Esta pequeña
ave limícola es un auténtico bio-indicador de la salud de nuestras playas. Son
sin duda auténticos vigilantes de la salud de nuestras playas con su mera
presencia, ya que indican cierto grado de naturalización de ciertas playas, que
contienen, aunque sea mínimamente ciertas condiciones naturales para que el
chorlitejo patinegro pueda desarrollar por completo su ciclo biológico. Los políticos
miden la salud de nuestras playas mediterráneas mediante “banderas azules o
negras”, personalmente considero que el mejor indicador de la salud de una
playa es la presencia del Chorlitejo patinegro.
Un momento
mágico que aprendí a apreciar junto a mi padre en aquellos madrugones en una
playa valenciana, era aquellos soberbios y sublimes amaneceres en el Mare Nostrum, de una belleza
indescriptible que siempre llega al alma del más duro de los observadores.
Llamaban mi atención en aquellas mañanas entre dos luces, unas avecillas
vivaces que correteaban incansables en la orilla y desafiaban la llegada de las
olas a la playa en un incesante correteo en busca de invertebrados escondidos
entre la arena y las algas traídas por el mar. Los pescadores de conchas
faenaban a pocos metros de la orilla, tras una noche de pesca le daban un
aspecto bucólico a aquellos amaneceres de una infancia de curioso aprendiz
tenaz e incipiente naturalista.
Son muchas
y curiosas las anécdotas que acontecen a lo largo de nuestra infancia,
concretamente meditaba y recordaba cuando era un chaval de unos 9 años, en unas
vacaciones en un camping playero y más tarde una casa de costera de familia a
orillas del Mediterráneo, un curioso comportamiento defensivo de los padres
chorlitejos. Una maravillosa mañana andaba al amanecer, acariciado por la brisa
marina, recorriendo la zona batida por las olas analizando los restos y
animalillos dejados por el oleaje nocturno, al llegar a la desembocadura de un
arroyo, junto a unas raquíticas dunas con algo de vegetación marítima,
piedrecillas, detritus vegetales y arena, mucha arena, de repente ante mí un
avecilla que piaba y parecía tener el ala fracturada, dando saltitos intentaba
en vano levantar el vuelo, corría e intentaba, de nuevo levantar el vuelo,
ahora el otro ala, desconcertado intenté capturarla sin éxito. Mi impulso fue
cogerla para intentar ayudarla, cómo buen amante de los animales desde mi
infancia, pensando que de no capturarla yo, cualquier otro chaval con otras
intenciones, más lógicas en estas edades de atávico instinto depredador, o bien
un perro o un gato acabarían por dar muerte al avecilla “herida”. Pero, para mí
frustración y tras una persecución de más de doscientos metros, el ave con un
pitido que parecía un adiós, levantó con perfecto vuelo de regreso hacia la
zona donde la encontré. Reconozco que fue confusa la actitud de ave para mí,
tras consultar una guía de aves ibéricas de mi abuelo, pude conocer al ave y la
razón de este comportamiento del chorlitejo.
Ciertamente
todos conocemos este curioso comportamiento defensivo que ponen en
funcionamiento los padres chorlitejos para atraer sobre sí la atención de un
posible depredador, alejándolo de esta forma del lugar donde se encuentra el
nido o los polluelos. Si, ciertamente los adultos fingen estar heridos, se
mueven torpemente, llegan a arrastrar el ala y sin duda resulta muy convincente
para cualquier depredador, ya sea animal o humano.
