Me gustaría invitar a todo el
mundo a visitar el Valle de Benasque, situado en la provincia de Huesca, ya que
es capaz de cautivar a cualquier persona que se adentre a descubrirlo,
destacando sus costumbres, su folklore, su arquitectura, su gastronomía y cómo
no, su entorno, un paraíso paisajístico de incomparables bellezas naturales con
una gran variedad de fauna y vegetación con especies de tipo mediterráneo,
eurosiberiano y alpino.
Este valle está ubicado en la
parte más oriental de Aragón, en los Pirineos, limitando con Francia. La cabeza
del valle es la Villa de Benasque, situada en la margen izquierda del río Ésera,
a 1.138 m. de altitud y tiene una población de unos 1.700 censados en el
municipio, siendo su actividad económica principal el turismo, que ha permitido
que sea este valle uno de los que no ha perdido población, gracias a haber
sabido diversificar sus ofertas.
Este valle forma parte del Parque
Natural de Posets-Maladeta declarado en 1994, situado entre los 1.500 y
los 3.404 m. de altitud y alberga el mayor número de cumbres que superan los
tres mil metros de altitud, entre ellos los Malditos (3.350 m.), la Maladeta
(3.308 m.) y el pico más alto del pirineo, el Aneto (3.404 m.).
Su orografía está marcada por sus
grandes montañas, las morrenas, los ibones (lagos de montaña), glaciares e
importantes formaciones rocosas de origen kárstico, destacando su belleza
paisajista con sus profundos y frondosos valles, rodeados de cascadas de aguas
y barrancos espectaculares.
En el parque existen 20
glaciares, de los cuales 13 han sido declarados Monumentos Naturales, destacando
el más grande, el Glaciar del Aneto con una superficie de 100 Ha.
En este valle se halla situada la
estación de esquí Aramón Cerler siendo la estación más alta del Pirineo
aragonés, galardonada con el “Spain Best Ski Resort” en varios años, reconocida
como una de las 24 mejores estaciones del mundo, ofreciendo multitud de servicios
para los amantes de la nieve.
Mapa del Valle de Benasque. Mapa de la Ball
de Benás.
Es
obligatorio conocer los Pirineos: en invierno cuando la nieve suaviza con su
tapiz blanco todas las cosas y parece convertir los picachos en blanquísimo algodón. En
primavera, cuando la primavera juega como un niño y viste las montañas con
colores que superan nuestra imaginación. En verano sus azules cumbres se
confunden con el firmamento azul y no sabes dónde termina la tierra y comienza
el cielo.
Y en otoño
cuando sus bosques se tiñen de un color de oro viejo.
“Leyendas del Pirineo”
Rafael Andolz
Con las siguientes entradas descubriremos algunos espacios de este maravilloso lugar:
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