Hasta no hace mucho tiempo, cuando la administración decidía proteger un
espacio natural, los habitantes del entorno se llevaban las manos a la cabeza.
Para ellos sólo les suponía restricciones o cambios en sus formas de proceder
al explotar los recursos naturales del territorio.
Sin embargo, esta visión se va transformando poco a poco. Además del
efecto positivo ambiental, que supone la protección, estos lugares aportan beneficios
para la salud y constituyen una nueva fuente de empleo. Esto último, está
llevando a cambiar la forma de entenderlos, no podemos olvidar que están
ligados a medios rurales, donde las posibilidades de empleo son limitadas.
Para que funcionen como buenos elementos dinamizadores del entorno, hay
que potenciar todos los sectores que se dan en el medio rural. Es necesario seguir
apoyando actividades como la agricultura o la ganadería, para que funcionen de
forma compatible con la conservación del medio natural. Pero, al mismo tiempo,
se les tiene que ofrecer alternativas compatibles con la conservación, que
contrarresten las restricciones y les permitan tener una buena calidad de vida.
Explotación ganadera de una dehesa |
La protección del espacio, independientemente de la categoría que se le
dé, es algo similar a una marca de calidad que atrae a visitantes, por ello se
les considera como un motor del turismo de la zona. El aumento en el volumen de
turistas, crea una necesidad que ante no existía, o que se manifestaba de forma
leve. En los últimos años, hemos visto cómo han ido aumentando el número de
plazas de alojamiento, los locales tradicionales dedicados a la restauración, negocios
para la comercialización de productos artesanales o empresas ligadas al turismo
activo y de naturaleza.
Costa Dulce de Orellana |
El primer paso, ha sido el dar a conocer a los habitantes del entorno el
valor de lo que tienen. Así es más fácil implicarlos en su conservación y que se
conviertan en parte activa del desarrollo. En segundo lugar, hay que darse a conocer a los demás, promocionándose
en ferias y eventos, tanto a nivel nacional como internacional. Para conseguir
este objetivo, han sido decisivas las labores de comunicación y divulgación que
se hacen desde la administración relacionada con el propio espacio, u otras que
trabajan en el ámbito del desarrollo rural de estos territorios.
El turismo es una actividad con una marcada estacionalidad, que se ha
visto reducida con la puesta en marcha de los programas y estrategias de
desarrollo específicos, que ha permitido planificar de forma adecuada la oferta
a la demanda de la sociedad. En esta labor de divulgación ha sido muy
importante el potencial de las nuevas tecnologías (webs oficiales, portales turísticos
o redes sociales), que permiten mantener informado, de forma más actual, al
visitante.
Ante
este panorama de bondades y posibilidades, no podemos olvidar el fin principal
de conservación. Si hoy tenemos algo merecedor de protección, es porque antes
lo hemos guardado, por tanto, su explotación siempre tiene que ser de forma
sostenible, en caso contrario no tardaríamos en destruirlo.
Maria José Moreno Gutiérrez
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