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miércoles, 3 de junio de 2015

Las saladas de Sástago y Bujaraloz

Las Saladas de Sástago y Bujaraloz se encuentran en la gran llanura de los Monegros (Aragón), en los Términos Municipales de Sástago y Bujaraloz y abarcan una extensión total de algo más de 8.000 ha.

Declaradas en Febrero de 2011 Humedal de Importancia internacional del Convenio Ramsar, incluye un total de 26 cubetas lagunares que, por sus características físicas y  biológicas y su estado de conservación, constituyen la mejor representación de más de un centenar de saladas, criptosaladas y clotas que sean inventariado dentro del complejo Endorreico de la Plataforma Sástago – Bujaraloz.

Estamos en una zona llana y sin una red de drenaje para evacuar el agua de lluvia, por lo que ésta acaba acumulándose en depresiones del terreno, dando lugar a estas características lagunas saladas, si la depresión es lo suficientemente profunda, pueden alimentarse también los flujos de agua subterránea que fluyen cerca de la superficie.

El único modo de perder agua es por evaporación, por lo que las sales que el agua de lluvia ha disuelto en su fluir hacia la laguna, o la que aportan las aguas subterráneas, se han ido acumulando en la superficie terminando por salinizar las aguas, en época de verano, todas las saladas acaban secándose, generalmente en verano cuando la evaporación es mayor y llueve menos.

La extracción de la sal data de tiempos muy antiguos, siempre de forma artesanal para el consumo doméstico.

Esta explotación inmemorial de las saladas comienza su andadura industrial entre los siglos XVII y XVIII.

El proceso industrial de extracción de sal se iniciaba con la limpieza de las eras para que el enlosado que cubre el suelo no tuviese ningún tipo de residuos de tierra o lodo.

Posteriormente se realizaba la extracción de agua desde un pozo, canalizándola hacia las eras de evaporación.

El primer llenado de las eras se realizaba comenzada la primavera. Pasado un mes el agua se evaporaba, momento en el que se recogía la sal almacenándola en pequeños edificios para su escurrido definitivo y su almacenamiento a granel.

Esta sal era utilizada sobre todo en salazones, ya que la presencia de sales de magnesio la hace un poco amarga para cocinar.

En el fondo de las lagunas existen tapetes microbianos compuestos por organismos microscópicos capaces de vivir sin oxígeno, al modo en que surgió la vida. Las plantas superiores se distribuyen por la orilla en círculos concéntricos dependiendo de su tolerancia a la sal: las más adaptadas, como la hierba alacranera (Arthrocnemum macrostachyun) y Microcnemum coralloides en primera línea, seguidas de las soseras (suaeda) sobre suelos de salinidad media y el tomillo sapero y la osagra (Atriplex halimus) en el exterior del círculo.

El manto rojo de las saladas; La Artemia salina es un crustáceo muy antiguo que ya vivía en la época de los dinosaurios. Este pequeño animalillo de color rojizo es el causante de las tonalidades características de las saladas, ya que al concentrarse en gran número el agua parece teñirse de rojo. Posee una gran resistencia a la sal, pudiendo habitar en aguas casi saturadas, pero nunca en mares y océanos.

        
Actualmente, las salinas representan un peculiar ecosistema,  capaz de convivir con las típicas actividades que desde siempre se realizan en la zona,  como la agricultura y la ganadería, aunque gracias a pertenecer a zona ZEPA, obtiene el reconocimiento y la protección que se merece,  que no es otra que poner en valor sus exclusivas características, para que puedan ser disfrutadas por todo el mundo que quiera interesarse por ellas.

Como una invitación, como un recurso para acercaros a este territorio lleno de vida os dejamos un video:


Alberto Enfedaque Vallespin

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