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lunes, 5 de marzo de 2018

Diario de Baztán 3: Verborrea

DIARIO DE BAZTÁN
Urdax - Elizondo (18,8 + 2)

Paisaje navarro.

Hablar de más, sin pensar, por hablar, por no callar.

Cuantas veces nos hemos arrepentido de haber dicho algo, sin saber ni el porqué. Cuantas veces nos hemos propuesto no hablar feo, no malgastar saliva, no criticar, pelar o bautizar al prójimo. Pero claro, si oímos sin escuchar, también hablamos sin pensar.

Agustín, con su txapela y su perro, hablaba. Con toda la buena intención del mundo, con ánimo de ayudar, incluso sin ánimo de lucro, pero hablaba y hablaba de más. Hasta el perro parecía estar acostumbrado a su perorata y cada vez que éste comenzaba a hablar, el pobre can se sentaba y bostezaba ya que su amo no controlaba aquello que construía su lengua sin atender al cerebro.

Agustín regresa tras acompañarnos hasta la salida del pueblo. 

Y tanto habló que las palabras dejaron de tener sentido por lo que a pesar de la insuperable descripción del itinerario de los siguientes 3 días, nos perdimos. 

Dicen que la abundancia mata el hambre, y en el caso de las palabras ocurre exactamente igual, cuando abundan, dejan de tener interés. 

Los primeros pasos del camino hacia el hermoso pueblo de Elizondo son cuesta arriba. Por suerte estamos a unos 2ºC, por lo que el agua de la pista y la nieve acumulada durante la semana no se han congelado.

Comienza a nevar a nuestro paso junto a una curiosa colonia de buitres posados sobre unos chopos. Ateridos, únicamente uno de ellos se aventura a alzar el vuelo. 

Colonia de buitres.

Ya he comentado en alguna ocasión que una de las cosas mágicas que tiene el Camino son sus silencios. Poder recrearse con la nada, con los sutiles sonidos del mundo, en la ausencia de la desvirtuada palabra. 

El paisaje comienza a cobrar sentido, importancia. Solo en mitad de este silencio, en el que incluso puedes oír el impacto de los livianos copos de nieve sobre ti, puedes escuchar la constante serenata de la naturaleza. 

Paisaje onírico.

Paso a paso oímos, descubrimos y entendemos lo que ocurre. Las huellas de un solitario animal en busca de alimento. Unas vacas embobadas a tu paso que un ganadero ha llevado hasta el prado por los mismo caminos de barro que ahora pisamos. El dibujo en piedra que alguien imaginó, esculpió y seguro, al finalizar, observó satisfecho. Una pared de piedra, parte del proyecto de vida del propietario de la finca, que miles de seres vivos estaban esperando para colonizar. La Eguzkilore o Flor del Sol, que alguien, con nuestros mismos sentimientos de superstición, esperanza, miedo..., ha colocado adornando sobre el dintel de la puerta. 

Las huellas se adentran en el bosque.

Pared de piedra colonizada.

Las vacas, atentas a nuestro paso. 



Es de gran tradición vasca la piedra labrada. 

La Flor del Sol adorna numerosos caserones de la región.

Transcurren los kilómetros, se suceden los esplendorosos paisajes, las imponentes construcciones de piedra, los ríos y riachuelos, los bosques y sus árboles, los paisanos y sus cultivos. Todo en silencio. Todo dice mucho. 

La pequeña villa de Maya nos ofrece un tranquilo bar en que comer al sol, en silencio, con uno mismo. ¿Habéis probado alguna vez? Seguro que sí, pero habéis disfrutado del momento siendo conscientes de ello? Un momento de sosiego, de un enorme bocata de tortilla campera con chorizo, de una buena y silenciosa compañía, solo con uno mismo y al unísono del mundo que te rodea. Los pequeños placeres que merecen la pena. 

Continuamos nuestro comino que ya toca el ecuador. El cielo amenaza lluvia, el sol muere tranquilamente y a su constante ritmo en el horizonte. Elizondo, a lo lejos nos da la bienvenida con música y fiesta, son los carnavales. Dejamos atrás lo auténtico y nos preparamos para meternos de lleno en el mundo de las mentiras piadosas, de las falsas apariencias, de las palabras vacías, o peor, malintencionadas, de los reproches, de los rencores, de tinta ácida y mala baba, de verborrea. 




... Díselo con un silencio. 


Jose Alemany

domingo, 4 de marzo de 2018

LA COVA DE FRESCORETA



Petrer, localización



La Cova de Frescoreta se encuentra situada dentro de Paisaje Protegido de la Serra del Maigmó y Serra del Sit, en término municipal de Petrer (Alacant). Es una de las varias casas-cueva que resisten al paso de los años en esta zona. La composición de los suelos, formados por materiales margosos y conglomerados, posibilitaron la construcción de este tipo de viviendas, excavadas en el sustrato geológico.





Tras la declaración del Paisaje Protegido en 2007, se planificó la puesta en valor del patrimonio rural, que, después de muchos años de abandono, se encontraba en una situación próxima a la desaparición. La Cova de Frescoreta junto con la Cova de Rosico y la Cova del Caco, son tres de las cuevas más representativas en este entorno.

Fachada principal
La Cova de Frescoreta data de finales del siglo XIX. Tras pasar por las manos de varios propietarios, en 1985 pasó a formar parte de los montes públicos, gestionados por Conselleria.

Se puede acceder a ella a través del Barranc del Dragó, desde la zona oeste, o bien desde la Xabola Forestal, dejando la pista norte del Sit a la izquierda y tomando una estrecha senda que nace en ese mismo punto.
Parte de la Cova con el Sit al fondo
La Cova, se puede dividir en dos espacios claramente diferenciados, la propia vivienda y el corral. Consta de dos habitaciones, un recibidor y otra sala con una chimenea. Entre sus elementos mejor conservados se puede destacar el “forn” con bóveda semicircular construido con ladrillo. Otro elemento interesante es el “aljub” de planta circular, aunque se encuentra prácticamente derruido.

La zona de la cuadra, conserva aún los pesebres donde se alimentaba a los animales y varios habitáculos donde se les cobijaba. Alrededor se pueden observar pequeños bancales abandonados, donde aún sobreviven algunos debilitados almendros, entre matorral y pino.
Aljub, semejante a los Paus de Neu
Es una típica construcción que denota la ocupación del espacio rural en otros tiempos, en los que el ser humano, se integraba en la naturaleza con modos de vida más sostenibles y respetuosos con el medio.

Bibliografía:
García Pereira, Ramón. Documentación y Recuperación del patrimonio etnológico en la Serra del Sit de Petrer. Revista Festa 2010.
Imágenes: Elaboración propia