Antaño muchos pueblos y tribus se han beneficiado de la posición geográfica del Río Esteras, de sus aguas
permanentes con numerosos arroyos y fuentes para asentar sus poblaciones. Una de las civilizaciones
más antiguas de las cuales aún se conservan restos arqueológicos en las dehesas colindantes a este tramo
del rio es la tribu de los Carpetanos.
Los carpetanos, también denominados carpesios, fueron una de las tribus prerromanas que habitaban la
península ibérica. Se incluyen dentro de los pueblos de filiación céltica o indoeuropea que poblaron el
centro, norte y oeste peninsulares, ubicándose concretamente en la Meseta Sur, un área con sustrato
mayoritariamente indoeuropeo. Su situación cerca de los territorios íberos posibilitó que recibieran
influencias culturales de estos, lo que ha llevado a la historiografía a polémicas sobre su adscripción.
Representación artistica de una familia carpetana |
Fueron un pueblo relativamente próspero que aprovechó las posibilidades agrícolas de su territorio y las
oportunidades de comercio que ofrecía su situación geográfica. Con una estructura política
descentralizada, se considera que no existieron grandes diferencias sociales en el seno de su sociedad,
ya que no se han encontrado enterramientos suntuosos que lo indicasen ni tampoco son conocidas
actuaciones suyas como mercenarios o razias de saqueo sobre sus vecinos, algo de lo que sí fueron
protagonistas las capas más desfavorecidas de otras tribus prerromanas.
No dieron grandes líderes como Istolacio, Indíbil o Viriato, ni fueron protagonistas de sucesos como
Numancia o Sagunto, siendo algo olvidados por la historiografía tradicional española. Pero sí que han
permanecido hasta nuestros días los cimientos de sus antiguas construcciones, conocidas como castros.
En las dehesas colindantes al cauce del río Esteras se encuentran ocultos entre las encinas, lo que en su
tiempo seguramente fueron castros carpetanos; un poblado fortificado que se empezó a habitar desde
el siglo VI a. C., carente de calles que formen ángulos rectos y llenos de construcciones de planta casi
siempre circular. Las casas más antiguas eran mayormente de paja-barro y las más recientes de
mampostería. El techo era de ramaje y barro y después de varas largas. Fundamentalmente, eran
estancias únicas. Se sitúan en lugares protegidos naturalmente (alturas, revueltas de ríos, pequeñas
penínsulas), cerca de fuentes y terrenos cultivables y en el límite entre estos y zonas más altas de
pastoreo.
Cimientos de un posible asentamiento carpetano |
De esos antiquísimos castros prerromanos solo quedan las bases de piedra que conforman circunferencias
de distintos diámetros y algunas inscripciones. Estas piedras nos cuentan más de lo que parece, nos
hablan de como el ser humano, con su inteligencia desde hace miles de años ha sabido aprovechar los
espacios naturales excepcionales y asentar sus poblaciones cerca del agua, de la vida, respetando su
entorno y preservandolo para que las generaciones futuras puedan seguir beneficiándose de él.
Actualmente no se han hecho las investigaciones y excavaciones que se esperaria en este tipo de vestigios
arquitectónicos, pero por suerte los habitantes de Valdemanco del Esteras han respetado estas
construcciones antiquísimas que podrían ser restauradas fácilmente para su conservación y uso a modo
de museo
ENLACES RELACIONADOS:
1-Un afluente de recuerdos
2-Descubriendo el Río Esteras
3-Los molinos
4-Antiguas culturas
5-Disfrutar del agua y la naturaleza
6-Tradición
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