VALLE DEL RÍO LUCENA

Este fin de semana hemos tenido la oportunidad de realizar una espectacular ruta guiados por el grupo senderista de l'Alcora. De la mano de los montañistas Rubén, Jordi y Victor nada menos que 60 personas recorrimos los parajes de la localidad castellonense de Llucena.
Tras la costosa tarea de organizar y coordinar a más de medio centenar de personas y una docena de vehículos, desembarcamos en un punto cercano al nacimiento de río que lleva el mismo nombre.

El grupo recorriendo el lecho seco del río Lucena

El inicio de la marcha transcurre por una pista forestal en sentido ascendente que desemboca en el propio nacimiento del que emana un agua tan fría como clara y pura. Un corto recorrido por el mismo cauce que muestra las evidencias de una fuerte crecida no mucho tiempo atrás.

Paso junto al nacimiento del Río Lucena

Pronto tomaremos un estrecho sendero con una fuerte pendiente que nos conducirá hasta el hermoso Más de Barnús, que aguanta como puede la dureza del clima de interior.

Mas de Barnús.

En el camino colosales carrascas obligan a la admiración del caminante ante semejante monumento natural.

Unas de las pocas carrascas supervivientes del incendió que devastó la zona. Encargada y responsable de la asombrosa regeneración natural.

Tras un breve almuerzo entre las piedras derruidas del mas, empezamos un suave descenso por un sendero que se abre paso por una zona devastada por los incendios que hoy goza ya de una increíble recuperación. Sabinas, enebros y carrascas, todos ellos configurados a modo de dehesa salpicados, eso sí, por algún pino atacado por la procesionaria.

Sabina en primer plano con el paisaje adehesado detrás.

Todavía no hemos alcanzado el kilómetro 5 de la marcha cuando cae el primer lesionado a causa de algún problema muscular, por lo que junto a algún que otro voluntario regresa por un atajo a los vehículos.
El grupo continua disfrutando de los inmensos paisajes, profundos barrancos y rojizos cortados que seccionan a cuchillo la montaña. Serenas panorámicas desde lo alto de un risco, fósiles testigos del paso de millones de años o el paso a través de un agujero natural en la roca, dotan esta ruta de un atractivo singular.

Barranco de la Fontasa 

El último tramo, campo a través, hasta la cima del Cabeçó Pelat y el Cabeçó Roig requiere de un plus de esfuerzo. En el camino queda otro lesionado que finalmente lo logra no sin gran sufrimiento.

Ascenso al Cabeçó Pelat

Reunidos de nuevo continuamos pues el tiempo apremia, el sol cae pronto y a penas hemos superado el ecuador del itinerario. El gigantesco Peñagolosa aparece en el horizonte mientras recorremos estas tierras salpicadas de antiguas construcciones y aterrazamientos invadidos ya por la naturaleza.

Vistas al Penyagolosa

El tiempo para la comida es breve y el frío viento incita a seguir en movimiento, así que pronto iniciamos el camino de descenso que nos conducirá de regreso. Alguna masía con actividad, desde la que ladran los guardas de las alejadas construcciones, y alrededor de la cual se desarrollan unos valiosísimos rodales de Quercus faginea, el roble valenciano, símbolo del altísimo valor ecológico del lugar.

Quercus faginea. Roble valenciano.

El descenso sin fin por senderos, caminos y cursos de agua alarga la fila que serpentea ladera abajo ofreciendo tiempo de tranquilidad absoluta. El día llega a su fin al mismo tiempo que un goteo de caminantes van llegando a los vehículos. El tiempo ha sido justo. La oscuridad empieza a adueñarse de la montaña apoyada por una intensa humedad que invita al regreso al hogar.

Ruinas de otra de las masías al atardecer.

Un último incidente antes de abandonar el monte, el pinchazo de la rueda de uno de los vehículos, y es que cuando a más participantes más cosas suceden. Por suerte, también hay más voluntarios que presten ayuda.
De vuelta a Lucena nos detenemos en un restaurante para tomar "la última", comentar el día, celebrar el cumpleaños de una de las participantes (por cierto, excelente pastel de chocolate) y despedirnos hasta la próxima.

Enlace Wikiloc.

Una experiencia compartida sana, enriquecedora y 100% recomendable.

Jose Alemany