Los oficios y tradiciones que perduran en la comarca servían en su día para los trabajos de recolección de la uva, almacenamiento del vino, o elaboración del aguardiente. Los cambios en la sociedad llevaron a que muchos de estos oficios se fuesen perdiendo en las últimas décadas, pero recientemente el movimiento de recuperación y valoración de los mismos es cada vez más intenso.
El trabajo del latón y del cobre, por
ejemplo, servía para fabricar las alquitaras o alambiques, para destilación de
aguardientes, pero los cambios en la normativa hicieron que la producción
casera de esta bebida, con la figura del augardenteiro ambulante, dejase de ser
habitual en Ribeira Sacra.
Augardenteiro en sus labores. Fuente: Flickr Ángel González |
Tradiciones, cada vez más escasas,
como el trabajo de los cesteiros (cesteros), dieron lugar a jarras y culeiros, los característicos cestos
para uvas empleados tradicionalmente en la vendimia, aprovechando
las plantas de mimbre.
Avelino García (†) fue el último cesteiro tradicional de la Ribeira Sacra. Foto: Miguel Muñiz |
Otro oficio tradicional es la olería
(alfarería), ligada al mundo del vino desde la época romana y a otros usos
cotidianos, que tiene su epicentro en la aldea de Gundivós (Sober) y se
caracteriza por su color negro.
Interesantísimo vídeo muy corto sobre este tipo de alfarería.
En cuanto a la cultura más ancestral
de la zona podemos destacar las Fachas de Castelo, estas son unos largos palos
de madera de pino de hasta diez metros, recubiertos de tallos de una planta llamada agucio y su elaboración es muy
trabajosa. La quema de las fachas
se lleva a cabo en el castro de Castelo desde tiempos inmemoriables y su
función resulta un poco dudosa, se dice que podría ser una forma de
comunicación entre los antiguos poblados castreños, aunque podría formar parte
también de ciertos rituales mágico-religiosos. Por la tarde se llevan las
antorchas al castro y se disponen clavadas en círculo. Por la noche, se
encienden y el lugar se convierte en un espectáculo que se divisa desde todo el
entorno. Otra tradición castreña muy similar es el Folión das Fachas de
Vilelos, estas antorchas, encargadas de amenizar la fiesta, se harán lo más
grandes posible. La procesión de las fachas ilumina el camino hacia el
Castro da Besta, desde el cual se avisa a todas las parroquias cercanas de que
el lugar estará de fiesta. Según se cuenta, esta procesión servía como ofrenda
a los dioses para agracederlles las buenas cosechas.
Quema de las "fachas" en el castro de Castelo. Fuente: Asociación Cultural As Fachas |
Y en cuanto a las tradiciones es obligatorio mencionar el Entroido Ribeirao, ya que se trata de una de las muestras etnográficas más características de la
zona. En sus inicios se celebraba en varias de las parroquias de las riberas
del Miño entre las cuales existía incluso una gran rivalidad, hoy únicamente se mantiene viva la tradición en la pequeña aldea de
Santiago de Arriba (Chantada).
Así es el Entroido Ribeirao, pura tradición.
En este carnaval rural y tradicional,
la figura más característica es el colorido “volante” con su pucho de
cintas, muñecos y flores de colores, que puede alcanzar los 15 kg, fajas en
colores rojo y amarillo, un cinturón de campanillas y un pañuelo “portugués”
sobre los hombros. De forma más descuidada visten los personajes que les acompañan y que se
encargan de abrirles paso a los volantes: Peliqueiro, meco y maragato.
Volante, personaje principal. Fuente: Asociación Amigos do Entroido Ribeirao |
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