jueves, 4 de agosto de 2016

2º Preparando la extinción de las especies. ¿Cuántos osos más?

Nuestro segundo día de vacaciones en Pirineos, sigue todo igual de verde pero el sol a primeras horas de la mañana ya amenaza con un día de bochorno como el que ayer nos sorprendió a nuestra llegada.

Hoy tenemos preparada una ruta bastante atractiva a priori con algunas de la joyas patrimoniales que guardan estas grandes montañas, las montañas que durante años nos han convertido en una “isla” para algunas de las especies, nos quedaremos fuera del parque nacional (muy cerca a sus limites) en el municipio de Tella, un pueblo con presencia humana milenaria tal como lo demuestra el dolmen que nos encontramos a nuestra llegada, pero además cuenta con muchos recursos patrimoniales como la ruta de las ermitas románicas, la cueva del oso cavernario y su museo (un pequeño pero atractivo centro de interpretación de donde parten las visitas guiadas).

Nuestra primera atracción del día la cueva, tenemos que seguir al guía y a nuestros compañeros exploradores por una pista hasta las inmediaciones de la cueva, este yacimiento está considerado como el más alto (1.600 metros de altitud) el más alto de Europa Occidental, un yacimiento de una especie que desapareció hace 9.000 años y unos restos que están datados de hace aproximadamente 30.000 años. Lo cierto es que la experiencia tanto de la visita como de la interpretación del guía valen la pena, los restos óseos encontrados son de 36 osos diferentes ¿pero cuántos no han sido encontrados?, hagamos una pequeña reflexión del tema.



¿Por qué desaparece o se extingue el oso cavernario (según los estudios un primo de nuestro querido y escaso oso pardo)? Todo indica que las principales causas fueron el cambio climático y la presencia del ser humano. Si lo sabemos, por qué seguimos insistiendo, Pirineos a 35ªC en julio y prácticamente es imposible encontrar la presencia del primo del oso cavernario, el oso pardo de los pirineos. Igual dentro de unos cuantos miles de años otras personas visiten otras cuevas de restos fosilificados de las especies que poco a poco vamos eliminando en la actualidad.
Afortunadamente esta sensación de derrota y culpabilidad fue rápidamente contrastada por el elegante y atractivo vuelo del quebrantahuesos Gyapaetus barbatus o buitre barbado), especie que aunque en los últimos años ha remontado el vuelo sigue estando amenazada en Europa.

Después todo nos invitaba a recorrer un itinerario de dificultad baja que parte desde la misma población de Tella, un itinerario muy recomendado para las familias con una leyenda curiosa, parte el camino circular de la Iglesia de San Martín y visita tres Ermitas de planta románica, aunque se sabe que en el momento de máximo esplendor Tella llegó a contar con siete iglesias. Todo el territorio de los pirineos es muy rico en leyendas y mitología, especialmente relacionada con las brujas, así que ha llegado hasta nuestros tiempos un refrán popular “Tella, Dios nos guarde de ella”. Así que es muy posible que estas 3 ermitas se consagraron y construyeron estratégicamente para establecer un anillo protector contra las brujas.

Es hora de comer, cerca nos han recomendado un restaurante de comida casera y situado en un entrono único, el Hotel de montañaLamiana, tuvimos que reservar ya que es un lugar con bastante aceptación, una terraza con unas vistas increíbles, una comida aceptable y un precio razonable, en definitiva un lugar recomendable para el día elegido para este valle.

Aunque nos sigue amenazando el calor nos queda una última visita en la zona, tal como antes hemos indicado el valle de Escuaín es rico, otra ruta corta que parte desde las inmediaciones de la población de Revilla. Sendero de los miradores de Revilla, considerada como una de las mejores zonas para la observación del quebrantahuesos de toda Europa, lo que es cierto es que nuestras horas no eran las apropiadas pero aún así pudimos disfrutar una vez más del vuelo de otro ejemplar y esta vez muy cerca de nosotros, como si nuestra presencia no le importara.


Reflexionemos, que las huellas y pistas del pasado que nos muestra la naturaleza nos ayuden a no cometer los mismos errores en el presente.

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