Los amigos del blog se están animando a enviarnos experiencias... en este caso es Gerardo Vila quién después de un viaje a ese lugar paradisiaco de Costa Rica nos cuenta y nos hace reflexionar:
"El turismo sostenible, que genera
intereses entre diferentes tipos de empresarios, tiene como fin
acercar al visitante, interesado en la naturaleza, a los espacios
naturales y proporcionarles una experiencia de contacto esta, de
forma sostenible (bajo impacto al medio ambiente y cultura local y
contribución al desarrollo económico local).
En mi humilde opinión, la educación y concienciación social es
la mejor forma de buscar la sostenibilidad, pues se consigue, por un
lado, que el que acude al espacio natural, esté dispuesto a pagar
por ello (pernoctar en un refugio de montaña no es precisamente
barato) y además exige de alguna forma, esa sostenibilidad al gestor
del espacio (no se suele recomendar o visitar un lugar cuando se es
consciente de que está masificado o descuidado).
Tiempo atrás, alguien me dijo que el que daña al monte, es el
acude al monte. En ese caso, hacía alusión a un incendio
intencionado que seguramente perseguía fines cinegéticos. Lo que
está claro, es que el visitante (o habitante) de un espacio natural
es el objetivo del gestor del espacio, en la medida de que son los
que llevarán al éxito o al fracaso gran parte de su política de
gestión, pues si un espacio no es atractivo para el visitante,
pierde un valor de uso muy importante, casi me atrevería a decir que
se descompensa la sostenibilidad, pues pasaría a ser un espacio
protegido por su falta de interés.
El visitante, debe ser consciente del valor de lo que está
visitando y si la oferta turística no está a la altura, como en
todo negocio, su peor enemigo es una mala publicidad. Por eso, creo
que la Carta Europea de Turismo Sostenible se basa en una necesidad
del visitante-cliente de acceder a un turismo a la altura de sus
expectativas, orientado a perpetuar el valor de lo que se visita, de
hecho en mi opinión, muchos de nosotros nos acercamos a la
naturaleza para reencontrarnos con el origen, también, de la esencia
del bien y del mal (de alguna forma eso es lo que mueve a los
ecologistas más puristas). En la naturaleza, podemos desconectar de
un mundo cotidiano en el que tendemos a contaminar y degradar el
medio ambiente y nos da la oportunidad, de forma directa, de
resarcirnos del daño indirecto que provocamos a diario (limpiar la
conciencia).
Los clientes-objetivo de este tipo de turismo, son principalmente
gente concienciada que busca tener una experiencia con ese sentido
(sostenibilidad).
Personalmente, cuando visito la naturaleza, obtengo sensaciones
más intensas y puras que en mi día a día, eso es lo que me mueve a
visitarla. Contemplar un fiordo esculpido por la fuerza de un glaciar
en Noruega, los restos de una erupción volcánica en Lanzarote, la
verticalidad de un acantilado en Irlanda o sentir el miedo a lo
desconocido al caminar de noche por la selva de Costa Rica... Son
vivencias dificilmente comparables y que me sobrecogen haciéndome
sentir el elemento más insignificante de lo que me rodea.
Despertar el interés del visitante es fundamental para
garantizar los intereses del espacio natural y fomentar el
turismo sostenible.
Como curiosidad, os dejo una foto de un panel explicativo ubicado
en la Reserva biológica Bosque Nuboso de Monteverde (Costa Rica) que
tiene una incorrección (os animo a encontrarla). Al detectarla, se
lo comenté a un empleado de la reserva, que contactó con un
investigador de anfibios estadounidense, que supongo que también
tiene competencias en la gestión. Cogió un monumental enfado y es
que, los pequeños detalles marcan grandes diferencias."
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