TRIBUTO
AL GAUCHO
La
vida del gaucho es una filosofía propia, hecha de raíces profundas de arraigo y
respeto a la tierra que le cobija. El gaucho argentino es el icono que representa la
tradición y las costumbres rurales. Su origen es el mestizaje del descendiente
europeo y los pueblos amerindios, por eso el criollo tiene una conexión tan
fuerte con la tierra.
Mi
motivación para presentarlos hoy aquí, radica en el hecho de que yo misma vengo
de esa tierra y he convivido con ellos, gracias a que mis padres quisieron
mostrarme la gran riqueza cultural de la zona pre-andina y andina de las
provincias de Mendoza y Malargë, una parte que queda ajena al ojo del turista.
Siendo una entusiasta compañera de
viajes de mis padres desde pequeña, he recorrido zonas de grandísima belleza
salvaje, y después de largas jornadas de viaje por lugares sin camino, hemos
sido recibidos con gran cariño en “Puestos”
(casas) de algún amigo gaucho, como “El lechuzo”, “Los pajaritos” el puesto de
“Los Gómez”, el de “Agua de los machos”, “Doña Lidia” o “Los Moya”, entre
otros.
En
estos viajes que atesoro, he sido testigo de la gran conciencia que estas
gentes tienen de respeto al medio que
les sustenta. Estas familias me han enseñado lo duro que es el trabajo del trashumante,
el tiempo de la cría, el rigor de las frías temperaturas de alta montaña, el
sol picante de medio día sin más sombra que el sombrero; pero también me
mostraron el reconfortante sabor del mate alrededor del fogón, la emoción y
belleza de dormir “al raso” sin más techo que el inmenso cielo, donde casi
puedes tocar con la nariz las estrellas por la ausencia total de contaminación
lumínica. He escuchado también historias y anécdotas de su oficio, sus valores
y creencias espirituales, sus reclamos de derecho y reconocimiento, por ser
depositarios de una cultura ancestral, que poco a poco va desapareciendo.
Puesto de Doña Lidia, Punta del Agua.
Fogón de piedra, Puesto Agua de los Machos
El gaucho y la china – así se denomina a su compañera – se ven obligados a dejar a sus hijos en edad escolar por largos meses en escuelas de poblados muy lejanos, mientras, en medio del desgarro de no poder verlos, juntos hacen carne y patria este estilo de vida. El gaucho armado de su caballo, sus fieles perros, su facón y su guitarra, arrea, doma, marca, piala, canta; la paisana, hila y teje el grueso abrigo del invierno, cocina en el fogón de piedras y tierra, amasa el pan y las tortitas al rescoldo de su duro trabajo. Completamente ligados a los ritmos de las estaciones, sin generar gases de efecto invernadero, tan solo cuando deben bajar a algún poblado en busca del médico, o por suministros, con suerte, una o dos veces al año, en algún transporte diferente al caballo; construyendo sus viviendas con materiales naturales del mismo lugar, calefaccionándose solo con leña, bebiendo agua de manantiales, alumbrándose con velas o placas solares en el mejor de los casos, confeccionando ellos mismos muchas de sus herramientas, haciendo uso de las plantas medicinales del entorno, conforman un sistema y filosofía de vida autosuficiente, en medio del inmenso campo.
Su carácter conmovedoramente humilde, que los hace tan grandes, la bondad y solidaridad de tribu, hace de ellos verdaderos ejemplos en el cuidado de la tierra, sus recursos, sus gentes, sus valores y costumbres, en definitiva, su folklore. Y es que su visión social, activista y reivindicativa del deber de cuidar de la tierra, los impulsa a poner en valor su cultura; a veces, peregrinando como troveros por todo el territorio, de pueblo en pueblo, en fechas de fiesta, usando como herramientas su canto, su verso y su fuerza de lucha en la “payada”, con la que hace de su resistencia, un ritual para remover conciencias, impeliendo siempre a quienes le escuchan, a conocer sus raíces, porque él sabe que el hombre no puede amar lo que no conoce.
