El pasado 28 de diciembre, un grupo de amigos
de La Safor y de L’Alcoià hicimos camino hacia la Sierra de Andújar, Jaén. Allí
pasamos el fin de año, y dimos la bienvenida al nuevo año. Dado que el día 28 llegamos tarde, solo nos
dio tiempo que a organizar el día siguiente y acomodarnos. Algunos éramos
optimistas y otros más escépticos a la hora de ver o no ver al felino más
“famoso” lamentablemente de Europa. El primer día nos dirigimos hacía el
Pantano de la Jándula cogiendo la carretera JH-5002 hasta que llega una
bifurcación a nivel de una finca con toros. Aquí tomamos el camino de la
izquierda, la JF-5004. Justamente cuando vimos los toros, una amiga preguntó,
pero, ¿los toros no harán daño al Lince con los cuernos que tienen? Dicho y
hecho, antes de acabar la finca, un Lince cruzaba el camino de una finca de
toros a otra. El conductor, sorprendido por lo que estaba viendo, no sabía
reaccionar. Después de unos segundos, avanzó, y pudimos ver al Lince al lado de
un toro.
Sin embargo, un coche de la compañía Endesa, empezó a tocar el claxon
porque tenía prisa e imagino que estaba hasta la coronilla de la gente que va
allí a observar un mamífero de 4 patas. El día empezaba como nadie se lo
imaginaba, pero por no así para todos los del grupo. Los del coche de detrás no
lo pudieron ver. No sabíamos dónde para instalar nuestros telescopios…pero
pensamos, seguro que ya hay gente, y allí pararemos. Así fue. Descargamos
nuestra óptica, telescopios, prismáticos y sobre todo, muchas ganas de poderlo
ver, nuevamente. En la zona en la que nos colocamos nos esperaba un excremento
reciente de Lince.
Bastó esperar 30 minutos desde nuestra llegada cuando una
voz alertaba de la presencia de un Lince. Todos los telescopios dirigidos a esa
zona, y efectivamente, ahí estaba, posando junto con 9 perdices a escasos 5
metros y sin inmutarse.
Se dejó ver durante unos minutos. Luego, ya no hubo
suerte y no se observaron más ejemplares. Al día siguiente, volvimos al lugar
para probar nuevamente suerte. No la tuvimos por lo que decidimos por la tarde
cambiar de lugar e ir al Encinarejo. Tampoco observamos a la especie aunque sí
que encontramos una letrina de Lince cerca de la presa del río Jándula. De
hecho, os aconsejo mejor ir por la mañana hacia el Pantano de la Jándula, y por
la tarde al Encinarejo. Si lo hacéis al revés, tendréis el Sol de cara y será
una molestia. Además, por la mañana es más fácil que en el Encinarejo aparezca
niebla y dificulte aún más si cabe la observación de algún ejemplar de Lince.
Aprovechamos en todas las salidas para observar otro tipo de fauna, mamíferos
(cabra montés, muflón, ciervo, gamo, jabalí, conejo) y aves (buitre negro,
buitre leonado, águila imperial ibérica, gavilán, águila real, rabilargo,
curruca rabilarga, perdiz, trepador azul, paloma torcaz, urraca…).
Nos acompañó
la climatología en todo momento hasta el día que tocaba cargar el coche con las
maletas y de vuelta a casa. Durante el camino, hicimos una parada en la
Aliseda. Esperamos volver para poderlo disfrutar nuevamente, así como dedicarle
tiempo a las nutrias. ¡Hasta pronto!.
Fran Atiénzar
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