Quiero rendir
tributo a mis padres, que han sido el pilar en mi concienciación
medioambiental, pero antes veo oportuno una pequeña introducción para orientar
de cómo me di cuenta de ello.
El 18 de agosto de
1995 marcó un antes y un después en mi vida y fue cuando comprendí cuanto
valoraba la naturaleza, que hasta entonces tenía interiorizado pero de manera inconsciente.
Ese día por la mañana
se inició uno de los mayores incendios forestales en la isla de Menorca y desde la ventana de mi casa se veía
la inmensa columna de humo blanco – amarillento.
A lo largo de las
horas saltó la alarma en todo el pueblo y recuerdo que se pedían voluntarios
para tareas de extinción del fuego, debido a que los medios de aquel entonces
eran escasos para tal magnitud.
Personalmente me
invadió una gran necesidad de ayudar para poder controlar y parar aquel suceso
que estaba arrasando con el bosque. No me dejaron, era menor de edad.
A partir de
entonces me prometí que cuando acabara los estudios que estaba cursando, me
dedicaría a eso, y así fue. Este suceso fue lo que me hizo ser consciente de mi
admiración por la naturaleza, que es gracias a mis padres y a los que les
quiero dedicar estas líneas.
Mi madre se crió en
el País Vasco y sus padres pertenecían a un club de montañeros, por lo que casi
todos los fines de semana se iban al monte. Mi padre se crió en Madrid y cuando
llegó el momento de independizarse la ciudad no le resultaba atractiva. Ambos
se conocieron en la capital. Fueron en busca de trabajo lejos de la urbe y tras
unas vacaciones de una semana en la isla de Menorca, decidieron quedarse a
vivir allí. Fue inmediato, gracias
a la magia del lugar.
Era un paraje
perdido en el tiempo, virgen y aislado, donde todavía se conservaban las
costumbres tradicionales del campo con un patrimonio etnológico muy especial.
El turismo justo
acababa de iniciarse y durante los años ‘80 empezó el “boom” de la construcción
de las nuevas urbanizaciones turísticas donde lo único que importaba era
enriquecerse sin tener ningún escrúpulo respecto a la naturaleza. Se pretendían
hacer verdaderos desastres en el medio natural y hubo un grupo, el GOB (Grup
Balear d'Ornitologia i Defensa de la Naturalesa), que se movilizó defendiendo
la protección de zonas naturales por su gran interés ecológico y paisajístico, al que mis padres apoyaban mediante diversas actuaciones
y movilizaciones sociales, llevándome con ellos. Estaban involucrados en la
concienciación y conservación del medio ambiente, y de forma directa e
indirecta me lo transmitieron.
Les estoy
enormemente agradecida, entre otras muchas cosas porque el entorno en el que me
he criado es realmente un tesoro y aunque han habido cambios, ya que Menorca en
la actualidad depende en gran medida del turismo que va en aumento, sigue siendo un lugar donde poder
disfrutar de la belleza y la armonía natural.
La isla de Menorca fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1993 |
Creo que han sido
un cúmulo de factores durante mi trayectoria lo que me ha influenciado respecto
al medio ambiente, dando prioridad a la educación recibida por mis padres y a
los valores que me inculcaron, a mi entorno natal elegido por ellos y a aquel suceso puntual de 1995 que me
cambió totalmente de rumbo, ya que algo pasional me hizo conseguir trabajar en
una empresa de prevención y extinción de incendios, IBANAT (Institut Balear de la Natura, lo que
por aquel entonces no pedían titulación y tampoco era un gremio donde hubiese
muchas personas interesadas, ya que se ganaba mucho más en el sector
turístico), encontrándome con mi vocación profesional que me ha abierto
un gran espectro de conocimientos y afianzado criterios derivando hacia otros ámbitos
laborales relacionado siempre con la conservación del medio ambiente.
Actualmente en
invierno la labor de mi brigada es mantener este lugar, el P.N.de s’Albufera des Grau,
perteneciendo al dispositivo de incendios forestales durante los meses de
verano.
La Albufera des
Grau pretendía ser un puerto deportivo con campos de golf y envuelto de
residencias para turistas. Se
paralizaron las obras y se declaró
Parque Natural en 1995 gracias a la presión social y así es como se conserva en la
actualidad.
Naima Montes Moreda
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