lunes, 15 de enero de 2018

La evolución desde otro punto de partida "Trashumancia y vías pecuarias"


La España rural de hoy en día desgraciadamente está en retroceso. El abandono del ser humano huyendo o buscando una nueva vida en las urbes es cada vez más frecuente. Nuestra densidad demográfica se acumula en las zonas costeras donde el trabajo en el sector servicios acaba siendo más asequible para cubrir nuestras necesidades. Esto está provocando que las zonas rurales de nuestra península, con mayor rapidez estén quedando deshabitadas, y con ellas toda la flora y prácticas culturales tan beneficiosas para llegar a un futuro sostenible. Al igual que la degradación de las vías pecuarias, Pero, ¿deberíamos culpar a esa gente por buscar una nueva vida, o ponernos en su lugar y pensar que estas personas quieren la vida que llevamos la mayoría de nosotros?
Densidad poblacional española

 
Aunque también, podríamos pensar que es normal que todos queramos optar a una vida con muchas mas comodidades, aunque juzguemos a otros de querer tenerlas.

 La respuesta es obvia, tener las comodidades de hoy en día nos gusta a todos y no se vive mal, pero todo esto tiene un precio. Y un precio que desde mi punto de vista creo que es el más alto precio que está pagando la humanidad.

Que no es otro que la destrucción de nuestro planeta debido a la insostenibilidad de nuestra forma de vida respecto a él.


 Y aunque muchos no crean en esto, pienso que el abandono rural y de las antiguas costumbres está perjudicando gravemente nuestros bosques y ecosistemas.

Entre las costumbres abandonadas, tras empezar esta reflexión, me voy a centrar sólo en las consecuencias del abandono de la trashumancia* (* acción de llevar al ganado a pasturar a los valles y montañas por el cambio de estaciones y falta de disponibilidad de alimento). Y las ventajas que contiene esta práctica.
Trashumancia


Pero antes de empezar a mencionar las consecuencias del abandono de la trashumancia veremos una de las causas actuales que nos dificultan su práctica. Y hablamos de la degradación y desaparición de las vías pecuarias, que son ni más ni menos los caminos de trashumancia que unen los lugares tradicionales de pastoreo de España, para que los pastores y ganaderos puedan llevar el ganado caprino, ovino y bovino a los mejores pastos aprovechando la bonanza del clima. De ahí la importancia de conservarlas ya que son también de dominio público y una parte vital de nuestra cultura. Aunque también es verdad que muchas han desaparecido o se han degradado inconscientemente por culpa de muchos de nosotros, debido a cambios de titularidad propietarios o extensión del suelo agrícola. Muchas veces porque no sabíamos o valorábamos las grandes funciones de estas, ya que hoy en día también pueden tener otros usos como la educación e interpretación medioambiental o la mejora de la biodiversidad.
Vía pecuaria sustituida por una carretera



Dicho esto, podemos comprender que, si no conservamos nuestras vías pecuarias, no podemos llevar a cabo la trashumancia y esto, tiene consecuencias directas como por ejemplo son los incendios forestales.

 Cada vez son más frecuentes en nuestra península, y esto es debido a la gran cantidad de combustible que hemos dejado en el bosque a sus anchas, haciéndolos imparables, los incendios de nuestros bosques deterioran nuestros suelos.
y llegados a este punto puede que algunos digan... que la naturaleza hay que dejarla como está y no interactuar en ella para mejorarla ya que siempre ha sido así. Por una parte, creo que es verdad, pero una verdad antigua, ya que hemos modificado tanto el ecosistema rompiendo sus ciclos, que hoy en día es imprescindible actuar en ésta para recuperar el equilibrio, por no mencionar las necesidades de la población mundial que va en aumento. Pienso firmemente que  una de las formas de volver a ese equilibrio es la trashumancia ya que con los desplazamientos de ganado limpiamos monte mediante el desbroce selectivo  de nuestra vegetación peninsular, porque dependiendo de las especies ganaderas con las que hagamos la trashumancia quitaremos unas especies u otras, consiguiendo así: unos montes limpios, quitándoles combustibles y por lo tanto previniendo los incendios forestales, siendo así la mejor extinción que podemos conocer, la prevención.
Ganado pastoreando durante la trashumancia


Otras causas del abandono de esta práctica es la pérdida de esa cultura rural y conocimientos  ancestrales, que está desapareciendo a medida nuestros mayores dejan paso a la juventud inexperta y poco entusiasmada en estas antiguas labores.

