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martes, 19 de noviembre de 2013

El vigilante de la salud de nuestras playas Mediterráneas. Chorlitejo Patinegro

Chorlitejo Patinegro (Charadrius alexandrinus), frailecillo blanco, chorlo nevado, pollito de mar.



Esta pequeña ave limícola es un auténtico bio-indicador de la salud de nuestras playas. Son sin duda auténticos vigilantes de la salud de nuestras playas con su mera presencia, ya que indican cierto grado de naturalización de ciertas playas, que contienen, aunque sea mínimamente ciertas condiciones naturales para que el chorlitejo patinegro pueda desarrollar por completo su ciclo biológico. Los políticos miden la salud de nuestras playas mediterráneas mediante “banderas azules o negras”, personalmente considero que el mejor indicador de la salud de una playa es la presencia del Chorlitejo patinegro.

Un momento mágico que aprendí a apreciar junto a mi padre en aquellos madrugones en una playa valenciana, era aquellos soberbios y sublimes amaneceres en el Mare Nostrum, de una belleza indescriptible que siempre llega al alma del más duro de los observadores. Llamaban mi atención en aquellas mañanas entre dos luces, unas avecillas vivaces que correteaban incansables en la orilla y desafiaban la llegada de las olas a la playa en un incesante correteo en busca de invertebrados escondidos entre la arena y las algas traídas por el mar. Los pescadores de conchas faenaban a pocos metros de la orilla, tras una noche de pesca le daban un aspecto bucólico a aquellos amaneceres de una infancia de curioso aprendiz tenaz e incipiente naturalista.

Son muchas y curiosas las anécdotas que acontecen a lo largo de nuestra infancia, concretamente meditaba y recordaba cuando era un chaval de unos 9 años, en unas vacaciones en un camping playero y más tarde una casa de costera de familia a orillas del Mediterráneo, un curioso comportamiento defensivo de los padres chorlitejos. Una maravillosa mañana andaba al amanecer, acariciado por la brisa marina, recorriendo la zona batida por las olas analizando los restos y animalillos dejados por el oleaje nocturno, al llegar a la desembocadura de un arroyo, junto a unas raquíticas dunas con algo de vegetación marítima, piedrecillas, detritus vegetales y arena, mucha arena, de repente ante mí un avecilla que piaba y parecía tener el ala fracturada, dando saltitos intentaba en vano levantar el vuelo, corría e intentaba, de nuevo levantar el vuelo, ahora el otro ala, desconcertado intenté capturarla sin éxito. Mi impulso fue cogerla para intentar ayudarla, cómo buen amante de los animales desde mi infancia, pensando que de no capturarla yo, cualquier otro chaval con otras intenciones, más lógicas en estas edades de atávico instinto depredador, o bien un perro o un gato acabarían por dar muerte al avecilla “herida”. Pero, para mí frustración y tras una persecución de más de doscientos metros, el ave con un pitido que parecía un adiós, levantó con perfecto vuelo de regreso hacia la zona donde la encontré. Reconozco que fue confusa la actitud de ave para mí, tras consultar una guía de aves ibéricas de mi abuelo, pude conocer al ave y la razón de este comportamiento del chorlitejo.

Ciertamente todos conocemos este curioso comportamiento defensivo que ponen en funcionamiento los padres chorlitejos para atraer sobre sí la atención de un posible depredador, alejándolo de esta forma del lugar donde se encuentra el nido o los polluelos. Si, ciertamente los adultos fingen estar heridos, se mueven torpemente, llegan a arrastrar el ala y sin duda resulta muy convincente para cualquier depredador, ya sea animal o humano.

