Yo soy el mirlo capiblanco, un ave de complexión muy parecida a la de mi primo el mirlo común solo que luzco una franja blanquita entre mi pico y la parte superior de mi pecho que me hace bastante más llamativo, más “molón”, diría yo.
Realmente soy de la familia de los tordos, solo que somos migradores. Venimos desde diversos puntos del centro y norte de Europa a zonas más al sur, incluso al norte de África, pero es en algunos lugares de la península ibérica donde encontramos muchos de nosotros ideales para pasar el invierno. Algunos amigos repetimos nuestras vacaciones de invierno en el paraje de la Sierra del Maigmó, ya que nos gustan las zonas de montaña y permanecemos en el junto a los zorzales y mirlos hasta que a eso de marzo o abril nos volvemos al norte para criar.
Mirlo capiblanco arriba y zorzal charlo debajo
Entre las amenazas que nos acechan encontramos la caza ilegal que sufrimos en ocasiones, la presión humana que tampoco llevamos bien, pues somos una especie bastante tímida y esquiva. También, como a todas las aves y fauna en general, el impacto de los incendios forestales es muy negativo, y en nuestro día a día destacaría los ataques de aves depredadoras como el halcón peregrino o el azor, que nos obliga a ir con mil ojos especialmente en los puntos de agua que frecuentamos a diario, ya que se ha corrido la voz de que estas grandes aves acechan a zorzales y palomos ya que saben de nuestro gusto por beber agua fresca a diario.
Bibliografia:
www.seo.org
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