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martes, 24 de diciembre de 2019

CUEVA DE MONTESINOS, EL HECHIZO DE LAS LAGUNAS DE RUIDERA -2-


        2-    HISTORIAS Y LEYENDAS

La Mancha en la época de Cervantes era considerada tierra de paso entre el norte y el sur, pero quizás, debido a su trabajo itinerante como recaudador de impuestos para el rey en las tierras de Castilla y Andalucía, lo hizo buen conocedor del lugar y caer ante el embrujo del entorno, situando una de las escenas más famosas de la literatura española en la Cueva de Montesinos.
Toda la historia transcurre en los capítulos XXII al XIV de la segunda parte del Quijote, que tratan de las admirables cosas que el valeroso caballero contó que había visto en su gran aventura en las profundidades de la gruta.  Así narraba a Sancho y al guía lo visto allí abajo tras caer en un profundo sueño: vistas de prados, un hermoso castillo de paredes transparentes y Montesinos en persona, quien le guía hasta una sala de alabastro y al sepulcro con el cuerpo de Durandarte. Le explica que ambos, junto con su escudero, Guadiana, y la dama Ruidera y sus hijas, se encuentran allí encantados por obra del mago Merlín. El caballero conoce allí la historia del encantamiento.


Sin duda que el mayor aliciente para el visitante es la fama histórica que tiene la cueva gracias al Quijote, pero son pocos los que realmente saben que la historia se remonta milenios atrás, concretamente al Paleolítico Inferior donde hay constancia de los primeros pobladores del entorno y posteriormente del Neolítico final y de los inicios de la Edad de los Metales como demuestran los restos de útiles como cuchillos y puntas de flechas de sílex (microlitos), relacionados con trozos de hachas pulimentadas denominados por las gentes como "piedras de rayo" encontrados en la Sala Grande de la cueva, así como una fusa yola encontrada en la primera sala conocida como El Portal.


La cerámica también se halla presente en pequeños fragmentos. Del metal parecen sellos, sortijas, aretes y abalorios como pinzas; monedas que pertenecen al Alto Imperio de Alejandro Severo, y también se han hallado pequeños bronces del Bajo Imperio, de Magnencio y Constancio. Esto nos demuestra que familias romanas o romanizadas, se asentaron hacia primeros del siglo de la era cristiana, aproximadamente, junto al lado de la caverna. Y no es de extrañar, ya que una vía romana pasaba por el entorno de las lagunas, abriendo así paso a otras civilizaciones y culturas como son las manifestaciones árabes del Castillo de Peñarroya y el más cercano a la cueva que es el Castillo de Rochafrida (siglos X-XII).


Y como hemos comprobado, la cueva lleva acompañada por el hombre durante milenios, desde aquellos hombres prehistóricos hasta los arrieros que “recientemente” la utilizaban como descansadero, dejando tras de sí un rastro de historias, leyendas, mitos  y testimonios que a nadie que se adentra en ella deja indiferente, y menos si es bajo la atenta mirada del mismísimo diablo que acecha entre las paredes.


Don Quijote imaginó allí sus historias y personajes, pero con lo que ahora sabemos podemos empatizar más con él porque en cada visita cada uno de nosotros también recreamos con la imaginación nuestros propios personajes e historias.






2- HISTORIAS Y LEYENDAS
 



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