Los chorlitejos patinegros son para muchos naturalistas unas aves interesantes, inteligentes y sin duda unos héroes de la supervivencia ante la presión y la destrucción del hombre del litoral español. Pensemos que los abnegados padres chorlitejos deben sacar adelante, si el ser humano no lo destruye antes, hasta dos polladas anuales, en unas condiciones dificilísimas, en pleno verano en unas playas a veces atiborradas de bañistas y sombrillas. Otro año más, por curiosidad, en una zona donde crían, tres parejas de los simpáticos chorlitejos calculé una media de una sombrilla cada cinco metros cuadrados de playa en los primeros ocho metros desde la orilla y en un tramo de unos 250 metros, ciertamente en la hora punta para los veraneantes. Afortunadamente, los limícolos han aprendido a adaptar su comportamiento a esta situación y se alimentan básicamente a primera hora de la mañana y menos a última hora de la tarde, cuando hay menos personas en la playa. Lo que sin duda les convierte en unos auténticos supervivientes, en un litoral literalmente machacado por las construcciones humanas, infraestructuras playeras y atiborrado de personas en los meses del estío. Sin embargo, en un tramo que conozco desde hace más de tres décadas, en los últimos 10 años y en un tramo de un kilómetro y medio en un área densamente humanizada, con pocos tramos de dunas y vegetación marítima ha pasado de una población de 15 parejas a las 6  actuales, es decir un descenso de más del 50%.

A pesar de que encontramos chorlitejos patinegros en América, Asia, África y Europa. En nuestro continente a pesar de estar presente en las costas atlánticas de Dinamarca o Francia, sus principales poblaciones se encuentran en el Mar Negro y en nuestra Península Ibérica. Es nuestro país donde se concentra las mejores poblaciones europeas distribuyéndose en alguna localidad de Castilla-La Mancha y la costa Atlántica gallega, presente también en Canarias y Baleares, sin embargo, es en las comunidades de Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucía donde el ave está más ampliamente distribuida por el litoral. Aunque se desconocen las cifras totales del descenso poblacional de la especie los estudios realizados por la SEO/BirdLife cifraban en 1.997 en 5.000-6.000 parejas pasó en el año 2.007 de 4.322-4.645 parejas, realmente no se sabe con exactitud si las estimaciones se deben a mejores prospecciones o a un acusado descenso poblacional, lo que es indudable que en algunas zonas los descensos por molestias humanas han producido importantes mermas poblacionales.

Para los que no conocéis a esta pequeña y simpática ave limícola, este interesante habitante de muchas de nuestras playas, marismas y lagunas, especialmente costeras. Su nombre científico es Charadrius alexandrinus.  Es un ave de pequeño tamaño, unos 15 centímetros de altura, unos 40 gramos de peso y una envergadura alar de apenas 34 centímetros.

Su rasgo característico por el que recibe su curioso apellido, es el tono oscuro de sus patas, casi negras. No presenta el llamativo diseño facial característico de su congéneres de la península ibérica, el Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) de unos 18 c.m.s. Y el Chorlitejo chico (Charadrius dubius) de unos quince centímetros. El píleo, es decir la parte superior de la cabeza, es rojizo, la frente blanca y una ceja negra, el collar negro no se cierra en torno al cuello. En vuelo se puede observar una patente franja alar.

Es notoria y destacable, que es casi general a todas las aves limícolas, su capacidad para el vuelo en una trayectoria lineal a gran velocidad, su enorme capacidad de maniobra, espectacular si tenemos en cuenta que su cola es mínima, utilizando únicamente las alas para realizar increíbles maniobras aéreas. A pesar de que los chorlitejos tienen unas patas relativamente cortas, si los comparamos proporcionalmente con otros limícolos, pueden vadear sin dificultad aguas someras e incluso nadar perfectamente.

