martes, 17 de febrero de 2015

PARAJE NATURAL MARISMAS DE ISLA CRISTINA Y AYAMONTE: “LA FUERZA DE LAS MAREAS”



El primer molino mareal del que se tiene con conocimiento en Europa surge en el sur de Francia en el año 1125. A mediados del siglo XIV existen cerca de 50 molinos en la costa desde Ayamonte hasta Faro. Encontramos en el siglo XVIII unos 10 molinos funcionando a pleno rendimiento en el entorno de lo que hoy conocemos como Paraje Natural, de entre ellos los dos que a continuación se detallan; construido el de Ayamonte hacia 1750 por un indiano llamado D. Manuel Rivero y apodado “El Pintado” y el de Pozo del Camino, coetáneo del anterior situado en el estero del “Tamujar Grande” del que recibe su nombre.


Vista aérea del Molino de “El Pintao”

Un molino de mareas es un ingenio muy peculiar que aprovecha el desnivel provocado por el flujo de las mareas, dos veces al día de forma periódica e inagotable, para mover la piedra volandera sobre la solera y moler el grano introducido entre ambas desde una tolva. Por la zona coexistían con los molinos de viento pero, frente a éstos, su ventaja era notable al no depender para nada de factores meteorológicos y poder moler todos los días del año, además de controlar la cantidad de grano molido en función de la demanda.
El mecanismo es bien sencillo: el agua del mar, a través de caños y esteros atraviesa el puente de acceso donde se sitúan las compuertas, que son empujadas por la fuerza de la marea, que sube y que llena un espacio de reserva de la misma, llamado caldera. Cuando el flujo mareal comienza a invertirse, las compuertas se cierran con el propio reflujo y el agua retenida puede ser utilizada para moler con sólo esperar que la madera descienda para producirse el pequeño salto hidráulico.


Molino del Tamujar Grande desaguando en la bajamar

El molinero ya puede levantar indistintamente de una a seis compuertas (dos en el Tamujar y hasta seis en El Pintao) y dejar que el agua, al pasar por un estrecho canal bajo el edificio que disminuye de sección, haga girar con fuerza una turbina metálica llamada rodete, que unida  la piedra superior o volandera, se mueva sobre la inferior fija o solera. El agua, tras haber pasado bajo el edificio y haber movido el rodete vuelve de nuevo al mar a través de los arcos de salida, con lo que se inicia un nuevo ciclo. 


Molino del Pintado en bajamar


Antigua piedra del Molino del Tamujar Grande

La Revolución Industrial, con la aparición del vapor y la electricidad, los nuevos sistemas de producción y transporte, la pérdida de mercados coloniales , la destrucción de los humedales, fueron la principales causas de la decadencia y abandono de estos ingeniosos artilugios que, no obstante, llegaron algunos activos hasta mediados del pasado siglo.








Tras la guerra civil, la escasez de grano es patente. Esto, unido a la aparición de las fábricas de harina y a la mejora de las comunicaciones, va cambiando los hábitos de la población que ya compra el pan y la harina. Hacia el año 1945, el molino dejará de funcionar  tras dos siglos a pleno rendimiento.


Molino El Pintao en 1996 antes de la restauración


Molino de El Tamujar Grande antes de la restauración de 2007

En la actualidad el molino más pequeño alberga el Centro de Interpretación "El Hombre y la Marisma" y en  el más grande un Ecomuseo en cuyo interior nos encontramos un centro para visitantes dividido en 5 espacios: zona de recepción y atención al público, sala audiovisual, sala del paraje natural, sala de molienda y zona RENPA, donde el visitante se verá envuelto en un carrusel de imágenes, música y sonidos reales. Además el visitante podrá disfrutar del entorno haciendo uso de los merenderos instalados en el exterior del Molino El Pintado.



Interior y exterior del Ecomuseo de “El Pintao”





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