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miércoles, 17 de noviembre de 2021

Rinconcitos Interconectados

La comarca de La Siberia tiene una gran diversidad de ecosistemas,  ya que cuenta con una buena representación de bosque y matorral mediterráneos con algunas influencias de tipo continental, pero también cuenta con llanuras de cultivos de secano y regadío, roquedos, dehesas, bosques de galería, turberas, pinares, eucaliptares y otros paisajes forestales y agrarios transformados por el hombre para sus usos y aprovechamientos tradicionales.

La diversidad y belleza de los paisajes de la comarca son uno de los elementos más relevantes del territorio, ejerciendo una influencia en aspectos culturales, ecológicos, medioambiental, social y económico. 

Dentro de la reserva se distinguen siete grandes unidades ambientales según el conjunto de seres vivos existentes y las características del lugar:

Roquedo: es muy representativo de la parte norte de La Siberia, los suelos son muy escasos y pobres por lo que apenas tienen vegetación. Sin embargo, debido a la inaccesibilidad de estos ecosistemas, gozan de un buen estado de conservación. Esta zona es un lugar excepcional para anidar, ya que las aves disfrutan de la seguridad que les ofrece la inaccesibilidad, por lo que encontramos especies como buitre leonado (Gyps fulvus), alimoche (Neophron percnopterus),  buho real (Bubo bubo), chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)...

Puerto Peña. Foto propia.

Bosque y matorral mediterráneo:  son superficies extensas y bien conservadas de monte mediterráneo que se localizan dos laderas bien diferenciadas, la solana y umbría. Son zonas tranquilas donde es frecuente encontrarse con ciervos, jabalíes, ginetas, turones, tejones o gatos montes entre otros.

 

Bosque mediterráneo. Foto propia


Bosque de galería: estas formaciones se encuentran en los arroyos y gargantas no afectados por los embalses. Estas zonas están asociadas a una fauna muy variada como pequeños mamíferos, anfibios o reptiles. Destacar que es un ecosistema muy frágil.

Bosque de galería. Foto propia.


Turberas o trampales: estas zonas se originaron en condiciones más frías y lluviosas que las actuales. Son zonas encharcadas sobre terrenos ácidos y con humedad durante todo el año, permitiendo la conservación de la turba, un material orgánico ligero y esponjoso que tarda cientos de años en formarse a partir de la acumulación y fosilización de los restos vegetales que cayeron sobre estos terrenos. 

Turbera. Foto: Victor Manuel

Dehesa: se caracteriza por ser un bosque aclarado donde predomina el encinar (Quercus ilex) o alcornocal (Quercus suber), en los espacios abiertos se desarrollan pastizales de gran interés ganadero. Este tipo de ecosistema tiene varios aprovechamientos: bellota, ramón, leñas, corcho, caza mayor, pastos... Destacar la presencia de pequeños pájaros como los alcaudones (Lanius senator), pinzones (Fringilla montifringilla) o tarabillas (Saxicola rubicola)) entre otros.

Dehesa. Foto propia


Cultivos: Las vegas y laderas de La Siberia conservan su vegetación natural, áreas de olivar, castañar, frutales, huertas y zonas de regadío donde se produce el girasol, maíz y otros cultivos. 

Cultivar. Foto: Canal de Extremadura


Ecosistemas urbano: el entorno de los pueblos de La Siberia se encuentran rodeados de sierras, tierras de cultivo y embalses, favorecen la existencia de una naturaleza rica y diversas. Podemos encontrar dentro de estas zonas especies como la cigüeña blanca (Ciconia ciconia), estornino negro (Sturnus unicolor), vencejo común (Apus apus), cernícalo primilla (Falco naumanni) entre otros.


Helechosa de los Montes. Foto: elpais



En la próxima entrada conoceremos a fondo la vegetación tan peculiar que compone estos ecosistemas... 




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