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sábado, 17 de diciembre de 2016

"LA CATEDRAL" PR-147



Panorámica de un tramo de escaleras que se adentra en el barranco.

Dicen de muchas rutas que son "la Catedral", haciendo referencia sin duda alguna a la monumentalidad de un recorrido esculpido en piedra que a modo de símil destaca sobre las demás construcciones religiosas. Pero, igual que sucede con los "Barranc del Infern" o "Cova fosca", unas merecen el apelativo más que otras, Con esta guisa nos decidimos a comprobarlo.

Ficha PR-147 - Itinerario - Puntos de interés - mapa - desnivel

Benimaurell, Fleix y Campell, entre todos La Vall de Laguart. Alrededor de 1500 almas que moran en la montaña.

La cosa promete, nos decimos ya antes de llegar, pues la carretera de acceso habla sobre lo recóndito del enclave, lo que hace prever un buen estado de conservación como en casi todo lugar inaccesible.

Los mejores bosques, el patrimonio histórico más antiguo, las tradiciones más arraigadas suelen perdurar en aquellos sitios que rezan: "gracias al aislamiento de la zona..., debido al abrupto terreno..., etc.". Y este caso no es distinto.

Higuera singular de porte monumental.

Gracias a la configuración del terreno, aquí permaneció el último reducto morisco antes de su expulsión definitiva. Según cuenta la historia, a poco que profundices, ante la presión cristiana, los moriscos fueron retrocediendo acomodándose en un valle que se convirtió prácticamente en un gueto que a modo de isla sobrevivía entre el territorio reconquistado.
El aumento exponencial de la población obligó a buscar nuevos terrenos de cultivo en lugares insospechados.

La escarpada orografía, desde las elevadas cimas hasta los profundos barrancos, ahora nos deleita con su profundo paisaje pero en su día supuso un gran obstáculo para la supervivencia de aquellos que buscaban el sustento en la agricultura, pues escaso era el terreno llano y fértil.
Comenzó entonces el asedio a la montaña, la roturación de unas laderas que se lanzan en picado sobre el río y que hoy en día siguen cortando la respiración.

Paso excavado en la roca.

Se nos antoja ridícula cualquier queja actual sobre las condiciones laborales al contemplar la cruda dureza del trabajo que tuvieron que realizar para arrancar la roca, moldearla y disponerla con tanto arte que cientos de años después siguiesen conformando los peculiares abancalamientos que hoy admiramos. Bancales que además sustentarían a sus familias con cosechas inciertas condicionadas a los avatares atmosféricos.

Tramo de escaleras que recorre las montañas a media ladera.

Este es el origen del monumento, de "la Catedral". La pura necesidad de la subsistencia.
Pues el reto no terminaba en el acondicionamiento de los campos, ahora además había que plantar, cuidar y cosechar los frutos, salvando distancia y desniveles que harían temblar a una cabra. Se fueron configurando así, hace tanto, los escalones que ahora pisamos en nuestro tiempo de ocio. Con las mismas piedras extraídas de la roca madre de la montaña. Y, ya no por propia comodidad, piénsenlo bien.
Imagínense a ese labrador "primitivo" volviendo a casa con una mula. Colgadas del lomo dos pesadas alforjas con el pan de sus hijos. Hombre y animal ascienden obstinados por el pedregoso sendero. Un simple resbalón y en el mejor de los casos el équido o el hombre quedarán lesionados por un tiempo, pero en el trágico caso de despeñarse podía suponer la ruina familiar.

Así fue como se moldearon estas montañas a las cuales tildamos de "Catedral". Una obra magna de la lucha entre el hombre y la piedra.

Lavadero histórico de Fleix.

La historia y los pensamientos nos abordan desde que salimos de Fleix por el sendero que llevaba a su lavadero, ahora restaurado. Mientras analizamos la flora compuesta por árboles tan singulares como manzanos silvestres, fresnos de flor, enormes carrascas, higueras colosales o laderas tapizadas de palmitos.

Cientos de palmitos en una ladera de solana.

Atravesamos los lechos secos de ríos y barrancos, cruzamos el túnel por el que el camino atraviesa la montaña.
Conocemos los cultivos de vid, olivos y cerezos. Bebemos de sus fuentes.
Analizamos la vinculación entre su economía y el territorio y estudiamos recursos para desarrollarla y potenciarla.
Sí, subimos o bajamos cada uno de los peldaños de la serpenteante escalinata. Bueno, los que se conservan, pues cuántos de ellos habrán desaparecido bajo miles de pisadas.
Y, nos mezclamos con sus gentes. Con esas pequeñas unidades de información que almacenan y transmiten como nada.
Nos cuentan sobre la atracción turística que supone el senderismo, la crudeza de los inviernos, las ventajas e inconvenientes del aislamiento. Nos muestran de su pasado íbero joyas de valor incalculable. Hasta nos invitaron a degustar una infusión de las plantas aromáticas y medicinales de sus montes.

Fuente con abrevadero labrado en piedra.

Pero, esto es frágil. No solo la concienciación es suficiente. Es necesario actuar, crear, producir y poner en valor este enorme recurso. Recordemos que para conservar hay que querer y para querer hay que conocer.

Por eso seguiremos trabajando, desde Interpreta Natura, creando recursos sostenibles de cara al desarrollo local y ahí lanzo varias ideas:
- ¿Rutas teatralizadas?
- ¿Retiros espirituales?
- ¿Jornadas gastronómicas?
- ¿Observación astronómica?

Sea como sea les insto. Vayan, disfruten, paseen por sus caminos y senderos, gocen del patrimonio, ¡Pero!, pero háganse también el café en su bar, compren el pan en su horno, saboreen sus productos autóctonos y hasta, si pueden, hagan noche en sus alojamientos y así, y solo así, los auténticos custodios de este legado seguirán velando por este tesoro que, recomiendo encarecidamente, deben visitar, pues bien merece el nombre de "La Catedral".

Merienda en "familia"

Jose L. Alemany Che
INTERPRETA NATURA


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