Hola a
tod@s, ¿os acordáis donde nos quedamos en la anterior entrada?, eso es en la
Cueva de la Graja, pues ¿qué os parece si hoy partimos desde ese punto para
enseñaros la siguiente entrada?
Una vez
que hayamos visitado la Cueva de la Graja, avanzaremos por un pequeño sendero junto
a las rocas del Lanchar que, aunque no está señalizado, se puede intuir por
donde discurre.
Sendero que va desde la Cueva de la Graja Fuente: Javier Romero Rodríguez |
Cuando
vayamos avanzando por este sendero, recomiendo ir observando el entorno rocoso
y sobretodo el suelo, porque es muy fácil que podamos reconocer varios fósiles
incrustados en las rocas.
Fósiles de conchas en rocas Fuente: Javier Romero Rodríguez |
Una vez
hayamos andado unos 50 metros nos encontraremos con lugar que conocido en la
zona como el “arrastrapanza”. El arrastrapanza es un paso que permite cruzar
directamente a la parte alta del Lanchar. A pesar de que hay que escalar un
poco no tiene apenas dificultad y se puede superar sin
problemas. Hay otras formas de acceder a este punto, pero hacerlo por aquí
tiene un punto de aventura que hace más atractiva esta zona.
El "arrastrapanza" Fuente: Javier Romero Rodríguez |
Ya
estamos en la parte alta del Lanchar y ahora si que nos dirigimos directamente
al siguiente lugar que os quiero mostrar. Debemos caminar aproximadamente 1 km,
no existe sendero, pero tampoco tiene pérdida ya que iremos, siempre a una
distancia prudencial, del filo del macizo.
Al
principio no la veremos, pero a medio camino observaremos imponente La Cruz de
la Atalaya, La Santa Cruz
La Cruz
de la Atalaya es una gran cruz de hierro de unos 3,5 metros de altura, situada
en una zona denominada la “Tabla”. Es perfectamente visible desde la localidad
de Jimena y da una cierta sensación de guarda y custodia a la localidad y a sus
habitantes.
La Cruz de la Atalaya vista desde Jimena Fuente: Javier Romero Rodríguez |
Existen
varias leyendas sobre la Cruz de la Atalaya, pero aquí os transcribo la que a mí
más me gusta, la historia recogida por Francisco Catena en su escrito “Leyendas
de Mágina y su Frontera”
La
Santa Cruz
Tras la toma de Baeza por el
ejército de Alfonso VII en 1147, avanzaron aquellas tropas por el sur hasta
Ximena, cuya fortaleza estaba sobre una gran peña de color rojizo y en poder de
los árabes.
Cuando los moros se vieron
asediados por la próxima avanzada de las tropas reales, huyeron a una atalaya
situada en el cantil de una serrezuela cercana llamada “la Tabla” o “el
Canchar”. Una vez que Jimena fue ocupada por las tropas cristianas, se cuenta
que un soldado tuvo una extraña aparición durante tres noches consecutivas.
Esta aparición consistía en una luz que tenía a su alrededor una bella aureola,
se localizaba en un lugar concreto de los cerros que hay al sur de éste pueblo,
concretamente en uno de los riscos de las faldas del Aznaitín, pero cuál fue su
sorpresa al comprobar que él era el único que podía apreciar este asombroso
espectáculo. Optó por contárselo en secreto al capitán de la hueste cristiana
que decidió tomar por sorpresa la atalaya, que era la construcción que se
encontraba donde aparecía la misteriosa luz.
Una vez estuvo preparado el
ejército aguardaron a la noche para poder conquistarla, cosa que consiguieron
tras un fiero combate con los moros, que al verse vencidos optaron por huir
amparados por la oscuridad de la noche. Cual fue la sorpresa del ejército
vencedor cuando comprobaron que en esta atalaya se encontraban prisioneros gran
cantidad de rehenes cristianos que salieron al encuentro de sus liberadores
arrastrando pesadas cadenas. Para conmemorar este hecho se colocó la llamada
cruz de la atalaya que aún existe.
Estar en
este punto y recordar esta historia, te emociona y pone los pelos de punta…
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