El Abuelo. Así se conoce a este centenario castaño que habita en lo más profundo del bosque. Constituye, sin duda, uno de los mayores tesoros y atractivos del castañar. Castaño centenario, cuenta con aproximadamente 525 años, una altura de 19 metros y una envergadura de 19 metros de perímetro de tronco. De porte fuerte y majestuoso, no obstante su tronco se encuentra hueco, pese a lo cual el anciano árbol sigue echando brotes y se encuentra rodeado por un cortejo de sus retoños, que han arraigado bien y crecen saludables a su vera, haciéndole de guardia de corps.
El Abuelo se alza en el centro del bosque, en el que se esparcen también otros castaños monumentales, como la pareja de Prado Hueco o el del Resecadal. Se localiza a muy escasa distancia del refugio de la Dehesa de la Villa, enclavado en una encrucijada de caminos.
Hasta hace no mucho, ya que recientemente fue rodeado por una balaustrada de madera para ser protegido de los curiosos, fue refugio de animales y pastores que acampaban y pernoctaban dentro de su tronco, haciendo fuego y resguardándose del frío y las lluvias, tal es su porte. En una de estas ocasiones o, quizá, fruto de algún accidente climático, sufrió una grave quemadura que por poco le cuesta la vida, pese a lo cual consiguió sobrevivir y de cuya experiencia se llevó una grave herida que actualmente puede verse, pues la cicatriz es evidente y visible en la parte utilizada como refugio, donde toda la madera se encuentra teñida de un negro oscuro color carbón. Pese a ello, a día de hoy sigue rebrotando en primavera y ofreciendo castañas todos los años.
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