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miércoles, 7 de marzo de 2018

El agua de Mariola

La sierra de Mariola ha estado habitada durante muchísimos años por personas de distintas épocas, desde el hallado poblado Ibero de Mariola (900 A.c), la época Musulmana y hasta la actualidad.
Todos los pobladores quedaron enamorados de esta sierra, una de las razones principales de dicho romance es el agua.
La sierra de Mariola cuenta con un gran cantidad de nacimientos de agua, lo que le da a el bosque esa vitalidad, tan difícil de conseguir en el clima Mediterráneo y que tanto admiran los botánicos y personas en general.
De hecho si nos acercamos al nacimiento del río Vinalopó, nos daremos cuenta de que el paisaje es similar al de una selva tropical debido al alto porcentaje de humedad.
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Tramo del río Vinalopó
Esta cantidad de nacimientos, otorgó a los antiguos pobladores una motivación por dominar el curso de agua, y como los romanos hicieron con los acueductos, en este caso los árabes ingeniaron un entramado de surcos en el suelo que posibilitaba el riego y el suministro de agua para todas las zonas de su territorio.
Así nacieron las acequias, un legado que a día de hoy se sigue usando en muchísimos campos de cultivo en toda España, especialmente en la Com. Valenciana.
y también numerosas balsas que se usaban como suministro de agua, pero hoy en día se usa para darse un chapuzón en los días más calurosos de verano.

También es el caso del Molí Mató una de las muchas fuentes que riegan la S. de Mariola. 
Molí Mató
Es una muestra de la función creadora de vida que nos ofrece el agua, ya que en la periferia de este nacimiento existe un relicto de especies endémicas relacionadas con la umbría y la humedad, tales como Gagea wilczekii, Anagall d' aigua, Reboulia hemisphaerica .

Cuando escribo acerca de el agua de Mariola, me vienen a la mente unas sabias palabras de mi abuela.
Ella es habitante de Banyeres de Mariola desde la niñez, ella viene todos los Domingos a visitarnos a nuestra casa y siempre trae consigo unas cuantas garrafas de agua de una fuente llamada “La Font del Sapo”. Esta agua, según mi  abuela, es capaz de eliminar las piedras de los riñones. La verdad que no he hecho la prueba y no puedo garantizar que eso sea cierto, lo que sí que puedo asegurar, es que cada Domingo, cuando bebo del vaso con el agua de la Font del Sapo, puedo diferenciar ese sabor, ese sabor que procede del corazón de la montaña en la que durante miles de años ha nutrido a personas, vegetales y animales, y que actualmente mientras lees  este post, sigue fluyendo de ella un caudaloso emanamiento de agua con el fin de hidratar a todo aquel que lo necesite.

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