jueves, 24 de febrero de 2022

Parque Natural de Urkiola - Trasmochar, pisar y picar

Trasmochar, pisar y picar

Las montañas de Urkiola y sus recursos han sido utilizados por el ser humano desde hace miles de años. Las personas que han habitado estas montañas han llegado a influir tanto en el entorno, que incluso han modelado parte de su paisaje. Además, dada su situación privilegiada, importantes vías de comunicación pasaban y pasan por este lugar privilegiado.

Hoy en día, durante los primeros meses de otoño, muchas personas vienen a fotografiar las hayas con forma de candelabro que abundan en Urkiola, sin saber que esa forma tan característica se la dio el ser humano. Las hayas, así como muchos abedules y robles, eran trasmochadas consiguiendo que el ejemplar en cuestión aumentase su grosor y número de ramas. De este modo, cada año se cortaba una única rama de cada ejemplar, se troceaba y apilaba, cubriéndola con tierra y dándole fuego mientras se hacían pequeños respiraderos para que la llama no se apagase. Tras 15 días, la carbonera (en euskera txondorra) se deshacía obteniendo el carbón vegetal que después se utilizaba en molinos y ferrerías de los fondos del valle.

Las hayas trasmochas tienen esa forma debido a su uso para el carboneo

Esos mismos carboneros se subastaban el mantenimiento de las neveras y la producción de hielo. En algunos lugares estratégicos como el puerto de Urkiola u Otxandio se construyeron neveras techadas de hasta 15 metros de profundidad. Durante los meses de invierno, los productores de hielo apilaban y pisoteaban dentro de las cavidades 1 metro de nieve y después lo cubrían con hojas de haya. Continuaban así hasta cubrir la nevera por completo. Este hielo era transportado por mulos hasta Durango, Vitoria-Gasteiz o Bilbao y se utilizaba para la conservación de alimentos y medicinas. Por supuesto, algunas de las casas más adineradas de Bizkaia compraban grandes cantidades de oro blanco para refrescar sus bebidas.

Nevera techada en el entorno del Santuario de Urkiola

La elaboración de cal a partir de la roca caliza era otro de los oficios del lugar. Varias caleras muy bien conservadas son dignas de visitar pero, sin lugar a dudas, la de Gatzaieta es el mejor ejemplo.

El único de los antiguos oficios que aguanta el paso del tiempo es el pastoreo y uno de los vestigios que quedan de sus inicios son los seles. Estos rediles de forma circular se cerraban plantando espinos y endrinos, con el objetivo de proteger el ganado de la amenaza de depredadores ya extintos del Parque como los lobos. Si observamos una fotografía aérea de hoy en día aun pueden diferenciarse unos círculos perfectos en el terreno.


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