viernes, 27 de febrero de 2015

Un observatorio olvidado y maltratado en un Paraje espectacular

La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Alzira aprobó, el pasado mes de abril, la propuesta de reparación y acondicionamiento del antiguo Observatorio Forestal del Paratge Natural Municipal de la Murta y la Casella, conocido por el “Ouet”, por su característica silueta, semicircular y blanca, que preside uno de los picos que destacan en el valle de la Casella.
A una altitud de 533 metros sobre el nivel del mar, desde el mismo, observamos unas excelentes panorámicas de toda la sierra, las comarcas lindantes y la franja costera.
En la reunión del Consell del Paratge Natural Municipal de la Murta i la Casella, celebrada el mes de marzo, se planteó reparar esta singular y emblemática construcción que corona una de las cimas de la Casella. Fue construido como observatorio forestal en la década de los años 50 y, debido a su abandono, tras el incendio que a finales de la década de los sesenta asoló el paraje, se ha ido degradando hasta un estado alarmante que requería una urgente intervención de conservación.

Inclemencias y vandalismo

La inclemencia del tiempo ha contribuido a su deterioro pero, además, en los últimos años, ha sido sometido a un maltrato de vandalismo.
Las condiciones orográficas donde se ubica esta construcción, inaccesible para vehículos de transporte y sólo comunicado por un sendero, el PR-V 303, condicionó que los trabajos se tuvieran que llevar a cabo mediante voluntariado. En el mismo, ha participado personal de los referidos servicios municipales, del Consell del Paratge Municipal, del Vacif y un variado grupo de voluntarios de todas las edades pero, en mayor parte, veteranos montañeros, nostálgicos de ver cómo se había ido degradando este apreciado referente, completamente integrado en el paisaje de las montañas.
Desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde, la veintena de voluntarios han ido subiendo por un desnivel de 223 metros, más de 1.250 kilos de cemento, arena y grava; 375 litros de agua; herramientas (paletas, catalanas, picoletas, mazas, capazos, nivel, escobas, regles, etc.); dos tubos de cemento para los huecos de las ventanas; una escalera de aluminio; 50 kilos de pintura; 30 ladrillos; 2 bardos; una chimenea de acero inoxidable para el tubo de ventilación; una lámina de malla, entre otros. Así como una piedra sillar, de más de 40 kilos, para el dintel de refuerzo del hueco de la puerta.

L'ouet ya restaurado
Con la finalidad de sensibilizar a los excursionistas, se ha colocado una placa que dice: Antic observatori forestal “L’Ouet”. Cuideu-lo. Ajuntament d’Alzira. 2013. 
En breve, se repintará el interior con un mural explicativo del entorno, ya que se halla completamente cubierto de pintadas e, incluso en el transcurso de los trabajos, se ha comprobado que las agresiones no se han detenido, dañando las paredes recién pintadas.
Es una pena que haya gente con tan poco conocimiento y que dañen los valores culturales e históricos de nuestra ciudad. Tenemos que saber apreciar lo que tenemos e intentar conservarlo lo máximo posible, las inclemencias del tiempo no las podemos evitar pero los actos de vandalismo son mas que evitables, y hay que concienciar a la gente de lo que estos lugares nos ofrecen y nos han ofrecido durante toda la historia.

¡¡¡¡HAY QUE RESPETAR LO QUE ES DE TODOS Y MAS CUANDO ES UNA OBRA CON TANTA HISTORIA CON EL OUET!!!!!

miércoles, 25 de febrero de 2015

EL PERSONAJE. JOXE MIGUEL DE BARANDIARAN



Nació en Ataun, Gipuzkoa, el 31 de diciembre de 1889. Su afición a los estudios etnográficos y prehistóricos le convirtió en el discípulo más brillante de don Telesforo de Aranzadi, con quien realizó después, en compañía de don Enrique de Eguren, la mayor parte de las investigaciones arqueológicas y etnográficas que se han hecho en el País Vasco.

Miembro de una familia numerosa, en 1906 ingresó en el Seminario Conciliar de Vitoria, donde pasó los siguientes treinta años de su vida. Estudió francés, inglés y alemán y, en el Seminario, las carreras de Filosofía, Magisterio y Teología. Una crisis religiosa, en 1913, le empujó a marchar a Alemania, donde tuvo oportunidad de conocer al profesor Wundt, que impartía un curso sobre Psicología de los Pueblos en la Universidad de Leipzig.


