Las cuevas del turco y el barranco del lobo.
Las cuevas del turco están
situadas a poco más de medio kilómetro del núcleo urbano bajando por el Parque
de La Fuente y a unos 200 metros después de pasar la depuradora. Fueron creadas
en la época de Al-Ándalus entre los años 711 y 716 por la población árabe que
fundó el pueblo como alquería musulmana. Existen otras cuevas similares en
Bocairent y Ontinyent
Son un conjunto de entre 15 y 20
covachas excavadas en la pared a gran altura de forma que su acceso es
prácticamente imposible sin los medios necesarios. Las investigaciones
realizadas por desvelan que estas cuevas pudieron ser construidas con la
finalidad de defensa en caso de emergencia grave.
Su estrecha entrada (casi
ventanas) se curva en los primeros metros hacia un lado de forma que a
cualquier observador externo le es imposible saber si hay alguien dentro de
ellas. Su acceso se hacía mediante cuerdas que, una vez recogidas,
imposibilitaban subir a cualquiera ya que la más baja estaba a más de 10 metros
desde la base de la pared.
En caso de Guerra los habitantes
podían recurrir a las cuevas y permanecer escondidos durante días sin que nadie
percibiese su presencia. Algunas de las cuevas están comunicadas pero debido al
paso del tiempo y la erosión es imposible saber cuáles de las cuevas fueron
creadas con pasos que permitían acceder de una a otra o en cuales la pared o el
techo se ha derrumbado por desgaste.
Son similares a las de Bocairent
o las del Pou Clar de Ontinyent.
Chella es un término de gran
interés arqueológico, y es bien conocido gracias a las exploraciones e
investigaciones. En la zona del barranco del Lobo existen una serie de covachas
(la Alta de las Conchas, la de la Peña Gorda, la de la Bellota, y la de Vicente
Vaello) en las que se ha recogido sílex y cerámicas que muestran una larga
ocupación humana, desde el Mesolítico hasta los comienzos de la Edad de los
Metales. De los tiempos del Eneolítico, se conocen restos en unas covachas.
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