Los
chorlitejos patinegros son para muchos naturalistas unas aves interesantes,
inteligentes y sin duda unos héroes de la supervivencia ante la presión y la
destrucción del hombre del litoral español. Pensemos que los abnegados padres
chorlitejos deben sacar adelante, si el ser humano no lo destruye antes, hasta
dos polladas anuales, en unas condiciones dificilísimas, en pleno verano en
unas playas a veces atiborradas de bañistas y sombrillas. Otro año más, por
curiosidad, en una zona donde crían, tres parejas de los simpáticos chorlitejos
calculé una media de una sombrilla cada cinco metros cuadrados de playa en los
primeros ocho metros desde la orilla y en un tramo de unos 250 metros,
ciertamente en la hora punta para los veraneantes. Afortunadamente, los limícolos
han aprendido a adaptar su comportamiento a esta situación y se alimentan básicamente
a primera hora de la mañana y menos a última hora de la tarde, cuando hay menos
personas en la playa. Lo que sin duda les convierte en unos auténticos
supervivientes, en un litoral literalmente machacado por las construcciones
humanas, infraestructuras playeras y atiborrado de personas en los meses del
estío. Sin embargo, en un tramo que conozco desde hace más de tres décadas, en
los últimos 10 años y en un tramo de un kilómetro y medio en un área densamente
humanizada, con pocos tramos de dunas y vegetación marítima ha pasado de una
población de 15 parejas a las 6 actuales, es decir un descenso de más del 50%.
A pesar de
que encontramos chorlitejos patinegros en América, Asia, África y Europa. En
nuestro continente a pesar de estar presente en las costas atlánticas de Dinamarca
o Francia, sus principales poblaciones se encuentran en el Mar Negro y en
nuestra Península Ibérica. Es nuestro país donde se concentra las mejores
poblaciones europeas distribuyéndose en alguna localidad de Castilla-La Mancha
y la costa Atlántica gallega, presente también en Canarias y Baleares, sin
embargo, es en las comunidades de Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucía donde
el ave está más ampliamente distribuida por el litoral. Aunque se desconocen
las cifras totales del descenso poblacional de la especie los estudios
realizados por la SEO/BirdLife cifraban en 1.997 en 5.000-6.000 parejas pasó en
el año 2.007 de 4.322-4.645 parejas, realmente no se sabe con exactitud si las
estimaciones se deben a mejores prospecciones o a un acusado descenso poblacional,
lo que es indudable que en algunas zonas los descensos por molestias humanas
han producido importantes mermas poblacionales.
Para los
que no conocéis a esta pequeña y simpática ave limícola, este interesante
habitante de muchas de nuestras playas, marismas y lagunas, especialmente
costeras. Su nombre científico es Charadrius
alexandrinus. Es un ave de
pequeño tamaño, unos 15 centímetros de altura, unos 40 gramos de peso y una
envergadura alar de apenas 34 centímetros.
Su rasgo
característico por el que recibe su curioso apellido, es el tono oscuro de sus
patas, casi negras. No presenta el llamativo diseño facial característico de su
congéneres de la península ibérica, el Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) de unos 18 c.m.s. Y el Chorlitejo chico (Charadrius dubius) de unos quince centímetros.
El píleo, es decir la parte superior de la cabeza, es rojizo, la frente blanca
y una ceja negra, el collar negro no se cierra en torno al cuello. En vuelo se
puede observar una patente franja alar.
Es notoria
y destacable, que es casi general a todas las aves limícolas, su capacidad para
el vuelo en una trayectoria lineal a gran velocidad, su enorme capacidad de
maniobra, espectacular si tenemos en cuenta que su cola es mínima, utilizando únicamente
las alas para realizar increíbles maniobras aéreas. A pesar de que los
chorlitejos tienen unas patas relativamente cortas, si los comparamos
proporcionalmente con otros limícolos, pueden vadear sin dificultad aguas
someras e incluso nadar perfectamente.
