viernes, 22 de mayo de 2015

Ordesa, un siglo de protección. Parte 2



Collado de Vió

Alrededor del Parque Nacional existe un mosaico de pueblos que le confiere un marco humanizado. Los pueblos desde los que se accede al Parque muestran sus casas de arquitectura típica del “Alto Aragón” con algunos tejados aún de losa de arenisca, muros gruesos de piedra, chimeneas troncocónicas coronadas por el “espantabrujas” una piedra con la que se remata dicha estructura, y cocinas con cadieras, bancos de madera alrededor de un fuego central.
Casa Ruba (Fanlo)

Casa Ruba (Fanlo)
Pero ha sido la mano del hombre la que ha ido modelando estos paisajes a la largo de los siglos creando laderas, terrazas y bancales o fajas donde cultivar y recoger la hierba, que hoy a penas se distinguen cubiertas de bosque, pequeñas presas y molinos para aprovechar la fuerza del agua, o mallatas para la pernocta del ganado y el pastor. 



El uso de los pastos ha cambiado dando lugar a zonas con sobreexplotación por sobrecarga ganadera y transición al ganado vacuno, mientras que otras zonas empiezan a degradarse por el abandono del aprovechamiento
Zona de pastos en el puerto de Fanlo
Pastos en el puerto de Fanlo
Los cambios institucionales y las reformas liberales del pasado siglo afectaron de una forma crucial a las economías pirenaicas y se inició ya a finales del siglo pasado el desmantelamiento de la economía tradicional que estaba basado, fundamentalmente, en una economía pastoril y ganadera donde se llevaba a cabo la trashumancia descendente. La difícil orografía que presentan los valles altos impedía el cultivo de forma extensiva del cereal. Desde la Edad Media hasta mediados de este siglo, cada casa se comportaba como un núcleo con funcionamiento autónomo donde se consumía lo que se producía.

Ballibió o el Valle de Vió, es un valle alto, con una marcada despoblación donde todo se mueve a ritmo de vaca. Varios pueblos forman el valle, siendo Fanlo el que mayor altitud presenta (1342m). Es el invierno la estación más dura y solitaria. El silencio es profundo y denso y las jornadas se ven impuestas por la presencia de nevadas más o menos copiosas. El viento forma “turbios” (remolinos) en los campos mientras sólo el humo de las chimeneas muestra cierta humanidad. Se oyen los perros que, asustados, le hacen los coros al aire que se cuela  por las rendijas de las ventanas mientras la generación que ha visto el nacimiento del Parque Nacional, con la voz ya quebrada, va desapareciendo. Y es que, hasta la muerte tiene aquí un paso más lento, como si le diera pereza tomar el empinado camino que tiene que superar hasta llegar a este valle colgado entre altas montañas e imponentes quebradas. La primavera hace su aparición esperada por los pocos vecinos que empiezan a salir de sus casas para disfrutar de unas temperaturas más amigables y del brillo de las hojas nuevas en los árboles. Dejamos atrás la vida en blanco y negro y damos paso a los colores intensos. Las esquilas de las vacas se dejan oír en los campos próximos al pueblo. 
Nerín es, a través de la pista de las Cutas, el acceso a los pastos altos, "al puerto". Es una pista de uso restringido con salida a Torla. Cuando la meteorología lo permite, un servicio de autobús que parte de Nerín y unas furgonetas 4x4 que salen de Torla, nos conducen por los miradores que jalonan la pista y nos sitúan, a vista de pájaro, sobre el valle de Ordesa. El autobús tiene un servicio de montañeros que nos deja en el primer mirador (Cierracils) a primera hora de la mañana;punto de partida de numerosas excursiones de alta montaña, pues nos encontramos ya a más de 2000m de altitud. Partiendo de este mirador, podemos coronar la cima de Monte Perdido en una jornada sin necesidad de hacer noche en tienda de campaña o en el refugio de Góriz.

Refugio de Góriz
 Vió y Buerba están situados al sur de la embocadura del Cañón de Añisclo. Con excepcionales vistas, Vió es un pueblo con un encanto especial. Podemos visitar la iglesia parroquial que está situada en una pequeña plazoleta. Data del siglo XII y llaman la atención las hechuras lombardas de su cabecera por lo infrecuentes en esta zona. En el s. XVI, se añadieron capillas laterales y una torre adosada al muro de poniente.En el centro del ábside, un ventanal de doble derrama y encima de éste once arquillos ciegos al modo lombardo, apeados en ménsulas lisas menos una, la situada al norte del ventanal, decorada con una cara humana. Bajo la cornisa, remata los arquillos un friso de esquinillas. Dos lesenas marginales completan el ábside.
En el interior, podemos contemplar la réplica de las pinturas del ábside, pues las originales se encuentran en la catedral de Barbastro. 




Varios establecimientos hoteleros y de restauración se distribuyen por el valle, así como casas rurales: Nerín, Buerba, Vió y Fanlo.
La “banda ancha” el 4G, las tiendas…son cosas que el viajero no puede esperar encontrar en el valle.  Ha de ser previsor y coger lo imprescindible porque aquí sólo encontrará una naturaleza salvaje que va ganando terreno al esfuerzo del hombre por mantenerla “a raya”.
 Ballibió es un lugar sin prisas, sin necesidades absurdas donde uno aprende de nuevo a mirar a su alrededor y en su interior. 
Fanlo


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