamientos y relaciones. Muchas de las especies que estudió eran objeto de mitos que las tachaban de agresivas o peligrosas y, por ello, había que exterminarlas, dándoles caza indiscriminadamente. Schaller desmitificó todas estas creencias y estableció la enorme importancia de conservar tales especies. Se percató de que el origen de los falsos mitos era la incultura humana y también, cómo no, las ganas de lucrarse sin tener en cuenta a la especie, ni el daño que se genera en el planeta al acabar con ella.

Sus estudios empezaron con carácter científico, pretendiendo fundamentalmente la descripción de la realidad, pero poco a poco, adquirieron un carácter más emocional y acabaron siendo una manera de demostrar la importancia de proteger a muchos animales, que hacen de este mundo más bello, más diverso.

Como ejemplo, el caso de los gorilas de montaña, simios tildados de agresivos y matahombres, cuya existencia ha estado siempre acechada por la caza. Durante los dos años que convivió con los gorilas en los volcanes Virunga,  George Schaller estableció estrechos vínculos con un grupo de ellos. En su libro nos describe apasionadamente lo social e inteligente que es este primate, los buenos ratos que pasó observando sus hábitos y costumbres y que, en ningún caso, es el animal peligroso que nos pintan. Después de esa experiencia, durante décadas ha estado luchando incesantemente por su protección.

Lo mismo ha hecho con otras especies, como el jaguar, el cual se encuentra fuertemente amenazado en áreas como la selva de Brasil. La caza furtiva hace mucho daño y este felino está cada vez más amenazado. Aunque teóricamente existen unas leyes que lo protegen, a la hora de la verdad no se toman en serio, y lo único que importa es el dinero que se pueda conseguir de este animal. La excusa: Es un animal muy peligroso, que mata al ganado (como en España con el lobo), cuando en realidad las cifras de ataques al ganado son ridículas. El jaguar aporta riqueza y equilibrio al ecosistema, y ayuda a mantener la integridad estructural de los sistemas forestales mediante el control de los niveles de población de sus presas.

Varios libros de George B. Schaller
George B. Schaller, aún con 83 años, sigue luchando por estas causas que apasionadamente lo han guiado durante toda su vida. 

Quiero acabar este tributo con un pensamiento que resume su planteamiento acerca de la conservación ambiental:
"Puedes hacer la mejor ciencia del mundo, pero no será realmente importante si no hay emoción en ella. La conservación del medio ambiente está basada en la emoción, viene desde el corazón y uno nunca debería olvidarlo".

Ignacio Botella Espacio

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