La dieta de
estas avecillas se compone de crustáceos, moluscos, dípteros, larvas, anélidos
terrestres y marinos, algo de materia vegetal, pulgas de arena y en ocasiones
pequeños pececillos. Capturan sobre todo estas presas en las playas, en la zona
batida por las olas y mayormente en las charcas someras que se forman al bajar
la marea. Es sin duda espectacular y auténticamente curioso ver las rapidísimas
carreras que emprenden las aves, en su incesante búsqueda de alimento, hacia
las áreas secas cuando bate la ola sobre la playa, y una vez que esta se
retira, el ave vuelve en una velocísima carrera a la zona mojada a alimentarse
de los animalillos traídos por el agua, una y otra vez…. Los cúmulos de algas
son especialmente atractivos para los chorlitejos, pues allí pululan numerosos
invertebrados, por ello no deben ser estas nunca retiradas, las algas no son
basura son nutrientes marinos.
He
comentado la curiosísima y característica técnica defensiva del chorlitejo, que
despertó mi curiosidad infantil, esa en la que el ave adulta se finge herida
para atraer sobre sí la atención de un potencial depredador, ya sea humano o
animal, y de esta forma sorprendentemente efectiva alejarlos del nido y
especialmente de los vulnerables polluelos. Pero sin duda, el arma defensiva más
eficiente de defensa del chorlitejo patinegro es el mimetismo de su plumaje,
totalmente críptico y difícil de distinguir entre la arena. La conocemos que la
mayor parte de las aves que viven en el suelo, procurar imitar en la coloración
de su plumaje los tonos cromáticos dominantes, el pasar inadvertido es sin duda
alguna la mejor técnica de defensa ante todo posible depredador. Pero es muchísimo
más necesaria esta inadvertilidad en el caso de la puesta, de los huevos y los
polluelos nidífugos, dado que no pueden huir ante la proximidad o ante un
inminente peligro. Por todo ello, resulta tremendamente espectacular el diseño
y los colores de las cáscaras de los huevos que parecen piedrecillas y los
pollos son idénticos al color de la arena, ambos totalmente miméticos. Una
asombrosa y eficaz adaptación de un ave que cría directamente en el suelo y no
oculta el nido.
El periodo
reproductor de los chorlitejos patinegros arranca generalmente en la península
a finales de abril y más frecuentemente a principios de mayo y puede
prolongarse hasta bien entrado el mes de septiembre, dado que suelen criar dos
polladas y excepcionalmente hasta tres. Lógicamente la climatología y la
latitud de reproducción varían estas fechas.
El hábitat
de cría suele ser el área situada tras el primer cordón de dunas de la playa, a
veces delante de ellos o en grandes arenales llanos. Criando directamente sobre
el suelo arenoso, si aportar soporte alguno a los huevos, aunque con una gran
preferencia por zonas con guijarros, piedrecillas, fragmentos de conchas,
detritus vegetales y otros elementos que contribuyan al camuflaje del nido. Sin
embargo, he podido observar nidos en zonas limosas y de barro en depresiones
que forman las huellas de caballos, hombres u otros animales. Aunque el 90% de
los nidos de los chorlitejos nidifican en playas de arena litorales, también
pueden criar en lechos de ríos secos, lagunas endorreicas, salinas y
excepcionalmente en cultivos.
Los
chorlitejos ponen generalmente de 3 a 4 huevos, en dos puestas anuales e
incuban esta ambos adultos durante 24 días, los polluelos se mantienen en la
zona próxima al nido hasta 25 días y a pesar de ser polluelos nidífugos
muestran cierta querencia al entorno del nido, aunque dependiendo de las
condiciones y molestias pueden permanecer habitualmente en el lugar de
nidificación o sus proximidades más inmediatas, siendo muy veloces a pesar de
su pequeño tamaño, doy fe de ello, cuando intentaba anillar polluelos hace años,
primero era difícil su localización y tarea difícil la captura, aunque lo más
difícil era distinguirlos entre los arenales cuando se quedaban inmóviles.
A pesar de
ser unos desconocidos para los veraneantes de nuestras playas, las gentes de
costa que los conocen los dan diversos nombres, en la comunidad valenciana se
les conoce cómo “corriols”, quizá por esas veloces y locas carreras que
realizan en la búsqueda de alimento estas adorables avecillas, hermosas y simpáticas
sin duda, que comparten muy a su pesar nuestras bellísimas playas del Mediterráneo.
