Todas las empresas siempre mostramos la parte
amable de nuestro trabajo pero hay otra...
EL LADO OSCURO DEL EMPRENDIMIENTO
Cuando supimos que éramos una de
las 30 empresas seleccionadas para realizar el itinerario emprendedor del
Ayuntamiento de Valencia, nos emocionamos. Supimos que nuestra idea era buena y
que merecía una oportunidad. Durante dos meses estuvimos asistiendo a clases
para aprender a preparar un Plan de empresa, tan necesario para tener claro
cómo será tu negocio. Y nos alegramos mucho cuando supimos que éramos uno de
los 10 proyectos ganadores.
Nadie nos dijo todo lo que
conllevaba. Igual os ayuda conocer los antecedentes: ¿qué ocurrió antes para
llegar a esta situación?
Trabajé durante 4 años en una
consultora ambiental. Por cuestiones de salud, en mayo de 2010 pedí una excedencia,
que me fue concedida. Pero cuando acabó el plazo de la excedencia, la empresa
ya no necesitaba de mis servicios, o eso decía. Así que me quedé en un limbo
administrativo, no estaba contratada pero tampoco había sido despedida. Empecé
a estudiar oposiciones de profesora de secundaria. En 2011 me presenté en
Cataluña y ni siquiera pasé la prueba de idioma, parece ser que en ese momento
para los catalanes, el valenciano y el catalán eran diferentes lenguas. En 2012
decidí presentarme en Andalucía, pero el gobierno central pensó que esta
comunidad no estaba para tanto gasto y cancelaron las oposiciones poco tiempo
antes del examen. Otro fracaso. Ese verano pensé mucho y comencé a forjar una
idea: crear una empresa de educación ambiental.
Tenía claro que debía ser
original y que el teatro iba a formar parte de las actividades.
En septiembre me concedieron un
premio de emprendedores verdes de Bancaja por mi idea. Estaba ilusionada.
Mientras, Alberto había sido
despedido de la consultora ambiental y hacía cursos y más cursos. Y yo también.
Muchos fueron en el CEMA Ventamina. Le presenté mi idea a Isabel, la directora,
y le encantó. Así que en marzo de 2013 empecé mi aventura empresarial. Aunque
hasta octubre no existió Calderona Viva como tal. Durante los ocho meses de
autónoma las cosas no fueron fáciles, pero en octubre se complicaron mucho más.
Seguro que muchas de las
dificultades surgieron de nuestra inexperiencia, pero otras han sido piedras,
rocas, que hemos tenido que escalar o esquivar o incluso picar.
Montar la empresa fue una odisea,
abrir una cuenta en el banco, algo imposible, tenerlo todo listo para cumplir
los plazos exigidos por la beca, complicadísimo.
La beca estaba envenenada. Para
cumplir los requisitos tuvimos que darnos de alta de autónomos los dos socios y
en enero subieron la cuota. Y ahora, al hacer la declaración de la renta, la
beca ha disminuido en casi 800 €. Lo que en un principio pensábamos que nos iba
a ayudar a ir más desahogados, nos ha estrangulado más.
Pero seguimos, no íbamos a
rendirnos tan fácilmente.
¿Creéis que nuestros únicos
problemas han sido administrativos? Suma y sigue.
Parece que realizar rutas en la
naturaleza sea algo sencillo. Quedas con la gente, te encuentras con ellos y
camináis. Nada más lejos de la realidad burocrática.
Un ejemplo. El Puntal dels Llops no
está dentro del Parque Natural, pero al ser un yacimiento arqueológico
pertenece conjuntamente al Ayuntamiento de Olocau y al Museo de Prehistoria de
Valencia. Pero el camino que sube está dentro de terreno militar. Así que para
poder realizar algo tan sencillo como caminar por el monte hasta el Puntal y bajar,
necesitamos el permiso de tres instituciones públicas. Con todo lo que eso
conlleva, tiempo dedicado, papeleos, disgustos. Parece que lo vamos a conseguir
pero nos va a costar suspender una ruta y luchar mucho.
Después de todo esto os estaréis
preguntando... ¿Vale la pena?
Si vierais la cara de los niños
cuando conocen a Sángana, uno de los personajes de nuestras rutas...
Olvidaríais la pregunta y os pondríais a preparar la siguiente.
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