Caserío de Perurena-Zarre de Ataun. Fuente: Koldo Mitxelena


Influido por el psicólogo alemán, vio que era imprescindible el estudio de la cultura de la propia tierra, de tal forma que decidió marchar a Bélgica y a Francia para ampliar estudios de Etnología, Antropología y Paleontología Humana en la Sorbona y en el Instituto de París.

Regresó al País Vasco, se ordenó sacerdote y hasta 1936 fue profesor en el Seminario Conciliar de Vitoria. Durante ese tiempo realizó diversos trabajos de campo junto a los catedráticos Telesforo de Aranzadi y Enrique de Eguren, investigaciones que comenzaron por una serie de excavaciones arqueológicas del castillo medieval de Jentilbaratza (Ataun) y los dólmenes de la sierra de Aralar.

En 1916 Barandiarán comenzó definitivamente sus investigaciones sobre la prehistoria y la etnografía vasca. En verano de ese mismo año descubrió en Aralar, en el lugar llamado Argarbi, nueve dólmenes prehistóricos. Así se formó el equipo de investigación prehistórica Aranzadi-Barandiarán-Eguren. Juntos trabajaron los próximos 20 años, hasta que la guerra de 1936 los dispersó.

Barandiaran en la cueva de Ekain (Deba), descubierta en 1969. Fuente: Koldo Mitxelena


En 1927 fundó las revistas Idearium y Gymnasium, dedicadas a la investigación socio-religiosa, y por estas fechas hizo su doctorado en Teología y Prehistoria. Fundó la Sociedad de Estudios Vascos, y su labor empezó a ser reconocida, lo que le hizo ser considerado por la intelectualidad mundial como uno de los puntales de la cultura vasca.

El estallido de la Guerra Civil española hizo que se viera obligado a exiliarse en Francia, lo que no le impidió continuar con sus investigaciones en el País Vasco Francés desde las localidades de Biarritz y Sara, donde estableció su residencia. Allí le sorprendió también la Segunda Guerra Mundial, durante la cual estuvo confinado durante algún tiempo en Normandía. En 1951, comisionado por el gobierno francés, realizó el censo de los monumentos megalíticos de este país y estuvo al frente de la Sociedad de Prehistoria.

Curso de Etnología Vasca en la Universidad de Navarra, 1954


Poco a poco las investigaciones realizadas anteriormente ascendieron a un plano científico. Fruto de este ascenso fueron las excavaciones sistemáticas emprendidas en cuevas y en monumentos megalíticos a lo largo y ancho de Euskal Herria: Santimamiñe, Lumentxa, Venta Laperra, y las cuevas artificiales de Treviño, entre otros, y los dólmenes de Aralar, Elosua-Placencia, Ataun-Burunda, Altzania, Urbia, Belabieta, Kalamua, Auritz, Aurizperri, Gomti, Aralar, Urbasa y Entzia. Además, para estudiar los materiales excavados, visitó museos en Francia, Suiza, Alemania o Austria, a veces en solitario, otras acompañado de Aranzadi.

Desde que regresó a España del exilio en 1953, para encargarse de la cátedra de la Universidad de Salamanca, Barandiarán fue objeto de numerosas condecoraciones y honores, entre las que cabe destacar la Medalla de Oro y el título de Hijo Predilecto de Guipúzcoa (1982). En 1989 recibió la Medalla de Plata de la Academia de la Lengua Vasca, creó la Fundación que lleva su nombre y, también ese año, el ayuntamiento de Vizcaya le nombró "Hijo Predilecto" y fue galardonado con la Medalla de Oro de Bellas Artes.

Joxe Miguel de Barandiaran en su casa


José Miguel de Barandiarán realizó durante esta última fase de su vida, hasta 1975, otro gran conjunto de campañas tanto en Gipuzkoa, como en Álava y Bizkaia, y emprendió de nuevo las investigaciones etnográficas dentro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, además de reanudar la publicación del Anuario de Eusko-Folklore. Creó el Atlas Etnográfico del País Vasco, y con el objetivo de llevar a cabo las investigaciones de campo, formó el Grupo Etniker de Navarra. Todos estos trabajos son coronados en el plano académico por tres Doctorados Honoris causa concedidos a José Miguel por las Universidades del País Vasco, Deusto (191986), y Complutense de Madrid (1987).

