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sábado, 17 de marzo de 2018

Teoría de la involución

Teoría de la involución

El hombre primitivo ya hacía uso de multitud de elementos naturales para 
sobrevivir y mejorar sus condiciones de vida salvaje. Su cuadrupedia y afiladas
garras no bastaban para luchar contra el medio en el que se desarrolló, y optó
por utilizar herramientas sencillas para sus quehaceres cotidianos. Es por ello
que el hombre moderno ha encontrado muchos vestigios de esa época que tan 
lejana nos parece. Herramientas tales como rocas, que afilaba al darle forma 
con otras rocas. También el uso de lanzas y palos, hojas y raíces para 
alimentarse y desarrollar las tareas de forma ergonómica.

En este punto, empezó a mejorar estas herramientas y el arte de fabricarlas,
permitiendo a su descendencia vivir más cómodamente, aprendiendo y 
mejorando a su vez estas técnicas de supervivencia, creando la cultura.

También hacían uso de refugios y barreras protectoras naturales que más 
tarde aprendieron a modificar y adaptar a sus condiciones permitiendo una 
especialización mayor en el rasgo más característico de la especie humana: 
La inteligencia.

Para aquel momento el hombre primitivo ya no necesitaba garras, pelaje 
y cuatro patas. Había evolucionado, y ahora se asentaba en territorios 
modificando sus características a beneficio propio. Así los clanes dejaron
de ser clanes y para cuando la última glaciación acabó, nacieron las 
primeras civilizaciones e imperios y con ellos el homo sapiens.

Aunque este ser, más evolucionado e inteligente, con tantas técnicas y 
avances, con tanto bagaje cultural y tantos elementos en su favor pueda
parecer el más apto de todos los seres, lo curioso es que mucho se 
habló y satirizó en su momento de su viabilidad dando lugar a la teoría
de la desevolución o involución.

Esta graciosa teoría parte de la premisa de que la desnaturalización total
del ser humano generará un efecto negativo en su evolución, volviendo a 
su estado original de homínido no desarrollado. Aunque parezca una 
locura, habría que pensar fríamente si esto ya está ocurriendo, pudiendo 
ver un afán por el humo de destrozar el medio con agresivas e 
ineficaces técnicas industriales o políticas injustas con los ecosistemas 
naturales.

Por ello sí hay una regresión de calidad del medio, observada en
muchos aspectos del ecosistema mediterráneo y generando 
empobrecimiento de la zona, tanto a nivel paisajístico como funcional, 
o elementos de protección vitales para algunas tradiciones como la 
agricultura. Hay multitud de ejemplos tan sólo a nivel nacional como la
pérdida de captación hidrológica del territorio, la aridez, el cambio 
brusco de clima, extinción de especies autóctonas y la introducción 
de exóticas invasoras. Parte del sistema que vamos a analizar 
en esta serie de entradas fue demolido en los años sesenta para la
construcción de un paseo (¿Para ver qué?) que produjo grandes 
dificultades económicas, sociales y culturales a su alrededor. 
Estamos hablando por supuesto de las dunas litorales de l’Albufera.
Poseen características únicas propias de zonas litorales y de costa 
que estudiaremos en las siguientes entradas, junto a su función protectora
y cómo han afectado la poblaciones colindantes a su deterioro.

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