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domingo, 29 de noviembre de 2020

CARBONEROS EN IZARRAITZ

 


CARBONEROS DE IZARRAITZ


"Txondorra". Foto Javier Hermoso de Mendoza


El carbón vegetal fue el elemento necesario que permitió al hombre entrar en la Edad del Hierro. Fueron los hititas, en Oriente Próximo, los que perfeccionaron la siderurgia y comenzaron a trabajar el hierro, mineral muy abundante en la tierra, pero difícil de trabajar, cuya fundición exigía temperaturas muy elevadas que sólo se podían obtener con el carbón vegetal.

Esta asociación del carbón vegetal y el hierro, utilizado en las antiguas ferrerías en proporción de tres de mineral y cinco de carbón, obligó al cierre de importantes fundiciones mediterráneas cuando se agotó el arbolado de los montes próximos y éstos quedaron esquilmados para siempre. Aquí nos quedan vestigios de esa época, los casi agotados encinares y las hayas trasmochos, que iban cortando sus ramas en un ciclo de 15 años, asegurando su supervivencia.

Hayas trasmochos por el carboneo. J. R. Alonso Garmendia


El de carbonero era un duro trabajo que ocupaba todo el año: durante el invierno, cortar los árboles y trocear la madera; después, preparar el suelo en el que se iba a levantar la carbonera, y de abril a octubre elaborar el carbón en el monte.


Eran meses y meses sin apenas bajar al pueblo (una persona se encargaba de acarrear provisiones), alimentados a base de pan, patatas con grasa de tocino a la mañana y a la noche, y alubias a mediodía. De ración, tocino y huevos. Algunos tenían vino, y había gente que prestaba su ayuda a cambio de algún trago.


Para atender la carbonera durante el tiempo que duraba su cocción, dirigirla y evitar que al menor descuido ardiera y se perdiera el trabajo de varios meses, pasaban semanas junto a ella en unas cabañas que las cubrían con césped.




Dormían dentro de ellas sobre un camastro construido con horquillas y ramas para elevarlo del suelo y aislarlo de la humedad.

La cocción de una carbonera de 4.000 kilos dura unos 12 días, y puede durar un mes la de 40.000 kilos, alcanzando ésta los 4 metros de altura y los 14 de diámetro.

Fotos J. R. Alonso Garmendia y 3 digitala


Cualquier madera es apta para elaborar carbón. El mejor es el de encina (conserva más calorías si la leña no está totalmente seca), el de haya es más flojo, y el peor es el de roble.


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