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HISTORIAS Y LEYENDAS
La Mancha en la época de Cervantes era
considerada tierra de paso entre el norte y el sur, pero quizás, debido a su
trabajo itinerante como recaudador de impuestos para el rey en las tierras de
Castilla y Andalucía, lo hizo buen conocedor del lugar y caer ante el embrujo
del entorno, situando una de las escenas más famosas de la literatura española
en la Cueva de Montesinos.
Toda la historia transcurre en los capítulos
XXII al XIV de la segunda parte del Quijote, que tratan de las admirables cosas
que el valeroso caballero contó que había visto en su gran aventura en las
profundidades de la gruta. Así narraba a
Sancho y al guía lo visto allí abajo tras caer en un profundo sueño: vistas de
prados, un hermoso castillo de paredes transparentes y Montesinos en persona,
quien le guía hasta una sala de alabastro y al sepulcro con el cuerpo de
Durandarte. Le explica que ambos, junto con su escudero, Guadiana, y la dama
Ruidera y sus hijas, se encuentran allí encantados por obra del mago Merlín. El
caballero conoce allí la historia del encantamiento.
Sin duda que el mayor aliciente para el
visitante es la fama histórica que tiene la cueva gracias al Quijote, pero son
pocos los que realmente saben que la historia se remonta milenios atrás,
concretamente al Paleolítico Inferior donde hay constancia de los primeros
pobladores del entorno y posteriormente del Neolítico final y de los inicios de
la Edad de los Metales como demuestran los restos de útiles como cuchillos y
puntas de flechas de sílex (microlitos), relacionados con trozos de hachas
pulimentadas denominados por las gentes como "piedras de rayo"
encontrados en la Sala Grande de la cueva, así como una fusa yola encontrada en
la primera sala conocida como El Portal.
La cerámica también se halla presente en pequeños
fragmentos. Del metal parecen sellos, sortijas, aretes y abalorios como pinzas;
monedas que pertenecen al Alto Imperio de Alejandro Severo, y también se han
hallado pequeños bronces del Bajo Imperio, de Magnencio y Constancio. Esto nos
demuestra que familias romanas o romanizadas, se asentaron hacia primeros del
siglo de la era cristiana, aproximadamente, junto al lado de la caverna. Y no es
de extrañar, ya que una vía romana pasaba por el entorno de las lagunas,
abriendo así paso a otras civilizaciones y culturas como son las
manifestaciones árabes del Castillo de Peñarroya y el más cercano a la cueva
que es el Castillo de Rochafrida (siglos X-XII).
Y como hemos comprobado, la cueva lleva acompañada
por el hombre durante milenios, desde aquellos hombres prehistóricos hasta los
arrieros que “recientemente” la utilizaban como descansadero, dejando tras de
sí un rastro de historias, leyendas, mitos
y testimonios que a nadie que se adentra en ella deja indiferente, y
menos si es bajo la atenta mirada del mismísimo diablo que acecha entre las
paredes.
Don Quijote imaginó allí sus historias y
personajes, pero con lo que ahora sabemos podemos empatizar más con él porque
en cada visita cada uno de nosotros también recreamos con la imaginación nuestros
propios personajes e historias.
2- HISTORIAS Y LEYENDAS
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