La dieta de estas avecillas se compone de crustáceos, moluscos, dípteros, larvas, anélidos terrestres y marinos, algo de materia vegetal, pulgas de arena y en ocasiones pequeños pececillos. Capturan sobre todo estas presas en las playas, en la zona batida por las olas y mayormente en las charcas someras que se forman al bajar la marea. Es sin duda espectacular y auténticamente curioso ver las rapidísimas carreras que emprenden las aves, en su incesante búsqueda de alimento, hacia las áreas secas cuando bate la ola sobre la playa, y una vez que esta se retira, el ave vuelve en una velocísima carrera a la zona mojada a alimentarse de los animalillos traídos por el agua, una y otra vez…. Los cúmulos de algas son especialmente atractivos para los chorlitejos, pues allí pululan numerosos invertebrados, por ello no deben ser estas nunca retiradas, las algas no son basura son nutrientes marinos.

He comentado la curiosísima y característica técnica defensiva del chorlitejo, que despertó mi curiosidad infantil, esa en la que el ave adulta se finge herida para atraer sobre sí la atención de un potencial depredador, ya sea humano o animal, y de esta forma sorprendentemente efectiva alejarlos del nido y especialmente de los vulnerables polluelos. Pero sin duda, el arma defensiva más eficiente de defensa del chorlitejo patinegro es el mimetismo de su plumaje, totalmente críptico y difícil de distinguir entre la arena. La conocemos que la mayor parte de las aves que viven en el suelo, procurar imitar en la coloración de su plumaje los tonos cromáticos dominantes, el pasar inadvertido es sin duda alguna la mejor técnica de defensa ante todo posible depredador. Pero es muchísimo más necesaria esta inadvertilidad en el caso de la puesta, de los huevos y los polluelos nidífugos, dado que no pueden huir ante la proximidad o ante un inminente peligro. Por todo ello, resulta tremendamente espectacular el diseño y los colores de las cáscaras de los huevos que parecen piedrecillas y los pollos son idénticos al color de la arena, ambos totalmente miméticos. Una asombrosa y eficaz adaptación de un ave que cría directamente en el suelo y no oculta el nido.

El periodo reproductor de los chorlitejos patinegros arranca generalmente en la península a finales de abril y más frecuentemente a principios de mayo y puede prolongarse hasta bien entrado el mes de septiembre, dado que suelen criar dos polladas y excepcionalmente hasta tres. Lógicamente la climatología y la latitud de reproducción varían estas fechas.

El hábitat de cría suele ser el área situada tras el primer cordón de dunas de la playa, a veces delante de ellos o en grandes arenales llanos. Criando directamente sobre el suelo arenoso, si aportar soporte alguno a los huevos, aunque con una gran preferencia por zonas con guijarros, piedrecillas, fragmentos de conchas, detritus vegetales y otros elementos que contribuyan al camuflaje del nido. Sin embargo, he podido observar nidos en zonas limosas y de barro en depresiones que forman las huellas de caballos, hombres u otros animales. Aunque el 90% de los nidos de los chorlitejos nidifican en playas de arena litorales, también pueden criar en lechos de ríos secos, lagunas endorreicas, salinas y excepcionalmente en cultivos.

Los chorlitejos ponen generalmente de 3 a 4 huevos, en dos puestas anuales e incuban esta ambos adultos durante 24 días, los polluelos se mantienen en la zona próxima al nido hasta 25 días y a pesar de ser polluelos nidífugos muestran cierta querencia al entorno del nido, aunque dependiendo de las condiciones y molestias pueden permanecer habitualmente en el lugar de nidificación o sus proximidades más inmediatas, siendo muy veloces a pesar de su pequeño tamaño, doy fe de ello, cuando intentaba anillar polluelos hace años, primero era difícil su localización y tarea difícil la captura, aunque lo más difícil era distinguirlos entre los arenales cuando se quedaban inmóviles.

A pesar de ser unos desconocidos para los veraneantes de nuestras playas, las gentes de costa que los conocen los dan diversos nombres, en la comunidad valenciana se les conoce cómo “corriols”, quizá por esas veloces y locas carreras que realizan en la búsqueda de alimento estas adorables avecillas, hermosas y simpáticas sin duda, que comparten muy a su pesar nuestras bellísimas playas del Mediterráneo.