En 1988, Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos y José Miguel de Barandirán crearon una fundación cultural privada en reconocimiento a la ingente labor científica que había realizado éste: la Fundación José Migurel de Barandiarán. Fundación José Miguel de Barandiarám. Un año más tarde publicó la obra Mitos del Pueblo Vasco.

En 1990, el ayuntamiento de San Sebastián le concedió la Medalla de Oro de la ciudad. Cuando llegó a los cien años, Barandiarán (que se encontraba trabajando en la elaboración del Atlas etnográfico) fue objeto de un merecido homenaje que le ofrecieron diversas personalidades del mundo de la cultura y de las artes. En 1991 quedó finalista por segunda vez al Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales (la primera había sido en 1988), que, finalmente, fue otorgado al historiador vasco Miguel Artola.

Cumplidos 100 años, trabajó preparando una serie de investigaciones etnográficos llevadas a cabo años atrás en el pueblo navarro Ezcurra. José Miguel falleció el 21 de diciembre de 1991, cuando quedaban 10 días para que cumpliera los 102 años de edad.

martes, 24 de febrero de 2015

“El Molí Guarner” y “La Casa de la Llum”



Cerca del cauce del rio albaida, a su paso por el paraje natural municipal de La Cova Negra, encontramos en su lado izquierdo dos construcciones singulares, que se aprovecharon de la fuerza de sus aguas para la obtención de recursos; “El Molí Guarner” y “La Casa de la Llum”.


“El Molí Guarner”  es de las dos la construcción más antigua, y como su propio nombre indica, se trata de un molino hidráulico cuya finalidad principal era la de moler trigo para la obtención de harinas. La energía necesaria para el funcionamiento del molino se obtuvo mediante la desviación parcial de parte de cauce del rio a través de un canal, cuya fuerza activaba el funcionamiento de los engranajes del molino.

Cartel informativo del Moli Guarner


“La Casa de la Llum” se construyó en el primer tercio del siglo XX, junto al “Molí Guarner”, separada de este por un patio. Esta casa fue una pequeña central hidroeléctrica, que utilizo los conductos ya realizados anteriormente para trasportar el agua al molino. El agua llegaba a la casa por el canal y era reducido al pasar por un paso más estrecho hasta llegar a las turbinas, donde la fuerza del agua las hacia girar; Este movimiento rotacional conectado a un alternador o bobina es lo que hacía producir energía eléctrica.

La energía producida en esta pequeña central cubría las necesidades de una fábrica situada en Xàtiva llamada la Fábrica de Mompó.

Prácticamente desde los años sesenta, La Casa de la Llum dejo de funcionar y fue abandonada,  después sirvió como albergue de ancianos regentado por una monja hasta los años setenta, donde fue definitivamente abandonada.
Vista de la Casa de la Llum al fondo y el molino a la derecha


Los edificios quedaron abandonados y en muy mal estado, estando prácticamente semiderruidos por el paso del tiempo y el crecimiento de la naturaleza a su alrededor. En 2008 se inició un proceso de acondicionamiento del Paraje donde también se preveía la restauración de dichos edificios.

Actualmente están restaurados y en perfecto estado, dando cabida en su interior a nuevos espacios como son una aula verde en el caso del molino y un hostal-bar/cafetería en el caso de la Casa de la Llum, eso sí, cerrados al público, a la espera de un gestor que lo lleve a delante.




LA MINA DE OCRE

A unos 500 metros del túnel llegamos a una curva del camino desde donde a mano derecha se puede contemplar en la umbría de la montaña una gran oquedad natural conocida con el nombre de “Boca de la Ballena” o de “Cova de Bou”.Para acceder a ella tenemos que subir por una senda, es la zona de mayor dificultad de la ruta, aunque la mayoría de los visitantes, pueden subir sin ninguna dificultad.
En esta parte del recorrido hay innumerables leyendas de los lugareños, desde que se trata del ojo del diablo (debido a su ubicación estratégica con vistas a toda la bahía)
El enclave es mágico,otra de las leyendas de Serra Gelada,