Siendo irónico que esto sea lo único que si recuperamos nos hará evolucionar hacia un futuro más estable y sostenible.

También podemos hablar de una pequeña solución indirecta pero que de una forma sería una solución directa al problema ambiental más grande al que se enfrenta la humanidad. Sabéis de qué hablo, ¿no?, pues os hablo del cambio climático.

 ¿ Y qué beneficio trae la trashumancia frente a la mitigación del cambio climático? Pues ni más ni menos que la fijación de carbono por parte del suelo, producida por nuestra vegetación. La explicación es muy simple, la trashumancia del ganado hace que la dispersión de semillas de las especies vegetales sea mucho mayor, de esta manera tenemos más hierba que fija carbono realizando la fotosíntesis, es decir, absorbiendo Co2 y creando material vegetal. El cual se volverá a comer el ganado y defecara en forma de materia orgánica abonando nuestros bosques de forma natural y mejorando el suelo, ganando fertilidad,  de paso que, como ya hemos visto, prevenimos en incendio al eliminar combustibles.
Ciclo del Co2


Económicamente tampoco hay excusas posibles, ya que la trashumancia nos ofrece un ahorro importante en el gasto de alimento para el ganadero.

 Y aquí una idea que supondría un ahorro mucho menor pero beneficioso para el monte también. Se podría imponer un impuesto por el pastoreo, a un precio mucho menor que el costo del pienso e invertir ese dinero en selvicultura o fomento de la trashumancia sin que estos impuestos fueran a parar a una caja única. Pero como decía, es sólo una idea que se tendría que estudiar más detenidamente, por la complejidad de una gran variedad de factores.

Ahora vamos a la parte que menos nos gusta que son los inconvenientes. Pensando positivamente no hay problema que no tenga solución, pero como reflexionábamos al principio, la renuncia a mucho tiempo libre y comodidades que nos quita la ardua labor de ser pastor para realizar trashumancia, no es grata. Aunque pensándolo bien, no es preciso renunciar a tanta comodidad, pero ¿cómo? Pues una posibilidad podría ser combinar diferentes actividades como: el pastoreo, turismo y agricultura. Yo lo enfocaría empezando por tener algo de ganado, y sabiendo que eso no me aportaría gran cantidad de ingresos lo combinaría intentando realizar para el público actividades interpretativas. Otra idea que está muy de moda en estos tiempos por su gran demanda sería, crear una casa rural, que diera albergue a las personas que disfruten de este tipo de actividades. Además, con el fin de integrar mayores experiencias y de paso favorecerme de la tierra, implantaría la agricultura ecológica. De este modo conseguiría productos de calidad tanto vegetales como cárnicos.
Plantando especies herbáceas proporcionaría al ganado su alimento, despreocupándonos de buscar zonas donde puedan comer, repercutiendo esto en tiempo libre para dedicarme a otras cosas. 


 En todo caso nos tiene que gustar el mundo rural para realizar todo esto ya que al fin y al cabo como hemos dicho podemos minimizar los inconvenientes pero no hacerlos desaparecer.
Aun así, creo que es indispensable, a nivel mundial, volver a estas prácticas para sostener algunas de nuestras comodidades que tenemos hoy en día. Si no sacrificamos todos algunas de nuestras comodidades, nos quedaremos sin ninguna de ellas debido a los problemas medioambientales a los que nos enfrentamos. Catástrofe que nos dejará en un planeta inevitablemente infértil, inestable e imposible de albergar vida debido a la rotura de los ciclos de la tierra que tantos millones han costado de crearse y volverse estables.


Diciendo esto tenemos dos opciones: una es, podemos renunciar a todo y vivir unos años bien o renunciar a una parte de nuestras comodidades  y tener una vida más longeva dejando que nuestros descendientes puedan disfrutar esta vida tan maravillosa de la que estamos disfrutando nosotros. Tú eliges. Porque solo eligiendo podemos hablar del futuro de la trashumancia.

Pero antes de despedirme una última reflexión. Si fueras tú el que está por nacer ¿qué mundo querrías que te dejaran?

Alejandro Mollá Orenes

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