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domingo, 19 de marzo de 2017

EL COMERCIO DE LA NIEVE

Otro de los rasgos que convierte la Teixera y su entorno en un lugar con un gran valor no solo ambiental sino también cultural son las Cavas,  construcciones tradicionales para el almacenamiento de la nieve y cuyo uso se remonta a no hace tanto tiempo. 

Cerca de la Teixera se encuentra la Cava Gran o Arquejada que es todo un sello de identidad de la Sierra de Mariola y  ha sido recientemente  rehabilitada .

El consumo de nieve se populariza en España a partir del siglo XVI. La costumbre de beber frío, refrescar y mantener alimentos, junto con las propiedades medicinales, exigieron de una compleja organización: desde la recogida y almacenaje de la nieve, pasando por su transporte y distribución, crearon una red comercial que a lo largo de más de cuatro siglos abasteció de nieve a pueblos y ciudades, una actividad industrial de aprovechamiento del bosque y la montaña.
La ubicación de estos depósitos, se realizó en las laderas menos soleadas, donde la permanencia de la nieve en el suelo, o tiempo de innovación, favoreciera su recolección, al objeto de almacenarla hasta su comercialización en la época estival. Son varios los autores que coinciden al señalar un considerable recrudecimiento del clima, con tiempo frío y húmedo, entre mediados del siglo XVI y hasta principios del XIX , que ha venido llamándose “pequeña edad de hielo”.


Cava Gran o Arquejada

Existían depósitos de construcción mucho más sencilla, denominados “ventisquers”, tapados con ramas y otros de construcción más compleja, las casas, neveras, cavas o pozos, en el cual se distingue una excavación en el terreno que en la mayoría de los casos aprovecha parte de una ladera sobre la cual se construyó un muro de mampostería de planta circular que emplea los materiales producto de la excavación y otros traídos de canteras, como los sillares que forman los dinteles y jambas de las puertas, los arcos de algunas bóvedas. etcétera . En el exterior, sobre la ladera con mayor pendiente se levantaba un muro, a modo de contrafuerte, por donde es frecuente localizar algún túnel de ingreso al interior del pozo. Los muros exteriores del pozo, los construidos sobre el cilindro, adoptan forma circular en el noventa por ciento de los casos, y en otros la poligonal. La mampostería de la obra exterior aparece trabada con mortero y las ventanas e ingresos practicados al interior del pozo son en algún caso construidos con sillares y ladrillos. Estas construcciones eran tapadas con tejados o cúpulas de piedra para evitar la incidencia de rayos solares.
Cabe señalar, los edificios anexos o viviendas que se encontraban junto a los pozos o cavas, estos tendrían la funcionalidad de albergue para los trabajadores durante la recolección y para el guarda encargado del suministro de nieve a los arrieros y abastecedores durante el verano. Además de guardar en su interior herramientas. En la Sierra Mariola junto a las cuatro cavas de Agres, existió hasta 1975 un edificio de grandes proporciones denominado la “Casa de l’Habitació”.

                            Cava de" l'Habitació"
En el siglo XIX e inicios del XX, las principales capitales y núcleos de población conocen las primeras fábricas de hielo, y desde aquel momento la nieve de las montañas abastecerá únicamente a los municipios próximos, donde aún era rentable su utilización. La nueva industria frigorífica, consolidada totalmente hacia 1920-30, provocará el abandono de los pozos y neveras, y supondrá el fin de una genuina actividad tradicional de nuestras montañas y la desaparición de los últimos "nevaters".
Durante el invierno, con la llegada de las primeras nieves, los jornaleros acudían a los pozos para proceder a su llenado. En algunos municipios el pregonero anunciaba el requerimiento de mano de obra.
 Los trabajos de recolección estaban dirigidos por un capataz, y se formaban dos grupos o cuadrillas de hombres: los que recogían y transportaban la nieve del ventisquero, mediante palas, azadones y capazos de esparto, y los que permanecían en el interior del pozo, comprimiendo la nieve que los primeros arrojaban por las bocas superiores, mediante unos mazos de madera denominados “pilons”. Estos iban girando alrededor, golpeando la nieve al ritmo de unas cancioncillas de las cuales aún se conserva alguna, si bien son letrillas populares que igualmente se solían cantar en diferentes labores agrícolas. Llevaban el calzado y las piernas envueltas en sacos y eran regularmente sustituidos, a fin de evitar congelaciones en los pies. 



Cuando se agotaba la nieve del distrito asignado al pozo o ventisquero, debía transportarse mediante caballerías desde puntos más distantes. Los porteadores recibían por cada capazo o porte el precio estipulado, pero en otras ocasiones iban a jornal. Para los que aportaban caballerías era algo superior. A medida que era llenado el pozo se disponía la nieve en tongadas, entre las que intercalaban capas horizontales de paja o capullo de arroz, al igual que se aislaba la nieve del contacto con la pared del pozo. En algunas zonas, al no disponerse de otros aislantes, se utilizaban matorrales y ramas de pino. En las labores de llenado de pozos de grandes dimensiones, llegaban a emplearse más de cuarenta jornaleros, que aportarían a su modesta economía unos bue nos ingresos, y se necesitaban varios días y diferentes nevadas.
Llenado el pozo o pozos se procedía a tapar y cerrar las puertas, y al cuidado de él o de varios quedaba un guarda o empleado que habitaba en la casa cercana o inmediata al pozo, generalmente dedicado a labores de pastoreo, etcétera.
Llegada la época estival, hacían su aparición los arrieros, que debían transportar la nieve a los pueblos. Para la extracción de la nieve (muy compacta y convertida en hielo ) se procedía desde el interior del pozo a “picar la neu”, sacarla al exterior mediante capazos atados a una cuerda , que pasaba por la polea situada sobre la puerta, e introducirla en unas cajas o moldes de madera, que al comprimirla le daban forma de bloque y se sacaba lo que se conocía como “pà de gel” que pesaba entra 60 y 70 arrobas.
                                                                Cava del Teix
·      Bibliografía: revistahistoriamoderna.ua.es/article/view/...alicante...comercio-de-la-nieve.../pdf


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