Las Saladas de Sástago y Bujaraloz se encuentran
en la gran llanura de los Monegros (Aragón), en los Términos Municipales de Sástago
y Bujaraloz y abarcan una extensión total de algo más de 8.000 ha.
Declaradas en Febrero de 2011 Humedal de
Importancia internacional del Convenio Ramsar, incluye un total de 26 cubetas
lagunares que, por sus características físicas y biológicas y su estado de conservación, constituyen la mejor
representación de más de un centenar de saladas, criptosaladas y clotas que
sean inventariado dentro del complejo Endorreico de la Plataforma Sástago –
Bujaraloz.
Estamos en una zona llana y sin una red de
drenaje para evacuar el agua de lluvia, por lo que ésta acaba acumulándose en
depresiones del terreno, dando lugar a estas características lagunas saladas,
si la depresión es lo suficientemente profunda, pueden alimentarse también los
flujos de agua subterránea que fluyen cerca de la superficie.
El único modo de perder agua es por evaporación,
por lo que las sales que el agua de lluvia ha disuelto en su fluir hacia la
laguna, o la que aportan las aguas subterráneas, se han ido acumulando en la
superficie terminando por salinizar las aguas, en época de verano, todas las
saladas acaban secándose, generalmente en verano cuando la evaporación es mayor
y llueve menos.
La extracción de la sal data de tiempos muy antiguos,
siempre de forma artesanal para el consumo doméstico.
Esta explotación inmemorial de las saladas comienza su andadura
industrial entre los siglos XVII y XVIII.
El proceso industrial de extracción de sal se iniciaba con la limpieza
de las eras para que el enlosado que cubre el suelo no tuviese ningún tipo de
residuos de tierra o lodo.
Posteriormente se realizaba la extracción de agua desde un pozo,
canalizándola hacia las eras de evaporación.
El primer llenado de las eras se realizaba comenzada la primavera.
Pasado un mes el agua se evaporaba, momento en el que se recogía la sal almacenándola
en pequeños edificios para su escurrido definitivo y su almacenamiento a
granel.
Esta sal era utilizada sobre todo en salazones, ya que la presencia de
sales de magnesio la hace un poco amarga para cocinar.
En el fondo de las lagunas existen tapetes
microbianos compuestos por organismos microscópicos capaces de vivir sin oxígeno,
al modo en que surgió la vida. Las plantas superiores se distribuyen por la
orilla en círculos concéntricos dependiendo de su tolerancia a la sal: las más
adaptadas, como la hierba alacranera (Arthrocnemum macrostachyun) y Microcnemum
coralloides en primera línea, seguidas de las soseras (suaeda) sobre suelos de salinidad
media y el tomillo sapero y la osagra (Atriplex halimus) en el exterior del círculo.
El manto rojo de las saladas; La Artemia salina es un crustáceo muy
antiguo que ya vivía en la época de los dinosaurios. Este pequeño animalillo de
color rojizo es el causante de las tonalidades características de las saladas,
ya que al concentrarse en gran número el agua parece teñirse de rojo. Posee una
gran resistencia a la sal, pudiendo habitar en aguas casi saturadas, pero nunca
en mares y océanos.
Actualmente, las salinas representan un peculiar ecosistema, capaz de convivir con las típicas
actividades que desde siempre se realizan en la zona, como la agricultura y la ganadería,
aunque gracias a pertenecer a zona ZEPA, obtiene el reconocimiento y la
protección que se merece, que no
es otra que poner en valor sus exclusivas características, para que puedan ser
disfrutadas por todo el mundo que quiera interesarse por ellas.
Como una invitación, como un recurso para acercaros a este territorio lleno de vida os dejamos un video:
Alberto Enfedaque Vallespin
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