Cuentan los marineros que en las Peñas de Arabí (como ellos llaman a Sierra Helada) existe un gran tesoro que, naturalmente, perteneció a los moros. En Albir, que en árabe significa pozo, se han encontrado muchas monedas, armas y joyas, pero el legendario tesoro está aún por descubrir. Según los marineros, en sus viajes por tierras argelinas, habían oído historias trasmitidas por los expulsado en 1609, que hablaban del tesoro de Sierra Helada. Según ellos, el tesoro se hallaba escondido debajo del pico más alto de la sierra, que naturalmente es el primero que recibe los rayos solares (de que me suena a mi esto).
Antes de llegar a la llamada “Boca de la ballena” nos encontramos con las minas de Ocre
Las primeras labores mineras en Serra Gelada fueron realizadas por los fenicios y, posteriormente, por los romanos. En tiempos modernos esta mina (Mina San Francisco) comenzó a explotarse a finales de los años 40 del siglo XX, manteniéndose su explotación, muy rudimentaria y artesanal, hasta finales de los 70.
El ocre es un tipo de arcilla con óxido férrico que le da ese color rojizo característico. Se utilizaba como pigmentación, podemos hacer una prueba cogiendo un poco de esta tierra y mojándola un poco en nuestras manos. Existen dos desvíos del antiguo camino del faro que bajan a las minas de Ocre. En la primera senda encontraremos varias cuevas rojizas donde se extraía el mineral, aunque recomendamos mejor bajar por la segunda senda, en la cual encontramos restos de las construcciones realizadas para el transporte del ocre. Este lugar también es muy popular entre los pescadores, al existir una pequeña cala que toma el nombre de la mina.
Su laboreo estuvo dedicado a la obtención de ocres que se destinaban a diversas fábricas de pigmentos y colorantes. En esta mina existe un predominio de ocres rojos sobre los de otras tonalidades. La denominación genérica “ocres” corresponde a mezclas de óxidos y/ o hidróxidos de hierro con arcillas.





SIERRA GELADA: LA PUERTA QUE ABRE EL MEDITERRÁNEO.

lunes, 23 de febrero de 2015

LA INFLUENCIA DE EL ENTORNO EN NUESTRA CONCIENCIA AMBIENTAL. En tributo ...

Es cierto que a lo largo de nuestra vida, en ella van influyendo de forma mas o menos significativa, la opinión de las personas de nuestros círculos mas cercanos, los medios de comunicación, las instituciones  o incluso algunas personas famosas, y de todos estos vamos cogiendo las ideas que mas nos gustan, con ello y aportando un poco de nuestra parte acaba por formarse nuestro carácter, nuestra forma de pensar, nuestra forma de ver las cosas o afrontar los problemas, etc…

En el caso de la conciencia ambiental, ocurre lo mismo, en nosotros van influyendo las instituciones, por medio de las acciones que puedan realizar, ciertos programas de los medios de comunicación, los grandes naturalistas que a lo largo de la historia han conseguido hacernos llegar sus opiniones e incluso hacernos cambiar o incluso en este caso también pueden influir las opiniones de las personas de nuestros círculos mas cercanos, pero esto no es todo, y es que nos falta el punto mas importante, la influencia del lugar en que vivimos y el medio que nos rodea.

En mi caso, nací en un pequeño pueblo de la provincia de alicante, Benilloba, un pueblo que en sus mejores tiempos, rondaba los 1000 habitantes, y de igual manera que ha ocurrido en el resto de poblaciones de pequeño tamaño, esta no iba a ser una excepción, y he podido comprobar como conforme yo iba creciendo cada vez éramos menos vecinos. 
Benilloba - Alicante
Pero bueno, no hay que ser negativos, y es que aun que se tengan menos lujos y la vida sea mas dura para la mayoría de los habitantes, que se dedican a la agricultura, hay ciertas cosas que no se pueden pagar, y es que el criarse desde pequeño tan cerca de la naturaleza, pudiendo disfrutar, nada mas salir de la puerta de casa, de ver a un grupo de jóvenes conejos correteando por el campo llegando incluso a pisar el asfalto, o incluso algún día con suerte, volver a casa al anochecer, encontrarse de cara con un astuto zorro que cansado de perseguir a los veloces y escurridizos conejos, se acerca a los limites del pueblo buscando alguno de los tantos residuos que generamos y que a él le puede evitar el tener que perseguir una comida que tanto le cuesta de conseguir,  o también el simple hecho de acercarse y disfrutar de las vistas de algunos parajes como el del “Molí del Salt” a escasos minutos del pueblo, o otros un tanto mas alejados como la sierra de Aitana o la de Serrella, son cosas que no tienen precio, y que junto a otras muchas cosas, hacen que con el paso de los años uno acabe amando a su pueblo, el entorno y la fauna que en el podemos encontrar, tanto como a su propia familia, y creo que será difícil que encontremos a alguien que no opine lo mismo.

