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jueves, 13 de enero de 2022

Entre cañones y miradores

 

La geología, además de explicar por qué el paisaje actual es así, también puede funcionar y mucho, como  un reclamo turístico y de puesta en valor de la Ribeira Sacra. Esta zona es un territorio muy antiguo, con rocas de hasta 500 millones de años (la época del súper continente Pangea).

Existen puntos de interés esparcidos a lo largo y ancho de la zona como los Penedos do Castro, por las interesantes formas de erosión del granito que rodea al monasterio de Santo Estevo, una formación cuarcita armoricana de 477 millones de años, el parque granítico Penedos da Moura o rocas volcánicas y sedimentarias en Os Peares. El Penedo do Garabullo, una formación rocosa de gran tamaño por cuyo lateral discurre la cascada del río Fondós, y enfrente a estos al otro lado del Miño, la Fervenza (cascada) de Augacaída de 40m de altura y la formación rocosa sobre el río donde se asentó el Castro de Marce.


Fervenza de Augacaída. Archivo propio.

También hay lugares de interés como los miradores de Cabezoás, Los Balcones de Madrid, el de Santiorxo o as Penas de Matacás, desde dónde disfrutar del Sil y sus cañones. Otros, como el mirador do Cabo do Mundo, nos permiten disfrutar del río Miño y el impresionante meandro que este forma en las proximidades de la zona conocida como A Cova.


Cabo do Mundo. Foto propia.

Otros puntos relevantes son la pasarela sobre el río Mao, San Vítor de Barxacova y el mirador de Chao de Medeiros, los miradores del cruce Vidueira, el de Xirás y el de A Galeana. La erosión fluvial y el afloramiento de la formación Ollo de Sapo se pueden contemplar en la ruta de la cascada de Cachón en el río Vaos.


Mirador de Vilouxe/Cabezoás. Foto propia.


El río Sil, que parece ser de los más viejos de la península, empezó a encajarse en una planicie. Cuando se rompió esa llanura el río no se desvió a zonas más bajas sino que siguió su camino, pues ya tenía una gran profundidad a causa de la erosión y formó el cañón. Los 25 últimos kilómetros que recorre hasta su encuentro con el Miño en Os Peares constituyen uno de los mayores prodigios geológicos de Galicia. La profunda garganta originada por fuerzas tectónicas y por la erosión que el curso fluvial ha ido labrando, hace de divisoria entre las provincias de Ourense y Lugo y es el buque insignia y una de las maravillas de la Ribeira Sacra.


Vista aérea Canón do Sil. Foto propia.


El cultivo de la vid en bancales de fuerte pendiente hace de este espacio un lugar lleno de dinamismo que en los últimos años se ha consolidado como un referente para el turismo rural y enológico y ahora también para el geoturismo. La zona más abrupta y escarpada del Cañón, con desniveles de hasta 500 metros de altitud, forma desfiladeros sobre los que caen múltiples cascadas.




Para disfrutar de este espacio natural en todo su esplendor, podemos hacerlo navegando por el embalse de Santo Estevo, realizando una ruta en coche por los miradores más emblemáticos, en tren turístico y en los últimos tiempos incluso en globo aerostático.

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