En Nerín nos esperan y vamos a casi visitar el Parque Nacional a vista de sarrio (Rupicapra pyrenaica). Nuestro primer destino un lugar lejos de las sendas más frecuentadas, el barranco de la Pardina, para ello caminamos por unas zonas amplias donde pastan pacíficamente entre prados verdes con ciertos tintes impresionistas dados por los morados lirios que siempre atraen al fotógrafo de macro. Pero algo importante estaba pasando en ese momento en el ciclo de la vida: los buitres que sigilosamente y utilizando las térmicas comenzaban a doblar sus alas y aterrizaban en la terminal sur. Allí estaba la "mesa puesta": una vaca se había separado del grupo y por alguna razón había muerto y sería el plato perfecto para ellos. Debidamente organizados, pronto habían llegado los más de 70 comensales invitados al banquete, aunque algún "gorrilla" también se apuntó, la comida era abundante y no importaba y allí en la cola del buffet estaban esperando su turno los cuervos y en lo alto los alimoches. Todo un espectáculo gastronómico de estos recicladores de la materia.
Seguir por la pista hacia arriba, al momento nos cruzamos con un autobús, el encargado de dar el servicio a los senderistas que quieren dar alcance a la cumbre de Monte Perdido (3.348 m.), de esta forma ya quedan muy cerca del Refugio de Góriz, a más de 2000 metros de altura contemplamos el espectacular paisaje del cañón de Ordesa, seguramente fue está la imagen que llevo a el Marques de Villaviciosa, Pedro Pidal a principios del siglo XX a declarar el segundo Parque Nacional de España en estas tierras. Un espectáculo de la naturaleza. En este mismo lugar pudimos contemplar la flor de nieve (Leontopodium alpinum) conocida también como Edelweis, especie protegida y símbolo que representa al Parque Nacional.
El sol está en lo más alto, es momento de buscar donde reponemos fuerzas, debería ser un lugar climatizado y jugamos con ventaja al ir acompañados. La decisión está tomada nos vamos a Torla y aprovecharemos la tarde para poder visitar el centro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Nos reservamos para el próximo párrafo la opinión del mismo.
La visita al centro de Visitantes, en mi humilde opinión tanto los exposiciones como las proyecciones quedan lejos de una buena y atractiva interpretación que pueda cautivar a los visitantes en su tiempo de ocio. Con "artilugios" que habían decidido coger la baja laboral y que decir de la sala al bucardo, o cabra pineraica (Capra pyrenaica pyrenaica), esta subespecie de cabra montes fue definitivamente extinguida hace más de 15 años. ¿Es consciente de la importancia del hecho el visitante? ¿somos responsables de comunicarlo los intérpretes?, es cierto que parece ser que el ejemplar que preside el centro de la sala es "Celia" el último bucardo. Estamos delante del ÚLTIMO, no vamos a poder ver más y esta especia ha desaparecido en el siglo XX.
Para sofocar los 35 ºC decidimos ir a bañarnos y de regreso a nuestro roble o como Niha decía "la casa de los pirineos" paramos en la Poza de Boltaña, en el momento que por la carretera en dirección Ainsa pasamos por un lugar que hay dos túneles y uno de ellos está inhabilitado, allí mismo dejamos el coche para disfrutar de las aguas cristalinas y refrescantes del río Ara.
Tenemos que agradecer a Helena, José Luis y Toño el día tan fantástico que nos han preparado, y es de agradecer "llegar a casa con la mesa puesta".
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