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domingo, 24 de mayo de 2015

Ordesa, un siglo de protección. Parte 4

Entre las grandes manifestaciones de la naturaleza, no conozco nada comparable a un desfiladero estrecho y variable, por el que se oye el estruendo de un torrente del que se puede beber. Las cascadas se escalonan; las rocas poseen el color rojizo de la fruta madura; se puede respirar el sano aroma de un bosque de coníferas. ¡Otros tendrán el honor de cantar la belleza de los precipicios que se tornan de bronce al atardecer, o las nieves perpetuas azuladas por la luna!. Por mi parte prefiero la suave sinfonía de las hojas cuando se agitan al silbido del viento en las crestas y me siento invadido por un extraño sentimiento divino que me emociona cuando acampo en pleno claro, sentado sobre un viejo tronco ante los chisporroteos de unas brasas, en medio de paredes fantásticas y bajo un cielo bien brillante...
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                Lucien Briet



Llegamos al aparcamiento de San Úrbez (ereta Biés)  Accedemos al puente de San úrbez. El río Bellós transcurre espeso y verdoso por un desfiladero de piedra. 










El camino continúa por una pista forestal,sorteando un escarpe rocoso y nos conduce hasta la ermita de San Úrbez, una ermita rupestre creada aprovechando la oquedad de la pared calcárea.  Se accede a ella por una escalera.

 Existe un panel con pinturas esquemáticas que se encuentra en el exterior de la cavidad edificada debajo de la ermita y sobre la roca caliza a dos o tres metros del actual suelo que se excavó para construir la pista. Contiene una composición geometrizante de color rojo que integra dos cuadros redondeados y una línea curvada, con un apéndice en su parte superior, que queda cortado por un desconchado. Mide 10cm de larga y 9 cm de ancho. Casi no se aprecian.


Historia de la ermita
La Ermita de San Úrbez se cree que el origen es del siglo VIII, originada por la acción de las aguas subterráneas.
  San Úrbez, nació en Burdeos, en el año 702 y desde su juventud, como consecuencia de una guerra, fue llevado prisionero a España, donde acabó siendo esclavo de los moros. Tras conseguir su liberación, regresa por mar a su patria llevando reliquias de San Justo y San Pastor, cuyas memorias veneraba muy en particular. Ambos habían sido víctimas del martirio en Alcalá de Henares y San Úrbez se había desplazado allí en busca de sus restos con el fin de salvarlos de las profanaciones de los sarracenos. Regresa a Burdeos y se encuentra con su madre Asteria que también había sido esclava. Permanece con ella hasta que decide consagrarse a la vida contemplativa como un anacoreta. Abandona todo conservando únicamente las reliquias que guardaba y se dirige a los Pirineos. Agotado por el viaje, se detiene en Sercué. Pueblo habitado entonces por ricos propietarios que habían llegado hasta allí desde los llanos del Ebro expulsados por la invasión musulmana. Le ofrecieron trabajo como pastor. Primero se instaló en los pastos de Góriz, más tarde pasó a Vió. Fue en esta época cuando descubrió a los pies del Sastral (Sestrales) bajo las bordas de Aso, la cueva que ahora conocemos y a donde llegan los vecinos para recomendarse a él en cuatro romerías al año.
Sastral (Sestrales) desde Vió
Pasada la ermita encontraremos la fuente de San Úrbez y el desvío para hacer "El circuito del agua" o circuito de San úrbez que regresa al aparcamiento.

 Pero nosotros continuaremos avanzando atravesando estratos cada vez más antiguos con paredes de colores ocres y grises.

 El río Bellós discurre en este tramo más apacible entre pequeñas pozas y cascadas hasta llegar al puente de Sangons donde termina la pista forestal y empieza el sendero de montaña que recorre el cañón.
A nuestro paso, si estamos atentos y sabemos mirar, podremos observar entre la exuberante vegetación  y roquedos, algún reptil como el lución, culebra de esculapio, víbora áspid, lagartos ocelados....
Lución (Anguis fragilis)


En el Parque, están presentes una gran cantidad de reptiles, desde los más extendidos por la Península Ibérica hasta los endemismos propios de una gran cordillera como son los Pirineos. Los sectores más meridionales y de menor altitud acaparan la mayor diversidad de especies. 
La principal amenaza de los reptiles es la transformación de su hábitat y los factores derivados de la actividad humana. 


Lagarto ocelado (Timon  lepidus)







Culebra de esculapio (Zamenis longissimus)
Los    anfibios están representados por un urodelo: el tritón pirenaico (Calotriton asper) y cinco anuros: sapo común, sapo partero, rana verde o común, rana bermeja y rana pirenaica.
La rana pirenaica (Rana pyrenaica) y el tritón pirenaico son endemismos de la cordillera y la rana se distribuye sólo desde el eje del río Cinca hasta los primeros valles navarros en ambas vertientes. 
Como alguna de sus parientes más septentrionales, tiene la facultad de congelarse durante el invierno ayudándose de una combinación de azúcares y proteínas que genera en su organismo. 
Los anfibios están viéndose amenazados a nivel mundial por las nuevas enfermedades como el hongo (Batrachochytrium dendrobatidis)
La rana pirenaica es un vertebrado endémico de distribución muy restrictiva incluido en el catálogo de En Peligro según la Lista Roja de la UICN, Vulnerable en el Atlas y Libo Rojo de anfibios y reptiles de España, Sensible a la alteración de su hábitat según el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón y Vulnerable en el Libro de Especies en Régimen de Protección Especial.
Los principales problemas a los que se enfrentan los anfibios son: la canalización y entubado de muchos manantiales en cabecera por la creciente urbanización del Medio Natural, la contaminación de charcas y arroyos con productos químicos, la destrucción o abandono de numerosos puntos de agua que sustentaban las economías rurales y la introducción de especies alóctonas en el medio acuático. 
Rana pirenaica


Tritón pirenaico

Tritón en el agua


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