El frío de Mariola

A quien no le apetece un granizado de horchata en un caluroso día de verano?

A quien no le gusta disponer de alimentos frescos y bien conservados en la nevera?

Hace 98 años, una serie de científicos patentaron un invento que transformaría la forma de vida de millones de personas en todo el mundo, hace casi cien años salió a la luz la primera nevera para uso doméstico.

Muchas veces, al convivir con estas tecnologías que tan cómoda nos hacen la vida, nos olvidamos de que el refrigerador es un invento relativamente moderno y que durante muchísimos años, nuestros antepasados han vivido con grandes desafíos que, afortunadamente supieron superarlos.

El conservar y transportar hielo en un caluroso día de verano en el Mediterráneo parece algo imposible, pero estas gentes nos muestran una vez más que la astucia y el ingenio de las personas no tiene límites.

La cava arquejada
 S. de Mariola.

¿Como supieron almacenar la nieve?

Si has paseado por la montaña o por tu pueblo unos días después de que haya nevado, te darás cuenta de que la mayoría de la nieve que aún no se ha derretido se encuentra en zonas de umbría, es decir, en lugares que no da el sol en ningún momento del día y con ello, el derretimiento se produce más lentamente.

Nuestros antepasados sí se fijaron en este detalle, y gracias a esta observación lograron comprender cómo podían almacenar el hielo en pleno verano sin que se derrita.

Por eso, los antiguos habitantes de la Sierra de Mariola construyeron pozos de gran profundidad y amplaria, llamadas “cavas”. Estas cavas se sitúan en lo alto de las montañas más elevadas de esta sierra, al estar a tanta altitud el frío se mantiene durante mucho más tiempo.

Después de hacer el gran hoyo en el suelo, construían una especie de cúpula, que en la actualidad solo quedan las vigas de esta, pero antiguamente dicha cúpula quedaba sellada con piedra, con lo que estaba completamente aislada de los rayos del sol.

Nevateros almacenando y prensando
el hielo.

Los días de invierno que nevaba, los trabajadores de la nieve se ponían manos a la obra y recogían toda la nieve de los alrededores para almacenarla en la nevera, una vez amontonada, los trabajadores bajaban al interior de la nevera y se disponían a prensarla para que la nieve compacte y se convierta en hielo.

¿Cómo transportaban el hielo sin que se derritiese?

Teniendo en cuenta que la mayor demanda de hielo era en verano, nos preguntamos cómo hacían estos hábiles trabajadores para transportar el hielo sin fundirse...

La respuesta es simple, lo hacían de noche. Los neveteros cargaban los bloques de hielo a lomos de animales, generalmente el mulo, y se disponían a bajar de la montaña en la oscuridad de la noche, procurando darse prisa, para evitar que los rayos del sol calentaran la zona para así evitar su deshielo y con ello la pérdida de salario, ya que por cada gota derretida de este helado producto, suponía un poco menos de dinero que llevarse al bolsillo.

Sorprendentemente, desde el puerto de Alicante se exportaba hielo hasta Ibiza y el Norte de África.

Nevateros transportando hielo con la ayuda
de las fieles mulas de carga.

¿Que usos tenía el hielo?

Uno de los usos más importantes de la nieve era el uso terapéutico.

Numerosos son los libros escritos por médicos de la edad media y moderna que hablan sobre el uso terapéutico del frío, como por ejemplo para rebajar la fiebre, como calmante en casos de congestiones cerebrales, meningitis, anti-inflamatorio, esguinces, para detener emorrágias, etc...

También se usaba para mantener los alimentos conservados en neveras propias de cada casa y también para producir helados.