Las
amenazas para los chorlitejos patinegros son las mismas que para toda la fauna
ligada al ecosistema de las playas. En primer lugar la urbanización e
infraestructuras en nuestras playas, la masificación de ciertos sectores; pero
el declive poblacional directo viene marcado sin duda por la destrucción de las
playas, la “limpieza” con maquinaria pesada y en última instancia la depredación
de huevos y pollos por ratones, ratas, gatos, perros, córvidos o gaviotas y por
supuesto, la destrucción directa de nidos y pollos por el hombre y las
molestias ocasionadas por el ser humano en las zonas sensibles de nidificación.
Son muchas
las medidas que se han realizado y se realizan para preservar los chorlitejos,
garantía de buen estado de salud de las playas, la principal medida es
preservar las costas en general y la concienciación de los ciudadanos que
acuden a las playas. Una de las medidas directas es la delimitación y balizamiento
de las zonas de cría para evitar el pisoteo por humanos, animales, maquinaria de
limpieza de playas y limitar el acceso de motos, quads y vehículos de todo
terreno. Aunque en algunas zonas se han arbitrado medidas muy efectivas, cómo
es la limitación de acceso a turistas en algunas zonas de especial densidad de
nidos, con óptimos resultados en
Murcia, Castellón, Ibiza, la Albufera de Valencia y los Aiguamolls de L´Empordá
en Gerona. Sin duda la demarcación y balizamiento de estas zonas de cría, que a
veces se realiza, no evita una elevada mortalidad de pollos o destrucción de
puestas, dado que sería necesario que estas medidas viniesen acompañadas por
una vigilancia que podrían realizar guardas particulares de campo o
guardapescas marítimos habilitados y que por su formación, profesionalidad y
preparación pueden suplir en algunos puntos las necesidades de protección y
vigilancia, con autoridad suficiente dado que son colaboradores de la Guardia
Civil.
Un ejemplo
brillante del éxito de la protección por limitación del acceso de visitantes
fue el realizado en el año 2.008 en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas,
concretamente en una playa de las Islas Cíes, la limitación del acceso de
visitantes para la recuperación de la vegetación costera se vio recompensada y
por primera vez varias parejas de chorlitejos patinegros colonizaron estas
tranquilas playas de las bellísimas islas Cíes.
Para un
amante de la naturaleza curioso, un paseo por la playa puede ser un recital de
etología, que nos dan los chorlitejos habitantes de nuestras costas arenosas.
Ciertamente los seres humanos no somos conscientes del embrujo de nuestras
playas, de la belleza de esas playas mediterráneas, por ello las hemos
atiborrado de construcciones, de estructuras artificiales y lo más triste de
residuos de todo tipo, algunos de ellos tóxicos, aunque sin duda lo más
evidente son los restos inorgánicos de manufactura humana que llenan las playas
y que incesantemente trae el mar contaminado, por muy tenaces que seamos en
limpiar las playas. Sería posible la convivencia de los seres humanos con estos
otros habitantes de nuestras playas, estoy total, completa y absolutamente
convencido que SI es posible. Sin embargo los seres humanos somos egoístas,
exclusivistas y no pensamos lo mismo. Incluso las administraciones no se cansan
de promulgar leyes que autorizan destruir impunemente nuestro litoral, algunos los
últimos rincones bien conservados, pero es nuestro deber conservar y proteger
nuestra increíble costa mediterránea. El viejo Mare Nostrum, cuna de nuestra sociedad occidental, inspiración de
poetas, lugar de leyendas, formidables hechos históricos y campo de aprendizaje
de científicos y naturalistas, nuestro mar no se merece el trato que le damos.
De nosotros
depende amigos: nuestras costas, nuestros mares y nuestra biodiversidad…