Es cierto que los objetivos de la gestión de los Espacios Naturales Protegidos que fueron impulsados desde los Estados Unidos a finales del siglo XIX han ido cambiando con el paso del tiempo, un poco adaptándose a las circunstancias sociales que ambientalmente siempre han influenciado en la propia gestión, si los primeros objetivos de gestión estaban encaminados a la conservación total con la no intervención del hombre, a mediados del siglo XX se encaminaron a tomar medidas específicas para proteger especialmente las especies en peligro de extinción, quizá ya empezaban a cambiar las primeras funciones que exclusivamente se encaminaban al disfrute contemplativo, guardar algunos lugares como museos vivientes de la naturaleza.
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| PN de Guadarrama |
Ya en los años 80 la conservación de las especies se centro en la gestión estableciendo medidas específicas para la gestión de hábitats, el equilibrio que de forma sostenida en algunos casos se conseguía con esta favorecía a las especies protegidas, también fue conjuntamente desarrollándose todos los concepto de Interpretación del Patrimonio y la Educación Ambiental.
En los años 90 entra en el escenario de la conservación una especie hasta el momento quizá caída en el olvido de la gestión, así se incluyen dentro de los objetivos de la misma objetivos sociales y económicos, hay que tener en cuenta que cuando se decide establecer un reglamento de protección para un territorio por unas condiciones ambientales o culturales singulares o particulares, han habido una serie de circunstancias muy relacionadas con el desarrollo social y económico de ese territorio que han influido para que ese territorio sea merecedor de esta distinción, así la gestión de los espacios naturales protegidos debe tener una influencia sustancias en los planes de desarrollo social y económicos del área de influencia del mismo.
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| CEA de Ríopar una iniciativa modelo de desarrollo rural |
Ya en el siglo XXI y en la actualidad, con una red de equipamientos de Uso Público desarrollada en la época anterior los objetivos van un poquito más allá y se centran en el desarrollo regional, un desarrollo participativo y sostenible que nunca debe olvidar que las características ambientales, naturales y culturales que han hecho merecedor de tal distinción al territorio hay que protegerlas y en todo caso mejorarlas ya que en muchos casos pueden ser el atractivo o la fuente de riqueza del propio territorio como el caso del turismo cada vez más en auge ornitológico.
Pero hoy, en julio de 2015 con un escenario de crisis, con cambios políticos como queda esta historia, desde nuestro punto de vista es un momento de oportunidades, es fundamental centrarse en una gestión integradora y participativa a través de los movimientos sociales que de alguna forma tienen influencia sobre el propio territorio, así se deberán fomentar aquellas actividades profesionales que sean beneficiosas para el entorno tanto natural como social, modelos de gestión sostenibles como la custodia del territorio, etc.
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| Turismo ornitológico en Monfragüe |
En el caso de España estamos inmersos en la necesaria puesta en marcha del Programa de Desarrollo Rural 2014-2020, ¿no es el momento de integrar las políticas agrarias con las ambientales?, hay que tener en cuenta que muchos espacios de los catalogados como protegidos están situados en territorio con un gran perfil rural, así las políticas de desarrollo deben ligarse mucho a las de conservación, planteando objetivos como el fomento del empleo, el apoyo al sector forestal con la implantación de pequeñas empresas o la protección de los recursos naturales.
Un medio rural con vida garantiza la gestión por la conservación del medio natural.
