No
es difícil encontrar defensores medioambientales, algunos son
mundialmente conocidos y los podemos conocer mediante programas
televisivas o incluso publicidad mediática.
En
este trabajo tenia la intención de encontrar alguien que me
sensibilizara y además no fuera un personaje demasiado conocido.
Mi
curiosidad por la vida esquimal y los problemas del ártico dieron
con una activista como Caroline Cannon.
Caroline
Cannon, nació y creció en una comunidad Inupiat de Point Hope,
Alaska, una remota aldea en las orillas del Mar de Chukchi de menos
de 700 personas ubicado a 200 kilómetros al norte del Círculo Polar
Ártico.
La comunidad Inupiat se caracteriza por su unidad como colectivo, todos juntos para sobrevivir y mantener a sus familias. Los ancianos de la aldea enseñan a todos en la comunidad a cuidar unos de otros y respetar la tierra y el mar. Alimentados por estos valores a los niños se les enseña a temprana edad para cuidarse en común y respetar el entorno natural que les proporciona alimentos, ropa y refugio.
En
Point Hope, el océano permanece congelado hasta seis meses al año.
Dependen de la biodiversidad de la región, tales como ballenas, osos
polares, peces y aves migratorias. Viven de manera sostenible de
estos recursos marinos, como sus antepasados lo han hecho durante
miles de años.
El
cambio climático está volviendo accesibles los recursos naturales
del Artico, El hielo hoy cubre la mitad de superficie oceánica que
en 1999, lo que permite llegar a recursos que por milenios fueron
inaccesibles. Entre los cuales está el 22% del petróleo y gas sin
descubrir del mundo, estima el U.S. Geological Survey. La región, de
14,5 millones de kilómetros cuadrados, que abarca partes de EE.UU.,
Canadá, Groenlandia, Islandia, Noruega, Finlandia, Suecia y Rusia,
alberga además yacimientos de oro, plata, cobre, zinc.
Esta
carrera por la riqueza no tiene sentimientos, no entiende de culturas
minoritarias como la de los Inupiats, este capitalismo feroz se
convierte en el depredador de recursos que ponen en peligro la vida
en nuestro planeta.
Caroline
Cannon se convirtió en la cara y voz de la comunidad Inupiat al
liderar una demanda federal desafiando el plan de desarrollo de
petróleo y gas en alta mar 2007-2012. Su participación en el juicio
fue determinante para la sentencia que en 2009, un tribunal federal
dictaminó que los contratos de arrendamiento de petróleo y gas no
tuvieron en cuenta los impactos significativos en el medio marino de
la región, ordenando la paralización de los mismos.
Durante
todo el litigio contra la prisa para perforar en los mares árticos.
Viajó a través de Alaska y Washington, DC asistiendo a cientos de
reuniones, conferencias y cumbres federales, acerca de lo que está
en juego y compartió su profundo conocimiento tradicional del medio
ambiente marino del Ártico, incluidos los patrones de migración de
ballenas, hábitat de la morsa y la dinámica de movimientos del
casquete polar en la región.
Ella
fue el detonante para que cientos de científicos apelaron al
presidente Obama para detener la perforación en el Ártico hasta que
los expertos pueden estudiar los impactos de la explotación de
petróleo propuesto en los ecosistemas marinos de la región y de las
comunidades nativas.
Además
de haber servido como presidenta de la aldea natal también lo es de
la junta de la Asociación Maniilaq, una organización de salud cuyas
clínicas proporcionan la tan necesaria atención médica en ausencia
de hospitales locales.
Caroline Cannon fue galardonada con el Premio Goldman 2012, que honra a los activistas de base que trabajan hacia metas ambientales en todo el mundo. Su mensaje sigue sonando con fuerza, a miles de kilómetros de su casa de Alaska. "Que sólo se nos reconozca por lo que somos", dio. "Yo llevo el mensaje en mi corazón por que sé que cuando sigo lo que se ha inculcado en mi, no puede ir mal".
Por: Manuel Sancho Galdón
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