domingo, 6 de marzo de 2016

DESDE EL AIRE

DESDE EL AIRE

Como parque natural, Peñas de Aia acoge infinidad de especies tanto de flora como de fauna. Centrándonos en la fauna, resulta especialmente preciada en cuanto a la observación de aves se refiere.
Hablar de todas las especies que podemos encontrar está solo al alcance de los más experimentados pero hay algunas fácilmente identificables por todos nosotros y que resulta interesante nombrar. Si tenemos un poco de curiosidad, junto con un poquito de suerte, podremos observar algunas de las aves que sobrevuelan Peñas de Aia; grandes buitres alimentándose de cadáveres de animales muertos, alimoches volando alrededor de los nidos que construyen entre rocas, descarados cuervos buscando comida en cualquier lugar, incluso en papeleras, ratoneros cazando en el aire o en época invernal, coloridos treparriscos cazando insectos en los roquedales valiéndose de su largo y especializado pico.

BUITRE LEONADO (Gyps fulvus)
 Si bien a mediados del siglo anterior desaparecieron, felizmente en el año 1982 colonizaron de nuevo la zona oeste de Peñas de Aia que anteriormente habitaban.


ALIMOCHE (Neophron percnopterus)
Viven dos parejas de alimoches en Peñas de Aia, y una de ellas además, tiene el nido en las cercanías de Arditurri.


HALCON PEREGRINO (Falco peregrinus)
Anida muy cerca del Parque Natural por lo que a menudo las podremos ver sobrevolar Peñas de Aia.


CUERVO (Corvus corax)
Una pareja de Cuervos cría sobre la pared de enfrente de Arditurri.


TREPARRISCOS (Trichodoma muraria)
Si bien es un ave de altas montañas pasa el invierno en Peñas de Aia.


Si el avistamiento de aves es una de nuestras aficiones, además de la variedad de especies que podremos ver en Peñas de Aia, muy cerca, a escasos 15 minutos en coche, en la zona de Hondarrabia e Irun tenemos el Parque Ecológico de Plaiaundi. Este Parque Ecológico forma parte de la bahía de Txingudi, un espacio natural de reconocido valor ecológico tanto por ser el mejor ejemplo de medio marismeño existente en Gipuzkoa como por su privilegiada situación para que diversas aves migratorias fijen ahí su zona de refugio.



En apenas 15 kilómetros a la redonda podremos pasar de observas aves de alta montaña a aves típicas de marismas, un lujo al alcance de pocos lugares.

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