Gaucho
preparándose para la payada.
El
gaucho es quizás el mejor exponente de educador socioambiental nato y natural,
el más capacitado y versado para tan sagrada misión de proteger el “Todo que le
rodea y le habita en cada célula”, no por colgar títulos en su pared, sino por
hacer carne cada gramo de tierra, cada hierba del campo, cada helada fiera,
cada tiento anudado, acompañado de la
omnipresente e inmensa soledad de vivir donde pocos resisten, a cambio, gaucho
y paisana, viven empapados de libertad y fuerzas, para seguir enseñando con su
ejemplo que cuidar del medio ambiente, de su cultura, de sus sistemas de
creencias, es la base para una verdadera educación colectiva que nuestro planeta
necesita con urgencia.
Y
es que nuestro mundo tiene muchas personas versadas en distintas disciplinas
necesarias y muy importantes, pero muchas veces muy alejadas de la tierra y de
la sensibilidad hacia la vida, que solo Ella puede enseñarnos si nos acercamos
con un corazón abierto y una mente humilde. De nada sirve el conocimiento si no
tiene corazón, cada vez parece más difícil religarlos, no porque hayamos perdido
la capacidad de sentir emoción, sino porque se requiere de mucho valor para
mostrarlo cuando no es lo que una sociedad enajenada de sí misma espera de
nosotros. Es por eso que gauchos y chinas, o cualquier pueblo originario
depositario de sabiduría ancestral que alce su voz para defender, proteger y
poner en valor sus saberes y entornos son tan valiosos. Sin duda mucho nos
queda por aprender de ellos y ellas, porque nadie más nos hablará con más amor,
pasión y compromiso del cuidado de la tierra y de su equilibrio.
Mi
más sincero y sentido respeto a todos ellos, los que estuvieron y los que aún
resisten. Rindo este sencillo homenaje a todos los guardianes de la tierra y contadores
de historias de los que pocos hablan.
Juan Pablo Viscardo (1797), Carta a los Españoles Americanos, Revista Histórica, tomo VIII
Para quien quiera saber más del gaucho y su mundo, consultar los siguientes enlaces y bibliografía:
“Arreo” película documental. Acompaña a los Parada, una carismática familia de gauchos trashumantes de Malargüe, durante un arduo arreo de cabras en plena cordillera de los Andes. En medio de ese imponente paisaje, Eliseo, Juana, José Abel y Facundo reflexionan acerca de cómo el “progreso” amenaza su subsistencia. En el camino, emergen la esencia y belleza de la vida rural en altura. Una historia reveladora y refrescante sobre nuestra gente de campo, contada, cantada y recitada en primera persona, “para que lo sepan los de la ciudad”.
https://www.youtube.com/watch?v=DlI9xZchGZU
“Payada Pa´ Satán”. Cortometraje animado
de un gaucho que denuncia la megaminería de su región.
https://www.servindi.org/actualidad-videos-radioteca-videos/23/02/2016/no-se-pierda-video-animado-sobre-la-megamineria
“Polvareda de un trovero”. Película
documental.
https://www.youtube.com/watch?v=xOacmfuYHBQ
“Oficio”. Saúl Huenchul
https://www.youtube.com/watch?v=EC-74DmLqwA
“Herencia pa´un hijo gaucho”. José Larralde.
Es una buena muestra de los valores del agaucho.
https://www.youtube.com/watch?v=GtnlkZfUDMc
“El payador perseguido” Atahualpa
Yupanqui
https://www.youtube.com/watch?v=QYnodzuP--A
“Permiso”. José Larralde.
https://www.youtube.com/watch?v=gHoRAC4s9Us
Literatura gauchesca:
“Martín Fierro”. José Hernández
“Don Segundo Sombra”. Ricardo Güiraldes
No hay comentarios:
Publicar un comentario