3- EL CAPRICHO DE LA GEOLOGÍA
Bajo
el dominio geológico del prebético y la cobertera tabular de la meseta, nos
encontramos con esta unidad geológica de sistemas kársticos en carbonatos y
evaporitas. La visita permite adentrase en las profundidades de la tierra a 50
metros de distancia y una profundidad de 18 metros entre dolomías y brechas
dolomíticas del jurásico inferior con ausencia de depósitos endokársticos que,
gracias a su altura, permite la entrada a pie sin necesidad de agacharse o
adoptar técnicas de espeleología.
Comenzando
el descenso por la boca de la cueva entre los grandes bloques de roca
existentes y dejando cada vez más la luz a nuestras espaldas, nos situamos en
la zona conocida como El Umbral, ampliación que servirá como recibidor a la
primera sala conocida como El Portal o de Los Arrieros, lugar anteriormente citado
por ser el elegido históricamente como posada de arrieros y valerosos hidalgos.
Si
nos seguimos adentrando por las resbaladizas escaleras que la alta humedad
propia del espacio le concede a las instalaciones, podemos llegar a la Sala
Grande o Gran Sala, amplio espacio y ya en plena oscuridad donde Cervantes situó
el mayor encantamiento de la historia de la literatura donde, Doña Ruidera, sus 7 hijas y 2 sobrinas,
fueron convertidas en ríos y lagunas por el mago Merlín.
Y
es que toda la cueva pero en concreto ésta última y Gran Sala, no solo es la
elegida por Cervantes, si no que también es donde habitan colonias de
murciélagos y donde se han encontrado restos de útiles y herramientas de
tiempos remotos ya mencionados anteriormente.
Además,
si nos dirigimos a las profundidades de esta sala, podemos ver con nuestros
propios ojos (si hay suerte) a todo un ente que también forma parte de mitos y
leyendas el cual su magia descoloca tanto a lugareños como a científicos, y es
nada más y nada menos que uno de nuestros grandes ríos de la península, el
místico Guadiana.
Río
único que aparece y desaparece, se esconde y asuma por tramos, días o años,
lugares elegidos a su capricho para más tarde huir de ellos y aparecer en otros
en forma de río, laguna u ojo así como de cualquier forma que plazca adoptar. Y
es que, al margen de los mitos del Guadiana, no son pocos los artículos
científicos que se “contradicen” entre sí sobre este río, su nacimiento e
hidrología, disperso, y por ello no seré yo quien afirme que el Guadiana nace
en las Lagunas de Ruidera como a todos nos enseñaron en el colegio o bien lo
hace en otros lugares. Lo que sí parece claro es que, independientemente de su
nacimiento, Guadiana y Lagunas de Ruidera son un binomio inseparable al
capricho de la hidrogeología del lugar, en forma de río, laguna o acuífero,
pero entre todos ellos forman un entramado subterráneo de arterias que se
comunican entre sí y que se hacen visibles en lugares tan pintorescos como es
el fondo de la cueva, siempre que el nivel freático lo permita.
3- EL CAPRICHO DE LA GEOLOGÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario