CARBONEROS DE IZARRAITZ
"Txondorra". Foto Javier Hermoso de Mendoza |
Esta asociación del carbón vegetal y el hierro, utilizado en las antiguas ferrerías en proporción de tres de mineral y cinco de carbón, obligó al cierre de importantes fundiciones mediterráneas cuando se agotó el arbolado de los montes próximos y éstos quedaron esquilmados para siempre. Aquí nos quedan vestigios de esa época, los casi agotados encinares y las hayas trasmochos, que iban cortando sus ramas en un ciclo de 15 años, asegurando su supervivencia.
Hayas trasmochos por el carboneo. J. R. Alonso Garmendia |
El de carbonero era un duro trabajo que ocupaba todo el año: durante el invierno, cortar los árboles y trocear la madera; después, preparar el suelo en el que se iba a levantar la carbonera, y de abril a octubre elaborar el carbón en el monte.
Para atender la carbonera durante el tiempo que duraba su cocción, dirigirla y evitar que al menor descuido ardiera y se perdiera el trabajo de varios meses, pasaban semanas junto a ella en unas cabañas que las cubrían con césped.
Dormían dentro de ellas sobre un camastro construido con horquillas y ramas para elevarlo del suelo y aislarlo de la humedad.
La cocción de una carbonera de 4.000 kilos dura unos 12 días, y puede durar un mes la de 40.000 kilos, alcanzando ésta los 4 metros de altura y los 14 de diámetro.
Fotos J. R. Alonso Garmendia y 3 digitala |
Cualquier madera es apta para elaborar carbón. El mejor es el de encina (conserva más calorías si la leña no está totalmente seca), el de haya es más flojo, y el peor es el de roble.
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