Las amenazas para los chorlitejos patinegros son las mismas que para toda la fauna ligada al ecosistema de las playas. En primer lugar la urbanización e infraestructuras en nuestras playas, la masificación de ciertos sectores; pero el declive poblacional directo viene marcado sin duda por la destrucción de las playas, la “limpieza” con maquinaria pesada y en última instancia la depredación de huevos y pollos por ratones, ratas, gatos, perros, córvidos o gaviotas y por supuesto, la destrucción directa de nidos y pollos por el hombre y las molestias ocasionadas por el ser humano en las zonas sensibles de nidificación.

Son muchas las medidas que se han realizado y se realizan para preservar los chorlitejos, garantía de buen estado de salud de las playas, la principal medida es preservar las costas en general y la concienciación de los ciudadanos que acuden a las playas. Una de las medidas directas es la delimitación y balizamiento de las zonas de cría para evitar el pisoteo por humanos, animales, maquinaria de limpieza de playas y limitar el acceso de motos, quads y vehículos de todo terreno. Aunque en algunas zonas se han arbitrado medidas muy efectivas, cómo es la limitación de acceso a turistas en algunas zonas de especial densidad de nidos,  con óptimos resultados en Murcia, Castellón, Ibiza, la Albufera de Valencia y los Aiguamolls de L´Empordá en Gerona. Sin duda la demarcación y balizamiento de estas zonas de cría, que a veces se realiza, no evita una elevada mortalidad de pollos o destrucción de puestas, dado que sería necesario que estas medidas viniesen acompañadas por una vigilancia que podrían realizar guardas particulares de campo o guardapescas marítimos habilitados y que por su formación, profesionalidad y preparación pueden suplir en algunos puntos las necesidades de protección y vigilancia, con autoridad suficiente dado que son colaboradores de la Guardia Civil.

Un ejemplo brillante del éxito de la protección por limitación del acceso de visitantes fue el realizado en el año 2.008 en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, concretamente en una playa de las Islas Cíes, la limitación del acceso de visitantes para la recuperación de la vegetación costera se vio recompensada y por primera vez varias parejas de chorlitejos patinegros colonizaron estas tranquilas playas de las bellísimas islas Cíes.

Para un amante de la naturaleza curioso, un paseo por la playa puede ser un recital de etología, que nos dan los chorlitejos habitantes de nuestras costas arenosas. Ciertamente los seres humanos no somos conscientes del embrujo de nuestras playas, de la belleza de esas playas mediterráneas, por ello las hemos atiborrado de construcciones, de estructuras artificiales y lo más triste de residuos de todo tipo, algunos de ellos tóxicos, aunque sin duda lo más evidente son los restos inorgánicos de manufactura humana que llenan las playas y que incesantemente trae el mar contaminado, por muy tenaces que seamos en limpiar las playas. Sería posible la convivencia de los seres humanos con estos otros habitantes de nuestras playas, estoy total, completa y absolutamente convencido que SI es posible. Sin embargo los seres humanos somos egoístas, exclusivistas y no pensamos lo mismo. Incluso las administraciones no se cansan de promulgar leyes que autorizan destruir impunemente nuestro litoral, algunos los últimos rincones bien conservados, pero es nuestro deber conservar y proteger nuestra increíble costa mediterránea. El viejo Mare Nostrum, cuna de nuestra sociedad occidental, inspiración de poetas, lugar de leyendas, formidables hechos históricos y campo de aprendizaje de científicos y naturalistas, nuestro mar no se merece el trato que le damos.

De nosotros depende amigos: nuestras costas, nuestros mares y nuestra biodiversidad…

1 comentario:

  1. En la playa de levante de Premià de Mar se vieron Chorlitejo Negro hasta el 2009, desgraciadamente hace años que no veo ninguno. Si el Chorlitejo pequeño. Pese a que hay una estrecha franja protegida por cuerdas los perros y la gente, en las festividades estivales, invaden este espacio y lo destruyen todo. Lástima

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