Moli del Salt (Benilloba)
 
Acceso al molí del Salt

Y bien, como ya he dicho se puede amar el entorno y la fauna por el hecho de tenerla cerca y convivir con ella, pero  que puede hacerte ver los problemas que en estos existen y ¿qué hacer para repararlos o que al menos no empeoren?.

Pues no hay mejor solución que ver los problemas desde dentro o que le afecten a uno mismo.

Yo, en mi caso, soy cazador, si lo he dicho bien, CAZADOR, se que a la mayoría le parecerá algo repugnante, y a mi también me lo parecía, hasta que no se porque me acabó entusiasmando, pero la cuestión no es porque tengo esta afición, la cuestión es que la caza ofrece un medio para adentrarse aun mas en la naturaleza, permitiéndote en ocasiones observar escenas que ni en el mejor de todos los documentales, protagonizadas en ocasiones por los más grandes de nuestra fauna, jabalís, águilas, halcones, el gran búho real, etc…

Pero lo más importante, es que con el tiempo he podido comprobar yo mismo los problemas que existen, y es que algunos de los animales que he nombrado ahora, cuestan de ver cada día mas y sin embargo otros sin esfuerzo alguno acaban por constituirse en plaga debido a que tienen un número muy reducido de depredadores, y es aquí donde entra en acción el cazador, que ha de cumplir la función de controlar los niveles de población de unos animales, pero entender que otros han de ser respetados, ya que no causan daños sino beneficios.

Además de los desequilibrios que el hombre ha causado sobre la fauna, dando lugar a desequilibrios que hacen desaparecer especies y que otras se constituyan en plaga, el hombre también es el causante de los grandes problemas ambientales que a diferencia que los problemas que he comentado anteriormente, nos afectan a todos, vivamos donde vivamos, pero es en la agricultura donde más cantidad de los problemas nos pueden afectar, y como ya he dicho no hay mejor solución que ver los problemas desde dentro o que le afecten a uno mismo.

Además de cazador, también soy agricultor, dedicándole a esta actividad todo el tiempo que los estudios y otras actividades me permiten, y gracias a mi familia, en concreto a mi abuelo, con el que poco a poco fui pasando los años en la huerta y en los campos, viendo como el esfuerzo y el trabajo realizado se veía satisfecho al poder recoger el fruto de la semilla que yo mismo había sembrado, con el tiempo deje de verlo como un juego, para pasar a ver la agricultura como un trabajo, aunque a tiempo parcial, y es ahora, que aunque aun soy joven, ya no soy un niño, cuando me doy cuenta de que algo ha cambiado, veo sufrir al campo que no ha visto caer sobre él una gota desde hace meses y las lluvias siguen sin llegar, o de que cada día es más caluroso que el anterior, o que  ocasiones en ocasiones en pleno verano nos encontramos con unas temperaturas dignas de un día de otoño o incluso casi de invierno y sin embargo llega el invierno, pero las temperaturas siguen manteniéndose casi tan cálidas como en el verano.

En fin, esto que puede parecer un resumen de mi vida, no son mas que los motivos que me  han hecho amar  a la naturaleza y a la fauna , también me han permitido comprobar por mi mismo la cantidad de problemas que existen, que no los causa nadie mas que nosotros mismos y que por lo tanto si no somos nosotros los que ponemos soluciones, los problemas no se van a arreglar solos.

Así que con todos estos motivos, y con el lema:
No hay mejor forma de ver los problemas que vivirlos o que le afecten a uno mismo”


Invito a todo el mundo, pero sobre todo, a aquellos que aun que dispongan de otros lujos, no hayan tenido la suerte de nacer en un entorno en el que poder disfrutar de  las maravillas que la naturaleza nos ofrece, y también  a aquellos que a estas alturas, son incapaces de ver los problemas que nos acechan o que son incapaces de asumir su parte de culpabilidad sobre estos,  a que se acerque tanto al mundo rural, que está quedando abandonado, como a la fauna y a los entornos naturales, para poder vivir por uno mismo la infinidad de maravillas con las que la naturaleza es capaz de sorprendernos, permitiéndonos a todos, ser capaces de valorar lo que tenemos, ya que si no somos capaces de valorar lo que tenemos, nada nos importara perderlo, y acercarse a este mundo, me parece una bonita forma entender y valorar nuestro entorno, nuestra fauna y los problemas que les estamos causando tanto a ellos como a nosotros mismos.

Miquel Pérez Company