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sábado, 18 de noviembre de 2017

Pueblos, gentes y leyendas

Tella-Sin agrupa a un total de 311 habitantes, los cuales se agrupan en los siguientes lugares y aldeas: Badaín, Hospital de Tella, Lafortunada, Revilla, Salinas de Sin, Sin y Tella. En las inmediaciones del pueblo de Tella se encuentra la ermita de San Juan y San Pablo. Esta ermita fué consagrada en el año 1019. Poco antes de llegar al pueblo podremos contemplar uno de los escasos restos megalíticos de Sobrarbe. Nos estamos refiriendo al dolmen de Tella. Otras ermitas que se pueden visitar son las de las Fajanillas (siglo XII) y la de la Virgen de la Peña, también del mismo siglo.


     Al pueblo de Lafortunada en sus orígenes se le conocía como La Infortunada, tal y como lo recogió Lucas Mallada en su día en uno de sus viajes por estas tierras. La posada inicial que aquí se ubicaba se fué convirtiendo progresivamente en poblado a raíz de la construcción de una central por parte de Iberduero.
     Pegado al anterior núcleo se encuentra Badaín, donde se puede contemplar un santuario románico-gótico del siglo XI. El resto del edificio y su torre datan del siglo XVI.
     A mediados del siglo XIX en el lugar de Revilla vivian 141 personas. Su iglesia parroquial está dedicada a San Félix. Revilla tuvo importancia en el pasado por sus yacimientos de plomo y plata, pertenecientes a la sociedad minera de los valles de Puértolas, Gistaín y Bielsa.
     El lugar de Sin contaba en el siglo XV con 15 fuegos. A mediados del siglo XIX, Madoz señalaba unos 300 habitantes. Antaño, junto con Serveto y Señes, llegaron a formar una Comuna. En Sin existen dos antiguas casas señoriales: El Torrero y Ruché, ambas del siglo XVI.






TELLA. La Cueva de Silván. 

Parece ser que Silván fué un habitante mítico de una cueva ubicada en las proximidades de Tella. Hoy en día, esta cueva todavía es conocida con este mismo nombre o con el de Cueva de lo Silván. Parece ser que se encuentra en un lugar inaccesible, sobre una pared vertical de roca caliza. Cuentan que Silván era una persona más que corpulenta, un gigante; de pelos largos, barbudo, muy fuerte y a la vez ágil. Se dedicaba a robar a los pastores los corderos más tiernos del rebaño; a los caminantes, se venían de alguna feria próxima, les robaba el dinero o el animal que hubieran adquirido en aquella. Una vez conseguido el botín de su fechoría, corría hacia su guarida. Otras veces era perseguido por sus victimas y se refugiaba en su inaccesible cueva. Para acceder a la misma, Silván tenía clavada sobre la roca unas estacas de madera a modo de escaleras. Debido a la gran distancia que estaban colocadas las estacas entre sí, resultaba imposible que una persona normal pudiera desplazarse sobre ellas. Sólo una persona de gran envergadura y a la vez ágil era capaz de subir y bajar por ellas. Por este motivo, nunca ninguno de sus perseguidores logró capturarle.



Aparte del dinero y de los animales que gustaba usurpar Silván, las mujeres era también su punto débil. Espiaba a las mujeres que transitaban los caminos y a las que guardaban rebaños en el monte. En más de una ocasión llegó a raptar a alguna de ellas y nada más se supo de las mismas. En una ocasión raptó a una mujer conocida como Marieta. Mientras esta peinaba al gigante, Silván quedó profundamente dormido. Fue este momento cuando Marieta aprovechó para escapar. No aclara la leyenda como consiguió salvar Marieta las estacas de madera. Sólo cuenta que cuando Silván despertó, vió Marieta correr por una senda que se adentraba en el bosque.

La leche también traía de cabeza a Silván. Solía beberse los cuencos de leche cuando los pastores estaban ordeñando. Los aldeanos conocedores de esta debilidad, dejaron un día en un prado frecuentado por Silván un cubo de leche envenenada. Silván al verlo y guiado por su gula no dudó en beberse la leche y poco después murió. Termina esta leyenda diciendo que en la cueva de Silván quedaron grandes tesoros, en los cuáles aún piensan las gentes de la zona.


LAS BRUJAS

La existencia de leyendas y creencias en torno a la brujería es muy común en la gran mayoría de estos pueblos, sobretodo aquí en Tella. Ademas del ya citado Silván, mitad mago mitad gigante, siempre se ha referido a este pueblo lugar de "bruixas". Al mismo tiempo, Tella se convirtió en el epicentro de una reducida zona geográfica - que abarcaba todos los pueblos de la zona de Escuaín - donde la brujería y su práctica tuvieron gran arraigo. No es nada raro escuchar historias de brujería en cualquiera de estos pueblos.

Merece la pena citar aquella en la que cuenta cómo, tras un desprendimiento de rocas procedentes de la ladera de la montaña, una enorme piedra bloqueó por completo el camino que conducía a Tella. Los hombres del pueblo se reunieron para ir a sacar dicha roca, también fué avisado un vecino del cual se sospechaba que era algo "brujón". Se comprometió él sólo a sacar la roca, pero con dos condiciones: iría él solo y, si la quitaba del camino, nunca más volverían a llamarle para ningún otro asunto vecinal. El resto de vecinos aceptaron las condiciones. Al día siguiente algunos de ellos fueron a comprobar si la roca todavía seguía obstruyendo el camino. Se quedaron alucinados cuando vieron que la roca ya no estaba y aún más cuando vieron que la roca estaba en la ladera superior del camino en vez de hacerla rodar cara abajo.

En la actualidad podemos visitar un museo dedicado a la brujería instalado en una casa recuperada de Tella (planta superior de la oficina de información del Parque Nacional), donde podremos contemplar una reproducción de Silván así como otra de una reproducción brujeril completa provista de cuervos, un buho real, una siniestra bruja al lado de su caldero de pócimas sobre el fuego de una típica chimenea, etc. Del mismo modo podremos ver expuesto un ejemplar del libro "San Ciprián", también llamado "Libro Verde" o "Libré". En este libro se recogen gran cantidad de recetas, pócimas y remedios contra infinidad de dolencias, males y desgracias, para los cuales se necesitaban ingredientes tan extravagantes como pelos de verga de lobo. Hasta no hace muchos años, cualquier persona que estuviera en posesión de alguno de estos libros era sospechoso de ser brujo. También se decía que cuando alguien intentaba deshacerse del libro echándolo al fuego, este saltaba fuera de las llamas.

1 comentario:

  1. Es importante la labor de rescate del patrimonio inmaterial: cuentos, leyendas, historias, usos y costumbres de cada pueblo, que se van perdiendo con el tiempo y no queda registro con la despoblación y el abandono y son un elemento fundamental para entender el territorio, su evolución y estado

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