Desde pequeño me ha fascinado todo lo relacionado con el
Pirineo, su majestuosidad, el desproporcionado tamaño de las cimas, sus grandes
bosques de hayas y abetos, y en particular el impresionante macizo del Monte
Perdido que está situado en el Parque Nacional
de Ordesa y Monte Perdido en la provincia de Huesca, con sus viejas leyendas
e historias de personajes históricos.
Louis Ramond de Carbonnières (1755-1827), es uno de estos
personajes históricos, ya que es considerado como el padre del “pirineísmo”, por
“pirineísmo” se entiende la actividad montañera en el Pirineo y por “pirineístas”
los que la practican de un modo habitual, es decir, como el alpinismo del
Pirineo.
Ramond de Carbonnières fue un noble, naturalista, escritor y
montañero por excelencia, nació en Francia y viajo por los Alpes donde quedo
cautivado por el Mont Blanc, la montaña granítica
más alta de la cordillera de los Alpes, tiempo después viajo a los Pirineos, en
julio de 1787, haciendo sus primeras excursiones y maravillándose de la belleza
de los paisajes, y en particular quedando impresionado por la colosal
estructura del Monte Perdido, convirtiéndose en ese momento en su gran obsesión.
Desde entonces se dedica a planificar una expedición para ascender a la cima
del Monte Perdido.
El nombre de Monte Perdido tiene origen francés, es decir, Mont
Perdu y ello se debe a la dificultad para divisarlo desde la vertiente
francesa. Geográficamente es el macizo calcáreo
más alto de Europa (3355m.) y durante muchos años fue considerado el punto más
elevado de la cordillera pirenaica, en la actualidad se sabe que Monte Perdido
es el tercer pico más alto del Pirineo, por detrás del Aneto y del Posets,
también ubicados en Huesca.
El año 1802 alcanzo su cima en su tercera tentativa, contando
con detalle de las dificultades para andar en las pendientes con
desprendimientos, de los riesgos de caída con acantilados de varios centenares
de metros, y todo ello con bastones de hierro y cuerdas de cáñamo.
Sus trabajos y publicaciones le valdrían de un reconocimiento
de los científicos de su época y hasta el propio Napoleón reconoció al barón
sus méritos y lo distinguió con el título de señor del Puy de Dôme.
Su impronta histórica ha dejado huella en el nombre de una
montaña, el Soum de Ramond que junto
al Cilindro de Marboré y el mismo Monte Perdido forman tres picos emblemáticos “Las Tres Sorores”, así como la propia
ciencia le hizo un hueco y denominó la flor que aquí conocemos como Oreja
de oso, en su denominación científica como ramonda
myconi.
En sus excursiones, retranscribe sus descubrimientos y
observaciones en sus "libretas". Escribe sobre todo, de botánica, de geología,
de alpinismo, de mineralogía..., en sus incursiones botánicas cataloga más de
800 especies, creando un gran herbario conservado para su conservación y
estudio en el herbario BBF del Conservatoire botanique national des Pyrénées et
de Midi-Pyrénées en Bagnères de Bigorre (Francia).
Yo he ascendido el Monte Perdido y el Aneto, entre otras cimas,
y puedo decir que no es solo llegar a la cima, es mucho mas, es disfrutar de la
naturaleza, sacando sentimientos difíciles de explicar, emoción, admiración,
ganas de estar allí, observando la belleza del paisaje, los movimientos y los sonidos
de la fauna, la flora, absorber la historia y leyendas del lugar, en resumen
disfrutar a través del conocimiento del entorno. Esto es lo que hacia nuestro
amante de las montañas Ramond de
Carbonnières.
Dejo el enlace para ver el
herbario de Louis Ramond de Carbonnières, una colección patrimonial de primer orden.
Dejamos para la reflexión dos imágenes, evolución del glaciar del Monte Perdido.
Fotografía
tomada por el “pirineísta” francés Lucien Briet en 1895.
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Fotografía
sacada de Internet, tomada en octubre del 2012.
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José María Trallero Bails
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